Soy uno más

Por: Mireya Hernandez

Me trajeron hace unos minutos aquí, y aún no puedo creer como llegué, y mejor aún, donde estoy. ¿Fue un disparo? No debes saberlo, solo puedo decirte que después de ese espeluznante momento, mis ojos se cerraron. En los últimos segundos que recuerdo antes de perder el conocimiento, un líquido carmesí salía de mi hombro izquierdo, y al verlo mi corazón empezó a latir con rapidez. ¿Y  después? Permanecí en la penumbra, hasta que desperté aquí, aunque te confieso que hubiese preferido que me arrancaran los ojos, para no haber presenciado esta escena.

Para el resto del mundo, este lugar no existe, pero, ¿hola? Aquí me tienes.

La apariencia del resto de mis acompañantes es inexplicable. Algunos de ellos, incluso, son irreconocibles, el paso del tiempo se ha encargado de borrarlos poco a poco, hasta que ya no quede nada de ellos, justo lo que me sucederá a mí, porque nadie sabe dónde estoy.

Hacia donde mire, todo es una pesadilla, sangre y cuerpos, ¡muchos cuerpos! Cuerpos desmembrados, esqueletos, huesos sin dueño, ¡muchos huesos! Y ahora también estoy yo. Soy uno más que a partir de ahora, he dejado de existir para el resto del mundo, como ha sucedido con ellos, y como sucederá con muchos más, porque la historia no termina aquí.

Y ahora te preguntarás, ¿por qué estoy aquí? Lo único que puedo decirte, es que mis nuevos compañeros y yo, llegamos aquí por diversos motivos, yo, por mi parte, les dejé de servir, y finalmente, optaron por desaparecerme.

Te voy a describir lo que siento al estar aquí. Entenderás que prácticamente me encuentro solo, no se respira vida, y el silencio pesa mucho, porque al menos para ellos, el tiempo ya no existe, y para mí, las horas son eternas, pero aquí sigo.

¿Te digo algo? No es lo mismo escuchar sobre este tipo de lugares, a estar en uno de ellos, porque es en estas circunstancias, en las que deseo tanto que llegue la muerte, que en cualquier otro momento, pensaría que estoy loco por pensar en eso, pero ya no me importa nada.

¿Dónde estoy? En cualquier punto del planeta, no lo sé, solo quiero confesarte, que este lugar no es el único, y quizás nunca me encuentres, o si lo haces, tal vez no puedas reconocerme, así como ha sucedido con muchos.

¿Cuándo terminará esto? No lo sé, porque todo es un caos, y yo no tengo la solución, y no me encuentro en condiciones de buscarla. Es como buscar una aguja en un pajar.

Si me encuentras, quiero que sepas que tal vez estuve conviviendo con alguno de tus conocidos, y que habría dado lo que fuera, para reescribir su historia, y quemar su trágico final.

Es en este momento, cuando entiendo realmente lo que significa la soledad, y todo es tan lamentable, lamentable saber que nuestro final es tan impredecible, como el día de nuestro nacimiento, y que podemos terminar en las peores condiciones, recostados sobre un puñado de cadáveres, hasta convertirse en uno de ellos, y esperar a que llegue uno más, a repetir la misma historia.

Sangre, huesos, esqueletos, el silencio, y yo. 

Fin.