MODELANDO

 

Por: Irasel Negrete Ronzón

Lo que es el maestro, es más importante que lo que enseña.- Karl A. Menninger

Inicio mi columna de opinión con esta frase que nos invita a reflexionar sobre nuestra imagen, ética, valores, lenguaje, profesionalismo, aspiraciones y sobre todo sobre nuestra actitud ante los estudiantes, porque si bien es cierto que no pasamos todo el día con ellos, sí llegamos a ser una gran referencia para los mismos.

Los docentes somos una parte medular en la sociedad aún cuando esta esté tomando un rumbo más virtual, autogestivo y autónomo en materia educativa ya que aportamos la calidad humana al aprendizaje siendo guías, moderadores, mediadores y constructores de ambientes agradables y propicios para la enseñanza, no sólo es una actividad necesaria sino también compleja.

Seguramente todos tenemos en nuestras memorias a nuestros maestros, probablemente guardamos alguna frase, algún hábito, alguna idea, o algo más que aun nos acompaña de ellos hasta la fecha, por este motivo, es indispensable realizar una autovaloración de nuestro desempeño para modificar aquellas áreas que encontremos no tan positivas en nosotros o que resulten incongruentes con lo que tratamos de lograr en los estudiantes.

Los maestros en especial en edades tempranas llámese preescolar o primaria resultan una figura clave de inteligencia emocional que además reforzará o generará hábitos o valores indispensables para la vida en sociedad; con esto no quiero decir que los docentes de otros niveles no sean modelos, claro que sí lo son pero conforme vamos madurando como individuos vamos siendo más selectivos con aquello que va con nosotros en la construcción de nuestra identidad y hay etapas en donde la rebeldía puede cegarnos de ver aquellos aspectos positivos de las personas que podríamos tomar para nosotros mismos como parte de nuestro crecimiento y evolución, empero, la figura del profesor siempre está ahí y siempre hay algún alumno que nos está “observando” detenenidamente.

No importando la edad de nuestros estudiantes, los maestros siempre debemos prestar atención a la imagen que proyectamos ante ellos porque no sólo se trata de saber mucho sino de ser un modelo integral que permita orientar conductas, compartir formas de ver, pensar y reaccionar ante los sucesos que la vida nos presenta, recordemos que el ejemplo vale más que mil palabras. Arriba mencionaba la palabra “conguencia” la cual es la relación coherente entre varias acciones, cosas o ideas y es que en ocasiones como profesores deseamos que nuestros alumnos sean ordenados y nosotros somos desordenados, queremos que sean participativos y nosotros nunca mostramos disposición a participar en las actividades escolares o les hablamos de nutrición y hábitos que ni siquiera ponemos en práctica, peor aún cuando damos clases magistrales de inteligencia emocional y estamos peleados con nuestros colegas o nos cuesta resolver conflictos en el entorno laboral, es decir, no hay honestidad en nuestra práctica, así que no se trata de forzarnos a apartentar algo que no somos sino que este texto es una invitación a hacer una introspección personal y reinventarnos para ser unos modelos positivos y auténticos para nuestros estudiantes de manera tal que a su vez ellos puedan llegar a ser adultos plenos y funcionales que son capaces de hacer mejoras en su forma de vida y de pensar para vivir de manera armónica en sociedad.