Malinali, una llave hacia la Nueva España
Por Alejandro A. Hernández Romero*
Ante la llegada del conquistador Hernán Cortés el 12 marzo de 1519, los Indígenas que lo recibieron le entregaron como muestra de afecto a la aparentemente hermosa Malinali, posteriormente la llamarían a bien por el nombre de Malinzint, (quien fuera hija de un cacique feudatario del Imperio azteca) junto con otras 19 mujeres.
Malinali, considerada una mujer inteligente debido a que dominaba su lengua materna, la lengua Maya, y en tan solo poco tiempo dominante de la lengua del conquistador español, fue doblemente víctima. La primera a por amor y la segunda en gran parte por la historia Mexicana.
Malinzint o Malinche, como mejor se le conoce (debido a la pronunciación de los españoles), fue la llave de Cortés que abrió la puerta para el triunfo Español, pues no sólo era una gran intérprete, también era una asesora ilustre para los españoles en los procedimientos militares y sociales de los diferentes Pueblos Indígenas, incluido el amor que llegó a tener por Hernán Cortés, con quien a través de los años concibió un hijo, a quien bautizaron con el nombre de Martín Cortés, quien lamentablemente en 1524 tras el regreso de Cortés, a España, le arrebató de los brazos a su primogénito para llevarlo lejos de su madre.
Tras lo ocurrido, Malintzint se quedo únicamente con la hija que había tenido con un allegado de Cortez, (imagino que entró en una tristeza eterna, como a cualquier madre que le arrebatan a un hijo de los brazos). La hermosa mujer guerrera tachada de traidora a su Patria, sin duda alguna no tenía ninguna Patria que vender, ya que la misma la entrego sin ataduras.
Hoy a más de medio milenio de lo ocurrido, la Malinche merece un reconocimiento, recordándola en el marco de la conmemoración del día internacional de la mujer; quien demostró en su época lo que muchas mujeres ilustres han demostrado a través de la historia: El hombre no podría vivir sin la mujer guerrera y sensible que nos ha demostrado desde antes, desde ahora y en un futuro, que la vida no tendría sentido sin su presencia, liderazgo y amor mutuo.