La dama de la carretera
Por: Armando H. Noriega
Iba conduciendo Arturo por la carretera, eran las tres de la mañana, en el asiento del copiloto dormía Walid, abogado de profesión y catedrático de una prestigiosa universidad privada, ambos personajes eran amigos de toda la vida y este viaje les salió por cuestiones de negocios; el velocímetro marcaba 150 km/h y solamente se escuchaba la voz de Walid diciéndole que le bajara a la velocidad, se estaban acercando a una zona de curvas peligrosas, y así era, eran curvas muy cerradas, además el ganado en esa zona estaba suelto y la fauna silvestre de ese lugar aprovechaba la obscuridad de la noche para salir a cazar, eran zorrillos, armadillos tejones, etc.., antes de entrar en la zona de curvas había una recta de 500 metros aproximadamente donde Arturo alcanzó a ver a una dama vestida de blanco en la orilla de la carretera.
Cuenta la leyenda que en algún punto de una carretera hubo un asesinato de una bella mujer que fue casada en contra de su voluntad con un hombre al cual no amaba, después de la celebración de aquella boda y antes de la noche de bodas la dama salió huyendo del lugar, llegó a la carretera a pedir auxilio, ningún carro se paraba para auxiliarla hasta que un joven se apiadó de ella y se detuvo, ella abordó el carro y el joven le dijo que la llevaría al poblado más cercano, ella aceptó, lo único que quería era salir de ése infierno que le esperaba; el joven estaba impactado con la belleza de aquella joven; se dice que era de tez blanca, cabello negro, ojos azules, con rasgos europeos y un cuerpo de diosa.
Ya era de noche, no paraban de conversar, ella le estaba platicando con voz angelical el arreglo matrimonial que había hecho su padre con un señor de sesenta años, ella apenas tenía diecisiete, estaba enamorada de un joven del lugar y tenían planes para casarse, momentos antes de la boda ella se enteró que su padre había mandado matar a su amado porque había deshonrado a la familia, estaba muy triste y decepcionada por la actitud de su padre y la falta de carácter de su madre, se sentía sola y desamparada, el joven no dejaba de escucharla, a cada palabra él se excitaba cada vez más, en algún tramo oscuro el joven se orilló, sació sus bajos instintos con aquella hermosa mujer y después la asesinó, sacó el cuerpo de su carro y lo llevó a los parajes que estaban cerca de ahí, la dejó abandonada sin darse cuenta que aún estaba con vida y mal herida, para mala suerte de ella ya era de noche y comenzó a salir la fauna carroñera y acabó con la existencia de aquella bella mujer, la dejaron desfigurada y mutilada al grado que quedó irreconocible, desde entonces todas las noches sale a la carretera a buscar vengarse de los actos de aquel joven que abusó de ella.
Dicen que se aparece en la orilla de la carretera a pedir ayuda, si el auto se detiene la mujer corre al fondo de los parajes, si el automovilista la sigue él ya no regresa, si al momento que se para el auto no la siguen no pasa nada, pero si el auto no se detiene aquella dama se aparece en el asiento trasero del auto y el conductor al ver aquel rostro desfigurado por el retrovisor pierde el control hasta accidentarse y en muchas ocasiones pierden la vida los pasajeros; Arturo conocía muy bien esa leyenda, al ver aquella mujer a la orilla de la carretera empezó a ponerse nervioso, no sabía que hacer, bajó la velocidad, aquella dama en lugar de alejarse empezó a hacer señas, el conductor empezó a sudar frío y decidió no pararse ni despertar a su acompañante que dormía plácidamente en su asiento. Arturo al momento de pasar junto a la dama y sentir que ella sólo siguió el auto con la mirada pensó para sus adentros “no pienso ver ningún espejo”, la noche estaba más oscura de lo normal, dentro del carro se empezó a sentir un frío poco usual, salía vapor por la boca de ambos amigos, él sabía de sobra lo que le esperaba si se llegaba a distraerse, estaba en juego la vida de ambos personajes, llegó a la zona de curvas y justo al momento de agarrar la tercer curva vio en la carretera brillar los ojos rojos de un zorrillo, no