Crimen organizado alcanza a la comunidad LGBT
Crimen organizado alcanza a la comunidad LGBT: ¿qué está pasando con los bares y antros de la CDMX?
La creciente violencia amenaza a los bares icónicos de la comunidad LGBTQ+ en el Centro Histórico afectando la vida nocturna de la zona
Anel Rangel / Quinto Poder
La vibrante vida nocturna de la calle República de Cuba en la Ciudad de México (CDMX), hogar de los populares bares La Purísima y Soberbia, se han visto silenciados. Estos emblemáticos establecimientos de la comunidad LGBTQ+ llevan dos fines de semana sin abrir, en señal de protesta contra la creciente violencia del crimen organizado en la zona. La madrugada del 29 de junio, una joven fue herida mortalmente al salir de Soberbia, víctima de un enfrentamiento entre narcomenudistas, lo que desató una ola de preocupación y temor entre propietarios y asistentes de estos locales.
La madrugada del 29 de junio, tan solo unas horas antes de la celebración del Pride, la comunidad LGBTQ+ de la Ciudad de México fue sacudida por un acto de violencia que ha puesto en jaque su vida nocturna. Una joven que salía del bar Soberbia a las 2:30 a.m. recibió un disparo en el cuello durante un enfrentamiento entre narcomenudistas en la calle Héroes del 58, lo que provocó su muerte instantánea. Este trágico suceso ha dejado una profunda herida en la comunidad y ha llevado a los propietarios de bares y antros del Centro Histórico a tomar medidas drásticas.
La Purísima y Soberbia, dos de los bares más representativos de la escena LGBTQ+ en la calle República de Cuba, han decidido cerrar sus puertas durante dos fines de semana consecutivos como forma de protesta y llamado de atención a las autoridades. La violencia en la zona ha alcanzado niveles alarmantes, con un aumento del 34.5% en las carpetas de investigación por narcomenudeo entre enero y junio de este año, en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Los dueños de estos establecimientos denuncian que las disputas entre integrantes del crimen organizado están poniendo en peligro la vida nocturna de la comunidad LGBTQ+. Según relatan, la presencia de narcomenudistas y motociclistas en la zona se ha vuelto cada vez más intimidante, con grupos de personas merodeando los bares y amedrentando a los clientes. Este clima de inseguridad ha generado miedo e incomodidad entre quienes buscan un espacio seguro para divertirse y expresarse libremente.
Los incidentes violentos no son casos aislados. En los últimos meses, la violencia en la zona centro de la CDMX ha afectado de manera particular a la comunidad LGBTQ+. El 25 de mayo, una chica trans fue asesinada en una estética en la calle de Perú. Un joven perteneciente a la comunidad fue hallado muerto en las jardineras de la avenida Chapultepec. El 24 de junio, un joven fue violado en el Cabaretito de Zona Rosa, un año después de que un caso similar fuera denunciado en el mismo lugar, pero con una chica como víctima. Más recientemente, el 5 de julio, un joven fue agredido a golpes en el Bar Baby Club por la propia seguridad del establecimiento siguiendo órdenes de un dealer, después de conversar en el baño con otro joven con el que había bailado.
Juan José Aguilera fue brutalmente golpeado por instrucciones de un dealer en el Cabaretito, después de que este se molestara por la conversación que Aguilera mantenía con otro joven. La respuesta de la seguridad del lugar fue violenta y despectiva, y cuando Aguilera intentó llamar al 911, la ayuda nunca llegó. Una patrulla que pasaba por la zona hizo caso omiso a su solicitud de auxilio, dejando al joven en un estado de indefensión y re-victimización.
La situación en la alcaldía Cuauhtémoc, donde se ubican muchos de estos bares, es alarmante. En lo que va del año, las carpetas de investigación por narcomenudeo han aumentado en un 34.5%, mientras que los homicidios dolosos y feminicidios han crecido en un 8.5%. Los propietarios de bares y antros claman por la intervención de las autoridades, solicitando investigaciones especializadas que tomen en cuenta las particularidades de la población LGBTQ+, así como mayor seguridad en las zonas afectadas.
Mientras tanto, La Purísima y Soberbia permanecen cerrados, sin una fecha definida para su reapertura. Sus dueños piden apoyo y protección frente a la ola de violencia que azota al Centro Histórico, destacando que nadie está exento de esta problemática. La comunidad LGBTQ+ sigue luchando por su derecho a un espacio seguro y libre de violencia, en medio de un panorama cada vez más sombrío.
La historia de estos icónicos bares y su impacto en la comunidad LGBTQ+ es vasta y significativa. La Purísima y Soberbia no solo son lugares de entretenimiento; representan refugios de libertad y aceptación en una sociedad que aún lucha contra la discriminación y la violencia. Su cierre no es solo una medida de protesta, sino un grito desesperado por justicia y seguridad.
Los actos de violencia no solo afectan a los individuos directamente involucrados, sino que erosionan la confianza y el sentido de comunidad. Los asistentes a estos bares han compartido historias de miedo y ansiedad, temiendo que cualquier noche de diversión pueda convertirse en tragedia. Esta situación también ha afectado a los negocios locales, que dependen de la afluencia de clientes para sobrevivir en una economía ya de por sí desafiante.
La respuesta de las autoridades ha sido insuficiente, según los testimonios de los propietarios y miembros de la comunidad. La falta de patrullaje adecuado y la indiferencia de las fuerzas del orden han permitido que la violencia se propague sin control. Los llamados a establecer retenes y aumentar la presencia policial en la zona han sido en gran medida ignorados, dejando a los ciudadanos a merced del crimen organizado. (HERALDO).