Guerra sucia como profesión

Héctor M. Magaña

 

Para cualquier mexicano promedio queda claro que Claudia Sheinbaum será la futura presidenta de México. Una parte se debe a su popularidad en aumento y por otro lado se debe a que los críticos de Morena se han dado cuenta de que la oposición deja mucho que desear. Así pues, es mala noticia para la oposición encabezada por Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez… en primer lugar porque sus objetivos políticos son insustanciales y poco trabajados y, en segundo lugar, porque la guerra sucia (como profesión) parece estar en crisis (o a punto de desaparecer).

 

Más allá del intento de vincular al actual gobierno con el narcotráfico y por supuesto, más allá de volverlo enemigo de los empresarios y grupos de élite, el presidente ha resistido la caída de su popularidad, parece incluso que dichos ataques son la fuente su actual popularidad. Eso se convierte en un problema para la oposición que parece perdida ante un panorama en que sus métodos de ataque no parecen funcionar. Las propuestas de los candidatos de oposición tienen un vacío enorme, no tanto porque el presidente y su partido sean un sol que enceguece sus esfuerzos, sino porque, hasta ahora, nunca se habían preocupado de crear objetivos viables y realistas.  La guerra sucia era su profesión, no crear políticas viables.

 

Por lo anterior me surgen dos grandes dudas: 1) ¿La oposición aprenderá su lección y tratará de reformar sus métodos e instituciones? O 2) ¿Surgirá un nuevo partido que sea (oposición o no) una mejora de los actuales? Dejo estas preguntas al aire para que el lector piense conmigo sobre los posibles desarrollos futuros.