Un recuento de daños: entre discursos y realidades
Por Víctor Hugo Gaytán Martínez*
Mientras las campañas electorales roban las cámaras para dar cuenta de los disparates, aciertos o desventuras de los candidatos a los diferentes puestos del país, paralelamente han ocurrido eventos de los que sólo escuchamos localmente y, por supuesto, en voz baja.
Primero enumeremos los eventos que encubren los problemas de fondo.
- 30 de marzo. Después de un receso, las campañas electorales inician su curso para que, durante tres meses, veamos y escuchemos las propuestas de los candidatos a la presidencia.
- 03 de abril. Donald Trump anuncia que militarizará la frontera norte del país con el fin de “garantizar la seguridad” y evitar el paso de indocumentados previo la construcción del muro que anunció desde el inicio de su campaña.
- 05 de abril. Enrique Peña Nieto dirige un mensaje a Donald Trump en el que rechaza su política militar. Asimismo, los candidatos AMLO, Anaya, Meade y Margarita Zavala, coinciden con la postura de EPN y lo respaldan agregando cada uno su opinión respecto a la decisión de Trump.
- 10 de abril. Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” se suma a la lista de candidatos por la presidencia, luego de que cuatro de siete magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) votaran a favor, en un proceso que ha generado más desconfianza del proceso electoral.
- 22 de abril. Debate de los y la candidata a la presidencia, suficiente para el tema de conversación y, por qué no, de los memes de la semana.
¿Qué sucesos se han dado, no obstante, en estos días y que no suenan específicamente en la boca de los candidatos y del mismo presidente? Hasta el 9 de febrero se registraban en Oaxaca 8 mujeres asesinadas según un diario local. El 21 de marzo en Oaxaca fueron asesinadas seis mujeres; el 11 de este mes se registró una mujer más, presuntamente víctima de feminicidio. En Veracruz, por su parte, hasta el 20 de enero se registraban 51 asesinatos. El primero de abril siete policías mueren luego de un motín en una cárcel de Veracruz, en La Toma, en Amatlán. El martes 3 de abril fueron asesinados tres estudiantes y uno más resultó herido, todos ellos estudiantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Y hace pocos días se dio a conocer cómo fueron asesinados otros tres estudiantes de Jalisco secuestrados el 19 de marzo, con tal brutalidad que es difícil no sentir tristeza e indignación por lo que ha sucedido.
Pero ¿por qué este tipo de sucesos no entran en los discursos de los candidatos y del presidente? ¿Por qué hay “unión” en contra de la política de Trump y no por quienes perdieron la vida en las últimas semanas y meses? ¿Por qué el discurso general se refiere a la seguridad, pero no particularizan respecto a los hechos presentes? ¿Por qué una noticia de rango internacional absorbe cuestiones de rango local, siendo que estos hechos forman parte de problemas estructurales que México no ha podido resolver? ¿Por qué el presidente se pronuncia directamente sobre lo dicho por Trump y no sobre lo que sucede en el país respecto a la inseguridad? ¿Por qué sucede lo mismo con los candidatos y la candidata?
El 22 de abril se realizó el primer debate entre los candidatos y uno de los temas fue la seguridad y la violencia. Antes del debate ya había iniciado a escribir este artículo y esperé profundidad respecto a los temas y los hechos, pero “nada”. (¿Por qué los cuerpos de quienes mueren se hacen “nada” en la palabra de quienes buscan gobernar?) Ciertamente, no esperaba mucho de ellos, no esperaba más que la idea de militarización de las calles (que con Calderón fue un desastre, donde “los daños colaterales” significaron miles de vidas perdidas), o la idea de que con “policías más capacitados y mejores pagados” y que con Ley de Seguridad Interior se puede enfrentar el problema. ¡Barbaridades, estupideces de quienes tienen la responsabilidad y no se meten ni un momento a la teoría, por lo menos, para pensar más críticamente! No esperaba mucho porque sus discursos se quedan atrapados en el intento de acaparar la atención del votante para beneficiarse políticamente, y no en lo justo, para resolver de fondo el problema. Esto es, al final, la política mexicana: discursos que, entre mentiras y verdades, ocultan la realidad de un México que no deja de sufrir.
*Colaboración