Una historia de intolerancia étnica y cultural
Por Ariel López Álvarez*
Domingo, 27 de enero de 2019
Las redes sociales del mundo se incendiaron el pasado fin de semana tras una fotografía: un joven católico blanco de ultraderecha burlonamente sostenía su miraba a un anciano indígena que le cantaba, nada menos que frente al emblemático monumento a Abraham Lincoln, en Washington. Las amenazas de muerte contra el adolescente surgieron inmediatamente.
En el instante, se aprecia un grupo de jóvenes estudiantes de un colegio católico, quienes frenéticos olvidaban la razón de su visita al Memorial. Para enrarecer más el ambiente, fuera de foco la confrontación era más complicada: había también un grupo extremista de israelíes negros hebreos entrados en la confrontación.
Sí. Tres manifestaciones coincidían en el monumento donde Martin Luther King dijera en 1963, durante una marcha por el trabajo y la libertad: I have a dream. Primero, el grupo de jóvenes de High School de Kentucky participaba en una manifestación anual contra el aborto. Se les veía con gorras rojas trumpistas, con el mensaje inscrito de Make America Great Again.Segundo, Nathan, un nativo americano, anciano de la tribu Omaha, acompañado de su etnia, danzaba al ritmo de un tambor con motivo de la Marcha del pueblo indígena, honrando la memoria de los veteranos indígenas de guerra.
Tercero, un grupo de israelíes hebreos negros habían perdido también el objeto de su visita y al parecer se dedicaban a ofender a los jóvenes con insultos de todo tipo, gritándoles “racistas”, “ratas blancas” y otros improperios; a lo que los jóvenes respondían con cánticos que los identificaban y, por ende, los diferenciaban.
Sin conocer el contexto general, solo con la primera imagen de las redes, los medios enderezaron sus críticas contra el joven Sandmann, que se recrudeció cuando el presidente Donald Trump salió en su defensa, escribiendo en su cuenta de Twitter: Nick Sandmann y los estudiantes de Covington se han convertido en símbolos de los medios mentirosos y cuán ruines estos pueden ser. Han capturado la atención del mundo y sé que aun así lo usarán para hacer el bien, quizá para unir a la gente. Empezó como algo desagradable, pero puede acabar como un sueño —finalizaba.
Después del juicio sumario contra Sandmann, se dio a conocer el video donde se observa cómo el indígena americano era quien se les había ido a parar enfrente a los jóvenes para provocar una respuesta. Aunque el nativo americano justificó haberlo hecho porque los jóvenes gritaban “construyan el muro”, y él pensaba: “Esta es tierra indígena. No debemos tener muros. No los hemos hecho en mil años, antes de que nadie viniera aquí. Espero que podamos ver a la masa de jóvenes poniendo sus energías en hacer el país grande de verdad, ayudando a quienes pasan hambre.”
¿Por qué sucede este tipo de confrontaciones entre grupos educados, pero étnica y culturalmente distintos? Antes de comenzar el análisis del fenómeno quise describir el choque suscitado en el monumento a Abraham Lincoln, entre quienes se repelieron al encontrarse. Cada quien inflexible hacia lo desemejante. *Colaborador.