Las transformaciones de la cuarta transformación

El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha tenido logros simbólicos pero tangibles, algunos que nacieron como propuestas de campaña y que la oposición vislumbraba como el ‘fin del mundo’.

El próximo 1 de diciembre Andrés Manuel López Obrador habrá cumplido 365 días gobernando el país, aunque desde su triunfo electoral, durante la transición, empezó a ejercer el poder. Parece que este año se puede dividir en etapas, cada una para hacer corte de caja y medir con la regla más escrupulosa los compromisos del presidente.

Una de las características a resaltar del gobierno actual es la rendición de cuentas, la transparencia e inmediatez que definen al presidente no ha dejado espacio a la incertidumbre.

Desde el balance de los 100 días de Gobierno, al calor del triunfo sobre el robo de combustible, conocido como ‘huachicol’, y el cumplimiento de 62 de los 100 compromisos que expuso en el Zócalo el día de su toma de posesión, hasta el aniversario del 1 de julio, no se ha quedado pregunta sin respuesta.

A seis meses de haber iniciado su mandato, el presidente López Obrador informó al pueblo los avances de la 4T. Por ejemplo, no se crearon ni aumentaron impuestos, no hubo crecimiento en deuda pública, no subió el precio de la gasolina, y se clausuró el CISEN.

Se anunció la venta de camionetas, carros de lujo, aviones y helicópteros que usaban las y los funcionarios públicos. En su mayoría son logros simbólicos, pero tangibles, simbólicos porque fueron promesas de campaña pero además porque la oposición desde sus cifras imaginarias y alarmismo deshonesto nos habían augurado el fin del mundo a mitad del 2019.

Es por eso que la 4T conmemoró la apabullante victoria electoral de su movimiento a cuenta de logros. Entonces, apenas se vislumbraba la gran labor diplomática que desempeñaría el canciller, Marcelo Ebrard, empezando con la crisis migratoria y cerrando con esa gran hazaña para mantener la histórica política de asilo mexicana como se hizo con Evo Morales.

Otro gran acto para entender los frutos que ha dado la cuarta transformación fue el informe presidencial del 1 de septiembre. Aquí se evaluaron 9 meses de desmantelamiento, de poner las bases en las que se sostiene la Cuarta Transformación. La primera es la austeridad republicana, no puede haber gobierno rico con pueblo pobre. La medida de reducción en puestos improductivos burocráticos, que dicho sea de paso aumentaron 30 por ciento durante el sexenio de Felipe Calderón y se dedicaban a duplicar funciones, ahorró cerca de 11 mil millones de pesos.

Así como lo ha dicho el presidente, abatir la violencia es una de sus grandes responsabilidades y compromisos, por eso la segunda base es la Guardia Nacional. La creación de la Guardia consiste en el despliegue de 120 mil elementos en 266 regiones consideradas como prioritarias. De la mano de esta estrategia viene la justicia transicional que implica desarme a grupos delictivos, un proceso de amnistía para quienes cumplan una sentencia de carácter injusta y el Consejo para la Construcción de la Paz integrado por la ONU y la CNDH.

Es evidente que no son columnas que se sostienen solas, unas dependen de otros ejes transformadores, por ejemplo la seguridad y el bienestar social.

La tercera base son los programas sociales, emblema histórico del ‘Lopezobradorismo’. Para nadie es mentira que los proyectos de desarrollo generan un ambiente de bienestar, condiciones prósperas en las bases sociales que imposibilitan reclutamiento del crimen.

Una de las principales acciones que muestran el verdadero rumbo de la Cuarta Transformación es combatir corrupción y las consecuencias que esta tiene.

La detención de quienes se creían intocables, como Rosario Robles por la ‘Estafa Maestra’, la vinculación a proceso de Gilda Austin, madre de Emilio Lozoya, y otros casos judiciales de personajes que a todas luces han sido cuestionados por la dudosa procedencia de sus riquezas, como Carlos Romero Deschamps, Alonso Ancira y, puede ser que en una de esas Eduardo Medina Mora, pues esperaremos las pruebas por eso de la presunción de inocencia.

Sin más, la carta abierta de la Secretaría de la Función Pública y la Unidad de Inteligencia Financiera para rastrear de forma minuciosa el dinero proveniente de malversaciones, tráfico de influencias, moches y conductas que develen corrupción. También, se podría decir que la Fiscalía General de la República es la vanguardia de la justicia.

De manera general, el primer año de transformación desemboca en aciertos del gobierno y sus políticas.

Las medidas de austeridad republicana, el fin de la guerra contra el narco, programas sociales de gran calado como ‘Jóvenes construyendo el futuro’, ‘Sembrando vida’ y pensión para adultos mayores. De igual forma, la búsqueda de autonomía energética el panorama positivo económico sin deudas y sin impuestos, la estrategia de seguridad que tiene como eje la justicia transicional y el desarrollo. Todo eso unificado por la lucha contra la corrupción.

Sin embargo sería muy ingenuo decir que no hay faltantes. Quizá el pendiente más evidente es la legalización de la mariguana y la oportunidad de prescindir de la prohibición de algunas sustancias.

Otro tema aplazado es legalizar el aborto en todo el país. También están la reforma fiscal, mejorar la reforma de pensiones donde el neoliberalismo dejó desprotegido al trabajador para beneficiar al patrón. Llevar a cabo la consulta del Tren Maya conforme a los derechos de los pueblos y comunidades indígenas. Pero sobre todo llevar a buen puerto el rumbo del país en términos de seguridad.

Ciertamente ha sido de bonanza en la confianza del pueblo hacia el gobierno, la justicia y las instituciones. Todo lo ha logrado construir un presidente con el Gobierno más vigilado en la historia, con la mayoría de los medios de comunicación en contra, que fabrican noticias falsas a diario, y sobre todo con grandes y pequeños enemigos que se resisten a entender que, por el bien de todos, primero los pobres.

*Tomado del financiero