Masonería voluntarista y Constitución (2)
Por Wenceslao Vargas Márquez
Escribía aquí hace poco que la masonería ha sido voluntarista cuando se trata de revisar la pertenencia a las logias de los héroes nacionales y que sin necesidad de revisar el libro La influencia de la masonería en la Constitución (México, 2016), podía adelantar que esa obra de la Gran Logia Valle de México, del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, seguramente tendría más voluntarismo que evidencias de lo que pretende deslizar al lector desprevenido: que la Constitución de 1917 fue redactada por masones y por la masonería. Ya lo leí (menos de cien páginas) y efectivamente no tiene evidencias de lo que afirma.
Por ejemplo, destacó en el libro el líder de la Gran Logia, Jiménez Guzmán, “la influencia directa de los constituyentes donde el 85, 90 por ciento eran masones de todo el país” (Revista Siempre, 24-XII-2016). Ninguna evidencia, más que la afirmación gratuita del porcentaje sin prueba que la sostenga. Igualmente sostiene la afirmación la contratapa donde leemos un curioso silogismo: “La mayoría de los diputados constituyentes de 1917 eran masones, por ello, en la conmemoración del Centenario de la Constitución no podía faltar el estudio de la influencia de la masonería en el texto constitucional”. El coordinador Jiménez Guzmán no aporta la prueba de esa supuesta mayoría.
A un diario nacional (9-XII-2016) se le informó que los diputados constituyentes masones fueron sesenta. He revisado varios trabajos para saber el número exacto de diputados constituyentes. En el libro Crónica del Constituyente del diputado sonorense constituyente Juan de Dios Bojórquez, de más de 500 páginas, sellado por SEP-INEHRM, aparece la nómina alfabética de un total de 209 diputados. Para que 90% de diputados fuesen masones a como quiere la Gran Logia Valle de México, necesitamos 180 diputados constituyentes masones con fecha de iniciación y nombre de logia de adscripción. Nada de eso tiene el libro. De hecho el libro no tiene ni fecha de iniciación ni logia de adscripción de ningún diputado constituyente. La afirmación de esa supuesta mayoría no sólo es gratuita sino ofensiva a los ojos de la aritmética a menos que el líder masón que impulsó el trabajo siga apelando a lo que la masonería ha apelado en materia de historia: a que se le crea como un dogma revelado.
Algunos masones (de algunas logias, de algunas grandes logias) tienen experiencia en confeccionar adecuadas parafernalias para hacer verosímil lo que no tiene sustento. Aquí se usaron dos hechos importantes: asistió a la presentación del libro una descendiente de Benito Juárez, el masón mexicano por antonomasia, lo que induce a la credulidad; además el libro tiene adornada la portada con una veintena de varones portando un mandil. Esa nada inocente portada ayuda al lector a que se predisponga en favor de creer que lo que se haya escrito en el libro es masonería y que efectivamente la Constitución de 1917 fue redactada por masones. Nótese la inducción visual. El libro tiene 96 páginas y todos los créditos de quienes contribuyeron a su redacción, excepto el crédito de la fotografía que adorna la portada con 19 varones con mandil masónico.
Reitera una afirmación del coordinador Jiménez Guzmán de que Venustiano Carranza fue masón pero no proporciona ninguna prueba: acta de iniciación, o fecha de iniciación, o grado masónico o logia de adscripción. Afirmación gratuita.
El prefacio firmado por Gaviño dice que fueron masones Iturbide (Rito Escocés), Santa Anna (Rito Escocés), el presidente en 1855 Juan Álvarez (Rito Nacional Mexicano), Victoriano Huerta (Rito Escocés, llamado por sus enemigos con el tímido apelativo de El Chacal) y Carranza, “que no fue destacado como masón en su logia”. Repito: ¿en cuál logia? Además ninguno de ellos fue diputado constituyente, ni el propio Carranza. Vuelve Gaviño al tema de las cifras. Dice: “Si bien no existen registros fiables sobre los constituyentes adscritos a una logia, algunos estudios (¿cuáles?) perfilan hasta 74 de los 118 diputados en esta situación”. 74 de 118 representa un 62% y no un 80 o 90% pero reiteramos que los diputados no fueron 118 sino más de 200 según Bojórquez.
Gaviño anota como masón al michoacano y cardenista Francisco J. Múgica por el Rito Nacional Mexicano y que fue efectivamente constituyente. Por razón desconocida no anota su logia. Jiménez Guzmán anota como masones a Napoleón, Lincoln, Marx, Churchill, Mozart, Garibaldi, Martí, Bolívar, Sucre, San Martín, Walt Disney y Einstein, Hidalgo, Morelos, Juárez, Cárdenas, Calles, Carranza, Madero, Pino Suárez, Siqueiros, Cantinflas, sin pruebas, sin logia, sin referencias, con el agravante de que (sobra decirlo) ninguno fue constituyente.
En la página 25 el autor Ramírez Reyes menciona a Enrique y Ricardo Flores Magón, Camilo Arriaga y a Antonio Díaz Soto y Gama como “distinguidos liberales (léase masones)”. Nótese cómo Ramírez a los “liberales” les llama “masones” simplemente porque sí. Con esa elasticidad semántica cualquiera resulta masón. En la página 33 Carlos Valdés Marín sostiene que en el tomo I de la Historia de la Constitución de 1917, página 71, el constituyente Félix Palavicini escribió que entre los constituyentes de Jalisco “casi todos eran masones”. Revisé las páginas 70, 71 y 72 del primer tomo y no hallé la cita. Me disculpo si no supe buscar correctamente. El resto del ensayo se dedica a rebatir la posición crítica que tiene de la masonería el escritor José Luis Trueba Lara (Masones en México, historia del poder oculto). En la página 53 se menciona a Múgica de nuevo y a Heriberto Jara como masones; de nuevo sin cita que sostenga la afirmación, masones sólo porque sí.
En su conclusión de Valdés se reconoce lo poco que se ha observado y documentado la intervención crucial de los masones mexicanos en la Constitución pero a pesar de ello dice que los estudios detallados (¿cuáles?) muestran el liderazgo de los francmasones en la redacción de la Constitución. Tiene la gentileza el autor Valdés Marín de anotar en la bibliografía consultada por él (p. 65) a mi libro La masonería en la presidencia de México (Xalapa, 2010). El autor Leyva Castrejón narra la biografía del presidente del Congreso Constituyente, Luis Manuel Rojas, de quien se sabe que es masón. En ninguna parte aparece su fecha de ingreso o su logia. En la p. 70 se dice únicamente que al llegar a la ciudad de México (¿cuándo?) Rojas se inició en la orden masónica. Poco después se afirma que Rojas recibió el grado 33 el 12 de enero de 1913 que es el único dato duro del libro.
Lo más atinado, además de la intervención de la doctora Patricia Galeana, son las palabras finales del historiador Carlos Martínez Moreno. Martínez es doctor en historia por la UNAM y profesor de teoría política clásica del ITAM. En su tesis de maestría (UNAM 2011) titulada El establecimiento de las masonerías en México en el siglo XIX, tuvo también la amabilidad de citar mi libro. Dice Martínez Moreno en la sección Balance lo que es una certera crítica: “Demostrar requiere una investigación completa con material de primera mano”.
Concluyo: Esto es precisamente lo que no tiene el libro Influencia de la masonería en la Constitución de 1917 de la Gran Logia Valle de México.
@WenceslaoXalapa