Con balance
POR: Mtra. Irasel Negrete Ronzón
La sociedad necesita todo tipos de habilidades que no son cognitivas,
son emocionales, son afectivas.
No podemos montar la sociedad sobre datos.
Alvin Tofller
El presente artículo está basado en las ideas de Alvin Tofller, escritor sociólogo y futurista quien estaba plenamente conciente de que hay dos tipos de inteligencia: la inteligencia intelectual y la inteligencia emocional, el comenta que desgraciadamente, la escuela del siglo XXI se está centrando principalmente en la inteligencia intelectual, la inteligencia de la memorización, de la acumulación de fechas y datos y lo considera un gran error pues explica que cuanto más descompensada esté la escuela en cuanto a inteligencia y a emociones, más difícil será formar a personas empáticas, resilientes y con un autoncepto válido de sí mismos, el autor sugiere que cambiando los datos por las emociones, cambiando los conceptos por la empatía es como conseguiremos tener alumnos que sean capaces de confiar en sí mismos, que sean capaces de tomar decisiones que serán clave para él en un futuro no muy lejano.
Dar espacio a la educación emocional en el aula resulta relevante pues al enseñarles a controlar y gestionar sus emociones podremos tener alumnos que sean cognitivamente más eficaces, con una mayor capacidad de concentración y enfoque porque, cuando durante nuestras clases nos dedicamos sólo a cumplir con el contenido programático podemos estar esforzándonos sin lograr de forma efectiva el aprendizaje y probablemente nuestras estrategias de enseñanza sean buenas pero no tienen el efecto deseado porque hay una parte muy importante de nuestros estudiantes que estamos dejando de lado y que bloquea los alcances de las mismas.
Algunas acciones que podemos llevar a cabo a la par de esta inteligencia intelectual para una educación balanceada es promover espacios de diálgo bidireccional en donde podamos hablar de emociones, en el caso de la asignatura de Formación Cívica y Ética hay muchas oportunidades para abordar este aspecto emocional con análisis de casos y proyectos, además de ello leer cuentos o ver videos sobre emociones resulta muy enriquecedor y productivo, en mi salón, iniciamos el día con alguna frase que motive a la reflexión lo cual nos ayuda a empezar la jornada con una mejor actitud, aunado a esto, integrar la enseñanza del arte en la formación de niños y adolescentes es benéfico pues es un catalizador de emociones, yo veo cambios positivos en mis estudiantes resultado de las clases de artes en cualquiera de sus áreas: artes visuales, danza, teatro o música, y algo más que me resulta muy bueno al iniciar el día es la gimnasia cerebral, esta les ayuda a respirar, relajarse, oxigenarse, distraerse de problemas que puedan traer y a concentrarse.
Existen diversos estudios que demuestran que cuando las personas somos capaces de gestionar nuestras emociones podemos tener una mejor calidad de vida y esto también va a determinar el éxito profesional y personal, además de ello un dato curioso es que al trabajar la inteligencia emocional se estará agudizando la intuición y esto puede ayudar a tomar mejores decisiones.
En resumen, debemos apostar por una educación balanceada para poder formar personas felices, coherentes, conscientes y resilientes y por supuesto que nosotros como docentes somos el ejemplo de los alumnos por lo que trabajar en temas como el autoconocimiento, la autorregulación y la empatía ya sea de manera autodidacta o con la guía y apoyo de un experto será primordial ya que no podemos ofrecer algo que no poseemos.