Terecera carta pública al presidente
Andrés Manuel, someter la aplicación de la ley a consulta pública es un acto de injusticia, perversión y manipulación.
Andrés Manuel, siempre coincidimos en que es una vida pervertida la de México y durante mucho tiempo trabajamos juntos para hacer un cambio; lamentablemente, ahora que eres presidente no la quieres transformar, la quieres usar para tu beneficio.
Como presidente has declarado, una y otra vez, que no estás de acuerdo con que se investigue y juzgue a los expresidentes, pero que el pueblo es el que debe decidirlo; has llevado la discusión al absurdo de proponer una consulta que sabes ilegal e improcedente.
La justicia no depende ni de la opinión de mayorías ni de la tuya, la justicia se aplica a rajatabla y sin miramientos. Si una persona comete un delito, debe ser juzgada y sentenciada. La justicia no se consulta, la justicia se hace valer.
Lo que propones es pervertir la democracia: que los delincuentes no sean juzgados, si una mayoría así lo dispone. ¿Imaginas un México en que el asesino, el violador, el secuestrador o el corrupto queden libres si ganan una consulta? ¿Entiendes que una consulta podría absolver culpas o condenar inocentes? ¿Estás dispuesto a llegar al absurdo de legitimar la impunidad, que durante años prometiste combatir, con tal de consumar tus objetivos personales?
No, Andrés Manuel, que se investigue y se juzgue a los expresidentes y a todo aquel que haya cometido un delito. Que se les investigue y juzgue, no por aclamación popular, sino por el más simple y llano sentido de justicia. Que se les investigue y juzgue, porque tiene que prevalecer la ley y porque es lo que se debe hacer en un Estado de derecho.
Hablemos con la verdad: no estás interesado en que se juzgue a los expresidentes ni en que el pueblo decida, sabes que no habrá consulta porque no es legal ni ético, lo que estás haciendo es preparar un nuevo distractor, un nuevo linchamiento público, esta vez contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Porque la consulta que propones llegará a la Suprema Corte, que cumplirá con su deber de proteger el Estado de derecho y la declará improcedente porque así lo marca la ley. Sabes perfectamente que ese será el desenlace y en eso radica la perversidad. Porque, al hacer cumplir la ley, la Suprema Corte te dará el pretexto que buscas para cuestinarla y responsabilizarla públicamente de que los expresidentes no sean investigados ni juzgados.
Estás provocando este circo mediático para desgastar un contrapeso, para deslegitimarlo e intimidarlo. Eso es lo que has hecho durante toda tu presidencia: linchamientos mediáticos contra las personas e instituciones que no se subordinan.
Basta de juicios públicos en la tribuna, abandona la estrategia de llevar a la hoguera popular a quienes piensan diferente a ti; si tienes delitos que denunciar, recurre a los tribunales, haz valer la ley.
Resulta incongruente que seas quien pisotea la legalidad y el Estado de derecho, precisamente porque en 2005 sufriste un embate brutal por parte del Gobierno, que intentó de manera faccionsa sacarte de la carrera presidencial mediante el abuso del poder del Estado para desaforarte y, después, con una de las campañas negras más infames y desmedidas que se haya realizado en nuestro país.
El Andrés Manuel agraviado que conocí no debe ser el presidente agresor que juntos cobatimos.
Lo que realmente pretendes con la consulta es influir en la elección de 2021 y es inaceptable que, como presidente de la república, insistas en estar pr4esente en el proceso electoral: primero fue con la figura de revocación de mandato y ahora con la insistencia de incluir una pregunta que facilite tu participación indebida en la elección del próximo año.
¿Sabes quién más haría lo que estás haciendo? Cualquiera de los expresidentes a los que antes te enfrentabas y que hoy te niegas a juzgar.
En una carta anterior recordé el momento en que te preguté si querías ser presidente o líder social, respondiste que querías ser presidente, consideré que era lo correcto porque ya eras líder social. Ahora ya eres presidente, compórtate como tal, porque cada vez te pareces más a quienes querías combatir.
Tu obsesión por la popularidad y la desesperación por la tragedia sanitaria y económica que no has sabido afrontar te han llevado a recurrir a la práctica perversa de colocar en la agenda pública distractores estratégicos de manera permanente.
Andrés, hoy representas el pasado que pormetimos acabar.
Eres plenamente consciente del poder de las palabras y lo aprovechas para condenar a la hoguera a tus adversarios, sin pruebas, sin juicios, pero lo más siniestro de todo es que cada que lo haces es para proteger tus intereses, no para que a México le vaya mejor. Has cumplido la amenaza de «mandar al diablo a las instituciones».
¿De qué le sive a México una Suprema Corte debilitada?
¿De qué le sirve a México un Instituto Electoral desprestigiado?
¿De que le sirven a México unos organismos autónomos controlados por el Estado?
¿De que le sirve a México un federalismo disminuido?
¿De que le sirven a México emprendedores ultrajados y ofendidos?
¿De qué le sirven a México universidades silenciadas?
¿De qué le sirven a México medios de comunicación intimidados?
¿De que le sirve a México una comunidad cultural de académicos, científicos e intelectuales desacreditada?
¿De qué le sirve a México una sociedad civil hostigada y perseguida?
Nada de eso le sirve a México, la pregunta es: ¿para qué te sirve a ti?
Te escribo una vez más porque quiero fervientemente que a México le vaya bien, por eso no pararé de exigir que rectifiques y comiences a actuar como jefe de Estado.
Atentamente,
Ciudad de México, septiembre 21 de 2020
Dante Delgado
Senador de la República