Viajar para aprender
POR: Mtra. Irasel Negrete Ronzón
«Invertir en viajar es invertir en uno mismo».
Matthew Karsten
Leer esa frase me inspiró para escribir la columna de este mes y es que cuando viajamos, nos transformamos debido a que cada viaje es una aventura que trae consigo experiencias que generan nuevos conocimientos que nos van a enriquecer en todos los aspectos de nuestra persona.
Estoy segura de que todos poseemos recuerdos de viajes en los que podemos reconocer lo aprendido, dichos aprendizajes irán variando dependiendo de la etapa de la vida en la que nos encontrábamos pues hay varios factores que van a incidir en nuestra memoria (emociones, contexto, concentración, estrés, compañía, entre otros).
En mis recuerdos de la adolescencia tengo muy presentes los viajes que hacía cuando pertenecía a la Selección Estatal de Nado Sincronizado (actualmente Nado Artístico) en donde debí aprender a manejar el presupuesto que llevaba para los días que estaría fuera de casa, ¡quien diría que en un viaje se aprende más de educación financiera que en la escuela!, es decir, al viajar nos renovamos, acertadamente dice el proverbio chino: “Quien regresa de un viaje no es la misma persona que partió”, así que a continuación abordaré algunos de los aspectos que considero que nos modifican durante los viajes porque si bien existe un turismo educativo que busca potenciar nuestros conocimientos a través de viajes de estudio ya sea para perfeccionar algún conocimiento de un campo específico, aprender algún idioma, ir a un entrenamiento deportivo o emprender una carrera profesional, cualquier viaje nos va a transformar.
El impacto de un viaje tal como lo mencionaba arriba estará condicionado por nuestra edad, madurez e intereses pero considero que hay aprendizajes en los que todos podemos coincidir como por ejemplo que al viajar aprendemos a investigar ya sea sobre las actividades que podemos realizar, el clima que prevalecerá, las atracciones que existen ahí y la distancia a la que se encuentra de nuestro punto de partida (por mencionar algunos), aprendemos también a planear, a adaptarnos y a ser flexibles pues vamos comprendiendo que aunque tengamos una visualización de lo que queremos hacer, siempre suceden imprevistos a los que debemos enfrentarnos y ante los cuales deberemos tener una postura abierta, flexible y orientada a la resolución para seguir disfrutando de la experiencia, y especialmente cuando no hayamos podido resolver adecuadamente algún imprevisto, sucede el aprendizaje y generamos nuevas habilidades que surgen dentro de la improvisación a la situación, dentro de este aspecto, también se encuentra el hecho de aprender a decidir con autoridad, a ser seguros de nosotros mismos y a desarrollar ese espíritu aventurero reduciendo el miedo a lo desconocido que, con el tiempo a lo mejor esa sensación de ansiedad generada por la incertidumbre se vuelva agradable y atractiva.
Cuando emprendemos un viaje al extranjero, nos enfrentamos a ese choque cultural que nos da la oportunidad de reflexionar sobre nuestras costumbres, normas, hábitos y valores, por lo que regresamos con significados distintos a los que llevábamos al principio porque volvemos con una visión crítica de nuestra propia cultura con la libertad de cambiar o decidir seguir siendo los mismos pero con un conocimiento nuevo.
Al viajar aprendemos a ser más sociables, a comunicarnos con mayor eficiencia, a usar nuestra libertad con responsabilidad, a vivir el momento y a seguir ahorrando para los siguientes viajes. En resumen, los viajes además de desafiarnos, alimentan nuestra alma y espíritu aventurero, nos inspiran, nos transportan a épocas pasadas o futuras, nos alimentan el alma y la mente, son una excelente oportunidad de autoconocernos y valorar los momentos, además se vuelven una fuente de anécdotas que seguramente interesarán y motivarán a los demás a hacer su maleta de viaje y salir de la cotidianeidad.
Para concluir, aunque hay muchas maneras de tener presentes los viajes, ya sea a través de fotos, souvernirs, mapas, folletos, videos, entre otros, lo importante es atesorarlos en nuestra memoria y transformarlos en aprendizajes vivos que se incorporen a nuestra personalidad y nos acompañen a lo largo de la vida. ¿Cuál será tu siguiente destino?.