¿Maldigo al destino?
Por: Mireya Hernandez
Para empezar, ¿creo en el destino? Creo definitivamente en que no existen las casualidades, y aunque todo está escrito ya, es decisión nuestra el camino que preferimos seguir, complicando o facilitando el cómo superar los obstáculos
Yo puedo decirte que conmigo el destino en ocasiones ha hecho malas jugadas, porque me hace creer que me estoy desplazando por tierra firme, y súbitamente pierdo el piso, bueno, eso solo me pasa en asuntos que tienen que ver con el corazón y la mezcla de sentimientos encontrados cuando casi sin darme cuenta deja de llevar las riendas de mi vida la que a mi parecer era la más sabia, la razón.
En fin.
Te voy a contar algo: a veces pienso ¿por qué soy como soy? O incluso, ¿por qué estoy así? Y cuando el ánimo está de mi lado, puedo sacar la siguiente conclusión: el destino no ha sido tan cruel como siempre he querido pensar, en realidad me digo –él un día, que nunca recordaré con certeza, seguramente me dijo –tú, podrás identificar el olor de las rosas, ¡podrás decir que son dulces! las podrás tocar, y serán tus favoritas, ¡pero nunca podrás ver su color, aunque no te hará falta, porque lo sabrás, y ni siquiera tú, entenderás por qué! Podrás decir que el cielo es azul, ¿pero cómo es el color azul? No podrás explicarlo con certeza, lo único que tendrás claro, es que el mar también es azul. Podrás decir, sin duda, que las fresas son rojas, que la sangre es roja, que cuando piensas en el color rojo te puedes imaginar aquello que alguien cercano a ti te ha descrito, pero que también has tenido la oportunidad de conocer de una forma distinta. Así te sucederá con el resto de los colores, y en tu mente se formarán una serie de imágenes que no podrás explicar con exactitud porque tú no naciste para describir imágenes—
Y seguramente en ese momento yo no imaginaba la magnitud de aquella confesión, y sinceramente sonaba bastante poético para alguien amante del poder de la palabra como yo, pero nada es tan simple como parece, porque el hecho de que no pueda explicar algo tan sencillo como las imágenes que aparecen en mis sueños, ya es demasiado.
Por eso podrás creer que maldigo al destino, pero aún así nada de lo que te he dicho ha sido suficiente para hacer tal cosa.
Te reto a que huelas tu flor favorita, o la comida que más te guste, y después intentes buscarla con los ojos cerrados guiándote por el olor que es tan familiar para ti. Toca un objeto que sea desconocido para ti, y trata de describir el puñado de imágenes que está pasando por tu mente, si lo logras diré que todo ha sido idea mía, pero no me puedes negar que todo el tiempo queremos establecer relaciones entre lo conocido y desconocido.
El destino es mi presa favorita todo los días, a veces lo culpo y casi lo maldigo, y otras le agradezco por formar parte de mi vida, pero jamás lo convierto en sinónimo de la buena o mala suerte, eso no existe.
¿Tú has maldecido tu destino? ¿Qué es el destino para ti? ¿Crees en el destino?
Fin.