Retroalimentación (Parte 1)
Por Irasel Negrete Ronzón*
“Educar no es fabricar adultos según un modelo, sino liberar en cada hombre lo que le impide ser él mismo, permitirle realizarse según su genio singular”.
Olivier Reboul
La labor docente es compleja, requiere que los maestros estemos preparados para impartir las contenidos curriculares optimizando los recursos que tenemos a la mano a la par de crear ambientes de aprendizaje favorables basados en valores compartidos, así mismo necesita que tengamos disposición y la habilidad para comunicarnos eficazmente, es por ello que en éste artículo hablaré de la importancia de la retroalimentación en nuestra aula y la manera en que podemos trabajarla.
Algunas de las responsabilidades primordiales de los profesores es dotar a los alumnos de las herramientas necesarias para enfrentarse al mundo, fortalecer su autoestima y guiarlo para que poco a poco se convierta en un individuo con la capacidad de autorregularse y de ser reflexivo para seguir aprendiendo por sí mismo toda su vida.
De acuerdo con Ramaprasad (1983), la retroalimentación es información que permite al estudiante cerrar la brecha entre el desempeño actual y el deseado, por lo tanto, como docentes, expresar nuestras opiniones y juicios de una manera clara y asertiva, basados en el proceso de aprendizaje, será fundamental para poder guiar exitosamente a los alumnos.
Muchos de nosotros hemos tenido experiencias no gratas cuando nuestros maestros han hecho comentarios acerca de nuestro desempeño sin llegar a pensar en la repercusión de sus palabras, es decir, lo que un profesor expresa puede ser generar o no motivación en sus educandos, así que, además de ser parte medular del proceso de la evaluación, la retroalimentación es un determinante para que la experiencia educativa de sus alumnos sea agradable, porque como mencionan Hattie & Timperley, 2007, cuando la retroalimentación es sobretodo negativa, está demostrado que los alumnos dejan de esforzarse.
La retroalimentación debe ayudar a los estudiantes a superar las dificultades que se le presenten para que construya de manera autónoma su propio aprendizaje, para esto, el docente es una pieza clave en este proceso (retroalimentación) debido a que la manera en que enfoque su interacción con los estudiantes , la forma en que se exprese y el lenguaje no verbal que utilice serán categóricos para que el alumno se involucre, motive y construya sus estrategias de aprendizaje, cabe hacer la aclaración de que el dar valoraciones negativas o dar indicaciones correctivas no son parte de una retroalimentación, puesto que ésta va más allá de emitir un juicio o dar una crítica, implica una explicación más amplia: comunicar lo que hicieron bien, mencionar lo que debe mejorar y resaltar los aspectos positivos de su desempeño, (técnica del sándiwch: alabanza, corrección, alabanza) de esta forma, se ayudará a los educandos a mejorar su desempeño en pro de un objetivo de aprendizaje y se sembrará en ellos la idea de poder lograr eficazmente lo que se propongan.
De acuerdo con Sadler en Juwah, 2004 existen tres condiciones necesarias para que los alumnos puedan beneficiarse de la retroalimentación que reciben de su profesor, éstas son: que el estudiante conozca y comprenda el objetivo de aprendizaje que se pretende alcanzar, compare su nivel actual de desempeño con el que se establece en el objetivo y por último que establezca acciones concretas que le permitan alcanzar el nivel de desempeño marcado en el objetivo, aunque suena algo fácil de llevar a cabo, muchas veces dejamos de lado dar tiempo a éste tipo de comunicación, probablemente sea cuestión de adaptarnos y brindar atención a aspectos que son básicos y que repercutirán favorablemente en nuestro salón, lo que me lleva a hacer hincapié en el hecho de que las retroalimentaciones que hagamos deberán ser dadas inmediatamente, estudios han comprobado que cuando la retroalimentación se da de manera oportuna, los educandos responden positivamente porque tienen fresca la experiencia y pueden hacer una comparativa real de su desempeño.
Para concluir esta primera parte, la retroalimentación que demos es tan importante como los contenidos que estamos enseñando, la retroalimentación enriquece el proceso y nos permite formar individuos analíticos y abiertos que reflexionan sobre su actuar.
*Colaboración.