Los valores en la educación
Por Irasel Negrete Ronzón*
“El valor y la perseverancia conquistan todas las cosas y obstáculos que quieran destruirlas y se interpongan en su camino”
-Ralph Waldo Emerson
Siempre he creído que la educación debe ayudar a las personas a lograr su autorrealización y que es labor de los docentes dar un acompañamiento adecuado que permita a los educandos desarrollar o fortalecer sus cualidades pero también reorientarlos cuando las decisiones que toman no son las idóneas para el desarrollo óptimo tanto de ellos como de la sociedad.
En mi papel como educadora, de manera transversal a los contenidos que debo enseñar, apoyo a los estudiantes a construir su proyecto de vida el cual deberá en primer lugar hacerlos felices y en segundo lugar, permitirles alcanzar sus metas personales y profesionales para que sean personas satisfechas con una adecuada calidad de vida, que buscan el bienestar común; para ello, algunas de las estrategias que utilizo en el aula son la reflexión sobre dilemas morales y el análisis de casos, en donde después de plantear situaciones hipotéticas o reales se proponen soluciones o damos opiniones respecto a lo que ellos harían si fueran los protagonistas, lo que me permite conocer sus creencias, costumbres, capacidad de razonamiento, intereses, conocimientos, etc., además de que al expresarse pueden organizar su pensamiento para poderlo comunicar y reestructurar sus ideas en caso de ser necesario, lo que les ayuda en gran medida para la construcción de su personalidad, criterio y escala de valores.
Además de todo lo mencionado anteriormente, el educar en valores favorece la autorregulación de los estudiantes lo que es tan necesario en la actualidad cuando vivimos en mundo de violencia y ambición; yo lo noto en mis alumnos, en su manera de convivir entre ellos y con otros grupos, son capaces de reconocer su errores, de ser menos impulsivos en sus reacciones y más prudentes en su actuar, pero nuevamente, esto se logra a partir del diálogo, de la convivencia, de la identificación con ellos y sobre todo de ser un buen modelo, porque se aprende más de los hechos que de las palabras.
Tal como lo mencioné en el artículo anterior, la mayoría de mis alumnos han podido seguir adelante con sus estudios, terminado una carrera, lograr sus objetivos, ser personas de bien, lo que quiere decir que cuando se les enseña a los estudiantes a conocerse (ser conscientes de sus motivaciones e intereses) y a entender que todas las personas son importantes y que tienen las mismas oportunidades que ellos de salir adelante, de merecer respeto, de cumplir sus metas y que es a través del diálogo y la negociación como se resuelven los conflictos, que el ingrediente clave del éxito es apasionarse con lo que se hace y disfrutar cada actividad, es entonces cuando los estudiantes construyen su criterio y personalidad convirtiéndose en personas autocríticas y resilientes que salen adelante porque se transforman en ciudadanos armónicos con una autodirección consciente de sus esfuerzos para lograr lo que desean apoyándose en sus potencialidades sin afectar a terceros.
Algo de suma importancia para todos los docentes es reconocer que en nuestra sociedad del conocimiento, es muy necesario que los profesionistas no solamente sean buenos en lo que les toca desempeñar sino que sean personas con motivaciones intrínsecas y extrínsecas que los hagan innovar, proponer, crear, construir, es decir, desafiar sus límites y esto se logra solamente cuando más allá de cumplir con los objetivos del plan de estudios, en clase fortalecemos el espíritu de los alumnos con un liderazgo que realmente los impulse a ser su mejor versión y cuando confiamos en ellos y esperamos lo mejor de ellos.
Educar en valores no es una tarea fácil, es un proceso paulatino que debe nacer del docente, de sus ideales para poder actuar en torno a ellos, teniendo como finalidad la formación de seres integrales que saben, aprenden, sienten y se autoevalúan, que son felices y disfrutan lo que hacen.
Finalmente, desde mi experiencia puedo decir que todas las estrategias que se apliquen en el aula deben tener un real significado, un sustento pedagógico enfocado en dotar a los estudiantes de las habilidades, conocimientos y valores que los hagan una persona necesaria para la sociedad.