Plan humanista para los neohumanos
POR: Mario Raúl Mijares Sánchez
Discurso de odio y en contra de los judíos,
preferidos por figuras públicas y difundidos en redes sociales, impulsaron una enfática condena al antisemismo.
Silencio es complicidad, lanzó Joe Biden en twiter.
(La Jornada, 4/12/2022, pág.8)
El Dr. Lorenzo León Díaz, en su texto Nueva barbarie de la tristeza feliz, habla sobre el neohumanismo, donde de manera puntual cuestiona a la humanidad del futuro, aunque sin dejar de establecer una correlación inmediata con lo que sucede en nuestros días. En el desarrollo del libro, el autor dice el estar próximos al inicio de la Tercera Guerra Mundial, donde los hombres y las mujeres se suicidan todos los días por la incertidumbre, la angustia y sobre todo por el miedo, llenos de adicciones de todo tipo, pero, sobre todo, por el apego a las redes sociales.
Es un pavor irracional instaurado por el propio ser humano. Es el hermano miedo con el que nos despertamos diariamente. Es el contagio cibernético con el que caemos inocentemente como niños inconscientes cuando aparecen en nuestro teléfono las fake news, en las que, por medio del chascarrillo, la burla, la broma y todo tipo de ocurrencias, individuos de todas las edades somos presa de un enajenamiento inaudito.
Lo anterior representa una infección pandémica, en donde la conducta y la voluntad son manipuladas para sucumbir ante las exigencias tenco-económicas que dicta la voracidad del consumismo. Es ese neohumano el que no se percata de su condición de sometimiento por estar sumergido en el embelesamiento y el fulgor de la pantalla iluminada
Todo ese autoenajenamiento tiene como objetivo naturalizar el miedo. El grave problema es que el mismo adulto, ya enajenado, arrastra a sus hijos a este comportamiento de anulación de la voluntad sin si quiera percatarse. Su irreflexión no atina a comprender las consecuencias negativas que tienen para el desarrollo cognitivo y psicoemocional de los niños, mismas que repercuten en la dispersión de la consciencia y la anulación de la voluntad; sin embargo presumen, el hecho de que sus hijos dominen la tecnología digital mejor que sus padres no necesariamente implica el desarrollo pleno de las facultades del ser humano, sino, muchas veces, la erosión de la conciencia, el aniquilamiento de la razón.
Mientras tanto, los adultos siguen destilando su miedo por medio de sus dedos, en donde ya no distinguen la realidad en la que viven, pues los atrapa la realidad virtual. Sin duda, el miedo es un suicidio. En una narración que escuché hace dos años dice que la muerte se encontró a la pandemia camino a un pueblo contaminado de atroz padecimiento, y le pregunta a la pandemia:
¿A cuántos vas a matar?
Ella le contesta que a mil, y se van cada una por su camino. Tiempo después, la muerte vuelve a toparse con la pandemia, y aquella le reclama diciéndole: “me mentiste”. La pandemia le contesta consternada que “por qué”; porque me dijiste que sólo ibas a llevarte a mil, y fueron dos mil, le increpa. Ella le refuta que así fue, sólo que los otros mil se murieron de miedo.
En estos últimos años, en medio de la pandemia, la información o comunicación digital nos muestra que el hombre y la mujer estamos entrando a un nuevo ciclo mundial. Según León Díaz, en la humanidad del futuro estará presente la curiosidad, que lo llevará al suicidio, pues el actual ser humano desde que se duerme y desde que se levanta está conectado, preguntándose sobre las enfermedades reales e imaginarias de tipo biológico, sobre todo en medio del confinamiento personal.
*Mario Raúl Mijares Sánchez es rector del colegio de Veracruz.