La forma del agua “Una oda al amor y al cine”
Por René Sánchez García*
El mexicano Guillermo del Toro es un excelente cineasta internacional. Ha dirigido poco, pero sus películas están siendo consideradas por los críticos como verdaderas obras de arte. Se le recuerda por su filme El laberinto del Fauno y después por la polémica pero bien gustada película El espinazo del diablo. Hace muy poco filmó La Cumbre Escarlata. Ahora nos presenta otra, que es ya considerada como su obra maestra, me refiero a la película La Forma del Agua, misma que está nominada para obtener varios Premios u Oscares en éste 2018.
Guillermo del Toro tiene actualmente 52 años, pesa 136 kilos y hasta el momento ha filmado 10 películas. La gran mayoría de ellas son de estilo fantástico, donde primordialmente se narran historias. Esta forma fantástica de ver la vida tiene sus orígenes en su infancia: jugar con monstruos y robots, sintiéndose muchas veces fantasma, pensando en los cuentos de hadas y leyendo a diario cosas totalmente distintas que nada tiene que ver con la realidad de este mundo. Él dijo alguna vez “Soy un gordo raro que hace películas raras y que hago las historias que quiero. No le pido a nadie permiso para hacerlas”.
Para muchos espectadores, la película La Forma del Agua es una historia bastante extraña. Pero en realidad este filme rompe con lo tradicional de los cuentos (si se quiere infantiles o fantásticos) llevados a la pantalla grande. Aquí, “se habla del amor y la aceptación del otro y nos recuerda lo que ya intuíamos en el cine de criaturas: que los verdaderos monstruos están en el mundo real”, escribió el crítico Arturo Magaña. O bien como lo expresa J. Iván Morales: “El hizo con La Forma del Agua lo que siempre ha hecho: decirle al mundo que los monstruos (su obsesión) son más que seres que viven en nuestras pesadillas. Su sueño se cumplió: el mundo al fin escuchó”.
La Forma del Agua es un cuento (hecho película) de hadas para adultos, sobre una princesa muda, una criatura y un Estados Unidos de América actual, pero ubicada históricamente en el año de 1962 (en medio de la Guerra Fría). La película es protagonizada por la actriz Sally Hawkins, misma que enmudece con su expresión emocional a todo lo largo del film, pues no pronuncia palabra alguna. La expresión del amor lo encontramos en la mirada de la protagonista. Del Toro expresó: “Que bonito es que alguien actúe así, con los ojos”. La trama es: una empleada de servicio de una instalación gubernamental secreta y una peculiar criatura acuática, mismas que se conocen, él se enamora perdidamente y empieza el romance.
El mensaje más poderoso de esta historia es que al agua, como el amor, no tiene forma. Del Toro conoció a Sally Hawkins en una entrega de premios, cuando la saludó le dijo a ella: “Estoy escribiendo una película en la que te enamoras de un pescado” y ella sólo contestó: “¡Maravilloso!, sin imaginarse que un día sería la protagonista de este maravilloso filme. La película se encuentra actualmente en cartelera y contiene reflexiones profundas sobre “la tolerancia, la empatía o la rabia contra lo distinto”. Sólo hace falta hacer un espacio de tiempo y sentarse cómodamente a disfrutar esta nueva aportación fílmica de Guillermo del Toro.
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*Colaboración.