MI VOCACIÓN LATINOAMERICANA.
Por: Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
“11 de diciembre día internacional del tango.”
Pido permiso señores, yo soy el tango, un fenómeno musical nacido en el Rio de la Plata, entre la República Argentina y el Uruguay, cuando nací mi música causó mucha polémica, fue tratada como música de arrabal, no obstante, hasta los que decían despreciarme en su interior yo les provocaba diversos sentimientos, entre ellos, pasión, alegrías, nostalgias, rabias. Con el paso de los años adquirí voz, mi primer gran cantor fue nada más y nada menos que el Rey del tango Carlos Gardel, ¡cómo olvidar el año y mi nombre! El año fue 1917 y mi primer nombre: “Mi noche triste”, al adquirir voz me convertí en poesía, y entre más pasaban los años más me consolidaba como uno de los géneros musicales aclamados en gran parte del mundo.
Algunos historiadores del tango afirman que los primeros instrumentos que tocaron mi música fue la guitarra, el piano, y el violín, estos estudios y afirmaciones pueden variar según las investigaciones, pero en la actualidad no existe ninguna duda que mi alma se encuentra en el Bandoneón, puedo afirmar que hoy cuando se pronuncia la palabra tango, lo primero que viene a nuestra mente hablando instrumentalmente es el Bandoneón, este instrumento de origen alemán, llegó a mí en las primeras décadas del siglo XX, su sonido tan particular, la sugestión en su tono, inmediatamente hizo que se convirtiera en mi esencia e incluso ha sido tan determinante en mi vida, que uno de mis grandes compositores, me refiero al poeta Pascual Contursi, compuso la letra de uno de mis hermanos mayores llamado: “Bandoneón Arrabalero”, un tango hermoso, inigualable, profundo, sentido, de hecho no puedo resistirme en compartirlo:
“Bandoneón arrabalero.”
Bandoneón arrabalero
viejo fueye desinflado,
te encontré como un pebete
que la madre abandonó,
en la puerta de un convento,
sin revoque en las paredes,
a la luz de un farolito
que de noche te alumbró.
Bandoneón
porque ves que estoy triste y cantar ya no puedo,
vos sabés
que yo llevo en el alma
marcao un dolor.
Te llevé para mi pieza
te acuné en mi pecho frío…
Yo también abandonado
me encontraba en el bulín…
Has querido consolarme
con tu voz enronquecida
y tus notas doloridas
aumentó mi berretín.
Contando ya con la voz del “Zorzal criollo”, por las composiciones poéticas, profundas, sentidas y apasionadas de mis letras, con la llegada del Bandoneón a mi vida, y particularmente por la gran aceptación y el triunfante recibimiento que me dieron en Europa, dejé de ser una música del arrabal, para convertirme en un género de música elegante, fina, culta, e incluso mi música y letra se bailó primero en Paris y después en Buenos Aires, desde este momento me convertí y consolidé en lo que soy, una música de culto, con letras profundas, los poetas empezaron a darle nacimiento a muchos de mis hermanos que son reconocidos en todo el planeta, verdaderos himnos mundiales, entre los que se encuentran:
¡Adiós, muchachos, compañeros de mi vida! o el gran tango del poeta Enrique Santos Discepolo titulado: “Yira, Yira”, que al momento de escucharlo se nos enchina la piel cuando nos enseña la realidad y crueldad de este mundo: “Verás que todo el mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le importa…¡ Yira!… ¡Yira!…” y así, fueron naciendo hermanos míos inmortales que describían y siguen describiendo problemas existenciales, políticos, morales, temas apasionados, realistas, mi fama fue creciendo, pronto se extendió por todo el mundo, y de ese pináculo nunca he descendido, ni descenderé, porque yo soy el tango, y mi canto aunque a veces es triste, nostálgico, chillón y llorón, eso no evita que yo sea muy querido y sentido.
Los años siguieron pasando y logré escalar y escalar en el mundo de la cultura, muy pronto llegué a la literatura, grandes historiadores y literatos se ocuparon de mi. Jorge Luis Borges me compuso un bello poema titulado: “El Tango”, algunos de sus reconocidos cuentos como “El hombre de la esquina rosada” se lee a ritmo de tango, Julio Cortázar tampoco se olvidó de mí, porque en su novela inmortal: “Rayuela”, cuando la historia se desarrolla en la República de la Argentina, los personajes escuchan algunos tangos: “Cotorrita de la suerte” y “Malevaje” son unos de ellos.
Todo lo que les he platicado explica porque soy tan amado y conmemorado, porque tengo vida activa, y soy tan original que mi principal cantor Carlos Gardel murió en una avionazo en Medellín, Colombia en 1935, y desde esa terrible fecha, siempre se ha dicho que cada día canta mejor, y estoy seguro que este 11 de diciembre de 2019, día en que me festejan en todo el mundo, se escuchará: “y mi voz entre sus sones dirá, dirá por qué canto así…” y el escribidor del presente artículo lo concluye citando a “yo soy el tango”: “Pido permiso señores, este tango… este tango habla por mí…”
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