Vendió gelatinas para pagar sus estudios, dicen sus propagandistas, estrategas y patrocinadores. Y añaden que se graduó con honores. La presentan casi, casi como la octava maravilla enmascarada de la ingeniería. Se cae la fábula.

Si sus propagandistas, estrategas y patrocinadores aplican el criterio con el que exigían el retiro del título de Yasmín, entonces deberán aceptar que la ingeniera no era ingeniera…

Y a Jorge Suárez Vélez, Claudio X. González, Jorge Castañeda, Alejandro Junco, etcétera más les valdrá, por si las dudas, investigar si es cierto que vendía gelatinas. En una de esas resulta puro cuento. Y si es el caso, no lo duden: se sabrá.