Zozocolco: eco del llamado a la solidaridad
Por: Mario Evaristo González Méndez
El Huracán Grace fue un evento meteorológico que se desarrolló en el Atlántico entre el 13 y 21 de agosto de 2021. Impactó en la costa centro-norte del estado de Veracruz, dejando a su paso destrucción, necesidades materiales, angustia y dolor en muchas familias.
Los noticieros locales y nacionales daban cuenta de la ruta que seguían los efectos de este huracán y reportaban los daños que se sucedían: inundaciones, deslaves, derrumbes, desbordamiento de ríos y lagunas, afectaciones en viviendas y cientos de personas que perdieron su patrimonio y quedaron vulnerables ante los efectos que trae una desgracia como la que se relata.
Muchas localidades de los municipios del centro y norte del estado de Veracruz padecieron la crudeza de este evento. Ante la emergencia, la ayuda se hizo necesaria y urgente, por esa razón diversas iniciativas convocaron a la ciudadanía a colaborar con víveres y otros recursos para hacerlos llegar a aquellas zonas con más afectaciones.
Supe, por medio de familiares, que el municipio de Zozocolco de Hidalgo, Veracruz, fue azotado con brutalidad por los ventarrones y lluvias torrenciales de esos días provocando la pérdida de las cosechas: maíz, pimienta, vainilla, café, entre otros, que son la fuente principal de ingresos en aquella región de la sierra del Totonacapan.
Llegaron imágenes de casas destruidas o destechadas, derrumbes o deslaves que cerraron los caminos y dejaron incomunicada a la población. Durante varios días no hubo servicio de energía eléctrica ni red de telefonía, la conexión a internet era intermitente. Se reportó que la ayuda gubernamental no llegaba y ni siquiera se consideraba al municipio en el reporte de daños, fue días después que el gobierno dirigió su atención a aquella zona.
Con algunos amigos organizamos una colecta de víveres, aquí en Xalapa, para apoyar a nuestros hermanos de aquél municipio; agradezco la generosa colaboración de tantos buenos amigos. Todos sumaron: algunos compartieron de lo que había en su despensa; otros hicieron un donativo monetario que se usó para comprar azúcar, frijol, aceite, arroz, galletas y leche; hubo quien hizo llegar ropa, sábanas, cobijas, calzado; y muchos más, ofrecieron la riqueza de su oración, que para quienes compartimos el don de la fe lo valoramos como la fuente de todo acto amoroso de solidaridad.
Lo colectado se hizo llegar a través de personal del DIF municipal de Zozocolco, quienes vinieron en una camioneta de uso oficial para cargar los bienes compartidos y hacerlos llegar a las familias que lo requieran.
En esta situación y, me atrevo a decir, en todo acto de solidaridad, no caben cálculos ni sospechas mezquinas que demeriten la comunión que se establece entre unos y otros. Hay mucho por hacer, no ha sido el único lugar afectado y ya lo advertía el Divino Maestro: «a los pobres siempre los tendrán» (Mt 26,11), proclamando así el llamado constante a manifestar el amor en actos concretos de generosidad que nos reconocen iguales en dignidad y hacen de la caridad un lazo de comunión fraterna.
¡Gracias por su ayuda!