Temporada de huracanes
Héctor M. Magaña
Era de esperarse: cuando ocurre un desastre no falta quien use las desgracias naturales para hacer propaganda política. Acusan al gobierno de llevar a los habitantes de Acapulco a una tumba de agua, aire y furia. Todo el mundo vio con sorpresa como este poderoso huracán categoría 5 entraba a tierra en menos de 24 horas. Y lo peor que es que las elites políticas de oposición, de candidaturas o de las que están funciones actualmente no quieren ver un temible realidad. La realidad de que las aguas son cada vez más cálidas. Las tormentas serán cada vez más fuertes y las zonas costeras peligraran más, por eso la solidaridad es importante. Como constata Alejandro Páez Varela en su columna de Sin embargo.
“Aislemos a los mezquinos, del partido que sean o de donde vengan”. En eso se concentra el mensaje de su columna. La temporada de huracanes es ahora más violenta, y no me refiero a las tormentas climáticas, sino a las tormentas políticas que se han originado este año. Las diferentes facciones se han tensado, y lo que ocurre es que el panorama político se vuelve más agresivo, a tal grado que nos olvidamos de aquellos que realmente necesitan la ayuda. “En todo caso, “Otis” es el inicio de algo: una era de huracanes impredecibles y poderosos que, contra toda lógica, se fortalecen cuando están frente a las costas en vez de perder energía. Las aguas calientes son combustible de huracán y los mares no se están enfriando. Se están calentando más y más. Estemos preparados”.
Frente a las desgracias, la verborrea política, venga de donde venga, huele a rapiña. “No creo que le sirva a la oposición la tragedia del huracán para crecer, por más noticias falsas que retuiteen.” La política tiende a olvidar lo verdaderamente importante: la solidaridad, la unión y fraternidad entre los mexicanos que quieren ayudar frente a la adversidad de su prójimo.