Mario Vargas Llosa, buen escritor pero mal político.

Por Lisardo Enríquez L.*

Nuestro país se encuentra no sólo en un momento crítico por tanta violencia extendida por más de una década y por tanta corrupción inocultable y desvergonzada, sino, además,  porque estamos a la puerta del relevo del gobierno federal. De los muchos intereses que hay de por medio, hasta los extranjeros con poder económico o de otra índole buscan influir en el proceso de cambio de los gobernantes mexicanos. Por ahora se trata del caso del escritor mundialmente conocido y reconocido Mario Vargas Llosa, de quien apuntaré un poco de su trayectoria, para ubicarnos en el tema.

Sin duda Vargas Llosa se encuentra entre los mejores escritores de Latinoamérica por una larga lista de novelas, ensayos y obras de teatro que ha creado, aunque también ha escrito cuentos y crítica literaria. Sus novelas han recorrido el mundo, desde Los Jefes, La ciudad y los perros, La casa verde y Los cachorros, hasta La fiesta del Chivo, El sueño del celta y muchas más. Ha obtenido los más altos premios por su obra: el Premio Miguel de Cervantes en 1994 y el Premio Nobel de Literatura en 2010.

Vivió durante varios años en Europa: en Paris, Londres y Barcelona. En 1975 fue elegido Miembro de Número de la Real Academia Peruana de la Lengua. En 1993 obtuvo la nacionalidad española sin renunciar a la peruana. Esto último le permitió, entre otras cosas, ser admitido como Miembro de la Real Academia Española. En resumen, es un escritor destacado desde hace mucho y actualmente tiene 81 años de edad.

Pero hay otra faceta que es la política, en la cual ha oscilado en distintas posiciones. Él mismo afirmó que de muy joven decidió estudiar en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos porque deseaba estar entre los marxistas. Casi en la primera época de la Revolución Cubana trabajó para la principal editorial nacional que es Casa de las Américas. Después se separó de esta experiencia y se convirtió en acérrimo enemigo de Fidel Castro y de la Revolución. En 1990 se postuló para la presidencia del Perú y en una segunda vuelta perdió ante Alberto Fujimori, un político que resultó ser un corrupto. Por cierto, a Vargas Llosa se le asocia con aquello de los paraísos fiscales.También le pareció adecuada la invasión de los norteamericanos a Irak, lo cual da idea de su forma política de pensar.

De nuestro país ya había opinado hace años sobre el régimen político. Todavía en el siglo XX, sentenció que México era “la dictadura perfecta”. En ese entonces gobernaba el Partido Revolucionario Institucional. Ahora cambió de objetivo. Ha dicho que tiene esperanza de que haya lucidez en México, lo que para él significa no votar por “el populismo y la demagogia”, es decir, por el candidato de MORENA. Esto lo han esgrimido políticos de aquí que han sido los verdaderos populistas y demagogos que tienen a la nación de rodillas y en la miseria. Por eso es tan importante que en una sola frase y sin entrar en polémica, Andrés Manuel López Obrador haya contestado lacónicamente: “Vargas Llosa es buen escritor, pero mal político”. Porque eso es exactamente.

Colaboración*