¿Quién vive del arte? (segunda parte)
Por: Renatta Vega Arias
Más allá de ;hacer lo que nos guste;todos nacemos con aptitudes y una tendencia natural a
desarrollarlas, eso se llama vocación y no hay duda de que es real y, si somos congruentes con esa llamada interna, tendremos más probabilidades de sentir eso que llaman"realización".
Un amigo muy querido y padre de un espléndido pintor, me platicaba que muchas veces, cuando le preguntaban a qué se dedicaba su hijo y él les respondía que era pintor, el interlocutor, repreguntaba “Si, pero ¿De qué vive? ¿En qué trabaja? – Pues es pintor, vive
de la pintura”.
El asunto es que, si convenimos de una vez en que el artista es parte de la sociedad y cumple un papel necesario en ella, la sociedad debería otorgarle el papel digno y respetable que tiene cualquier otro profesional, y aquí me refiero a la toma de consciencia de cada individuo en la sociedad, no a un homenaje público y casi siempre póstumo.
En el primer artículo escrito por mí en esta columna, mencioné que – me cito a mí misma – ;“…estudié la Carrera de Artes Visuales en la ENAP, que es conocida como La Academia de San Carlos, de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde acredité las materias que comprendía el programa de aquel entonces : Principios del orden geométrico, educación visual, dibujo, historia del arte, diseño, teoría del arte, técnica de materiales, dibujo anatómico, costos y presupuestos en el tronco común, durante los tres
primeros años, así como los talleres que elegíamos como nuestra rama a desarrollar de manera personal, que en mi caso fueron pintura y grabado tres años y un año de escenografía y muralismo.”
Y no lo hice ni hago por presunción ni chocantería, sino para darle a usted una idea de la preparación que tiene un profesional de la Plástica, porque no se trata de un hobby ni una terapia ocupacional. No es un entretenimiento que descubrí después de una crisis de identidad. Es la vocación de toda mi vida, tal como lo es para un enorme grupo de profesionales que estamos haciendo nuestro trabajo, de la misma forma en que lo hace
cualquier otro profesional, con el tiempo y la práctica, con diplomados, cursos y mucha experimentación, igual que en otras carreras, nos volvemos expertos en ciertas técnicas, en las que nos especializamos, para llevar mejor el manejo de nuestra propia expresión.
A todos los seres humanos nos hace bien y nos complementa hacer arte y espero sinceramente que usted tenga la oportunidad de realizar su propia actividad artística para desarrollar esa parte de su cerebro que muchas veces se mantiene dormida, porque ello redundará en mayor armonía y un desarrollo pleno para su vida, pero no olvide que, para muchos, el arte es su vida, su profesión; en suma, su vocación y su forma de vida.
Y, sin embargo, no solo en las escuelas se hacen pintores, porque el trabajo autodidacta consigue el conocimiento por su cuenta. Por ejemplo, Vincent Van Gogh, uno de los más famosos pintores de la Historia del Arte, comenzó tarde a pintar, pero estudió mucho por su cuenta. Leyó, investigó y practicó con vehemencia y de ello hay constancia en los cientos de cartas que escribió a su hermano Theo, en las que le hablaba de sus experiencias y de su búsqueda en la pintura. Le describía sus observaciones, sus lecturas y descubrimientos; le pormenorizaba sus encuentros con otros artistas que conocía y lo que de ellos aprendía. Su interés era infinito y obsesivo. De hecho, habiendo nacido en 1853, su primera obra
importante “Los comedores de patatas”, la realizó en 1885, es decir, a los 32 años y falleció a los 37 años, en 1890. En esos cinco años, pintó casi 900 obras y solo vendió un par de ellas en su vida y a precios irrisorios. Su biografía es famosísima porque tuvo una vida bastante, digamos, especial. La anécdota más significativa de su historia es que se cortó la oreja y al final, se suicidó. Pero su “Retrato de Joseph Roulin”, se vendió en 111 millones
de dólares, unos 2 mil 196 millones 667 mil 356 pesos mexicanos. ¿Qué pensaría Van Gogh si lo supiera?
Y vuelvo a la pregunta que da origen a este artículo: ¿Quién vive del arte?
Sin mucho más por comentar, quisiera compartirle un poema de Michel Serres, filósofo
Francés, nacido en 1930 y muerto en 2019.
Si usted tiene un pan
y yo tengo un euro,
y yo voy y le compro el pan,
yo tendré un pan
y usted un euro,
y verá un equilibrio
en ese intercambio,
esto es, A tiene un euro
y B tiene pan, y a la inversa,
B tiene el pan y A el euro.
Este es, pues,
un equilibrio perfecto.
Pero si usted tiene
un soneto de Verlaine,
o el teorema de Pitágoras,
y yo no tengo nada,
y usted me los enseña,
al final de ese intercambio
yo tendré el soneto
y el teorema, pero usted
los habrá conservado.
En el primer caso,
hay equilibrio.
Eso es mercancía.
En el segundo,
hay crecimiento.
Eso es cultura.
Michel Serres
Y con esto, dejo en su mesa una pregunta ¿Recuerda su idea del artista antes de comenzar a
leer este artículo?
Renatta Vega Arias
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