Flexibilidad cognitiva

POR: Mtra. Irasel Negrete Ronzón

“Brillante es aquel que se atreve a cambiar sus ideas en un momento dado.” – Albert Einstein

La flexibilidad cognitiva o pensamiento flexible es una habilidad que nos permite aceptar, asumir, reconocer y adaptarnos a los cambios que puedan haber a nuestro alrededor, asimismo  esa versatilidad  nos ayuda a pasar de una tarea a otra transfiriendo los conocimientos adquiridos en diferentes áreas logrando mayor eficacia.

Cada individuo tenemos nuestro propio nivel de flexibilidad cognitiva el cual está supeditado por el entorno, crianza, historia de aprendizaje, experiencias, entre otras, dicho nivel de flexibilidad incide en nuestro bienestar personal ya que es a través de esta herramienta cognitiva que podemos reducir la ansiedad, incertidumbre, depresión, estrés, malestar y enojo porque tendremos mejores formas de estar abiertos a los puntos de vista de los demás así como a salir adelante en situaciones imprevistas.

Tener un pensamiento flexible es fundamental en esta época en donde abunda la información y la vertiginosidad de la cotidianeidad  que nos empuja a salir de nuestra zona de confort.

La flexibilidad cognitiva es una función ejecutiva que nos hace diferentes del resto de especies ya que nos dota de habilidades estratégicas, pensamientos complejos y abstractos que nos ayudan a mejorar nuestro comportamiento y conseguir nuestros objetivos gracias a una mayor elaboración mental.

Considero que una de las más grandes ventajas de dicha flexibilidad es el efecto positivo que tiene en nosotros pues sus consecuencias impactan directamente en nuestras emociones de manera positiva debido que al encontrar siempre alternativas y soluciones, nos permitimos vivir en el aquí y el ahora mejorando nuestras relaciones interpersonales ya que nuestras capacidades de resiliencia, asertividad, escucha activa y autoeficiencia se verán beneficiadas.

Para trabajar la flexibilidad cognitiva hay varias estrategias y aquí te comparto algunas que puedes aplicar como son: poner en práctica la escucha activa para poder entender lo que ocurre, darte la oportunidad de analizar la situación y así poder decidir antes de actuar, otra estrategia es meditar, con ella podrás centrarte en el aquí y ahora así también, meditar será de gran ayuda para evitar tener pensamientos absolutos permitiéndote observar la realidad de las situaciones desde una perspectiva amplia. Observar es una actividad clave ya que podrás reconocer lo que pasa, reflexionar antes de responder ante las situaciones, gestionando tus emociones y pensamientos. El autoconocernos siempre será una estrategia ideal porque si nos conocemos podremos entender nuestra forma de pensar y actuar para comprender el origen de nuestras emociones, necesidades y pensamientos logrando así mayor flexibilidad ante los cambios. Otras estrategias que pueden ser de gran utilidad para entrenar la flexibilidad son cambiar nuestra rutina, cuestionar nuestras creencias, armar rompecabezas, aprender nuevas cosas, salir de viaje, participar en debates y hacer ejercicio.

Así que manos a la obra y a buscar ser más abiertos en nuestra forma de pensar. Identifica qué actitudes propias te hacen ser rígido cognitivamente para que te puedas entrenar de manera tal que predomine la apertura al cambio ya que si bien no es algo fácil, cuando se logra, nos volvemos más imaginativos, creativos, originales y estaremos más felices, un dato curioso es que aquellas personas que son más abiertas van a tener mayor interés, gusto e inclinación por el arte.

Para concluir, a manera de resumen, la flexibilidad cognitiva es una habilidad que podemos mejorar todos, para lograrla podemos empezar a ser flexibles con pequeñas tareas cotidianas o haciendo ejercicios que incluyan el ceder o modificar algo, debemos recordar que  para conseguir ser más flexibles se necesita voluntad y entrenamiento así como no limitarnos a las nuevas experiencias.