pudo hacer nada para esquivarlo, le pasó por encima a aquel animal, sólo se escuchó como quedaba aplastado sobre el pavimento, el ruido ocasionó que se despertara su compañero y le preguntara que había pasado, Arturo le explicó que no pudo esquivar a un zorrillo, que era él o ellos, Walid no le quedó otra opción que aceptar el argumento de su amigo y siguió durmiendo como si nada; el conductor seguía nervioso y sin voltear a ver el retrovisor, finalmente él sabía que si venía algún carro lo vería fácilmente por sus luces pero no dejaba de pensar en aquella imagen de la mujer, sabía que seguía en peligro, lo que no sabía era si la aparición del zorrillo fue coincidencia o un distractor para accidentarse a causa de aquella leyenda; continuó manejando, momentos más tarde apareció un caballo desbocado corriendo por la orilla de la carretera, los ojos del animal se veían rojos, no quería rebasarlo por temor a que en ese momento el animal se le fuera a cruzar por su camino, después de un buen tramo el caballo cambió de dirección hacia lo oscuro de los sembradíos que estaban junto a la carretera, su amigo seguía dormido, Arturo volvió a pensar en la segunda coincidencia, no podía dar crédito a lo que estaba sucediendo, llevaba años manejando en carretera y nunca le había pasado nada igual; la noche se tornaba más oscura conforme pasaba el tiempo, ahora el peligro se hacía mas latente pues empezaba a haber neblina, era muy densa, la zona de curvas se tornaba más peligrosa, estaban en una zona montañosa y había barrancos en ambos lados de la carretera, la neblina no permitía avanzar a más de treinta kilómetros por hora, entre la oscuridad de la noche y la neblina crecía el peligro para los amigos, Arturo seguía nervioso, momentos más tarde de la nada alcanzó a ver a un perro negro corriendo hacia ellos, se podía ver el vapor que sacaba el animal por el hocico, iba gruñendo enseñando los colmillos, el brillar de sus ojos rojos, Arturo se aferró al volante pensando “que pase lo que tenga que pasar», aceleró un poco, él sabía que no podía ni parpadear, sabía que al momento de cerrar los ojos todo acabaría, comenzó a aumentar la velocidad, apretaba el volante con fuerza, de pronto vio saltar al animal hacia ellos, en fracción de segundos pensó que era el fin, que el parabrisas se iba a romper y que si no se morían por el accidente se morirían por el ataque del perro, se acercaban peligrosamente máquina y bestia, ambos iban más rápido y justo en el momento que se iban a impactar el can saltó por encima del carro, Arturo no lo podía creer, se habían salvado de un tercer embate de la maldición de aquella dama de blanco, no sabía si reír o llorar, la neblina empezó a bajar y a lo lejos se podían ver las luces de un paradero carretero, pensó para sus adentros que era el momento de hacer una parada para calmarse un poco, fumar un cigarrillo y beber un café pero justo unos metros antes de llegar se escuchó como si hubiera aplastado a otro animal, el carro empezó a hacer movimientos extraños, Arturo se aferró al volante y retomó el control del auto, en ese momento despertó su amigo preguntando que había pasado, a lo que el conductor no supo que decirle, él no había visto nada, el acompañante contestó que tendría que lavar el carro, de seguro había aplastado a otro animal, Arturo nervioso le dijo que sí, no sabía que había ocurrido realmente, en esa ocasión no había visto nada, imaginaba todo el frente y costado del carro lleno de sangre, primero por el zorrillo y ahora por lo que había aplastado hace unos instantes, por fin llegaron al paradero, ambos amigos bajaron del carro, increíblemente el auto no tenía ni una mancha de sangre, los amigos se voltearon a ver y no daban crédito a lo que estaban viendo, era imposible que no estuviera manchado el coche, Arturo se puso más nervioso aún ya que su amigo no supo lo del caballo y lo del perro, ambos compraron café y algo de comer. Arturo de los nervios se fumó dos cigarros seguidos, había un puesto de tacos y los amigos sin pensarlo se dispusieron a comer, Walid ignorando todo lo que había sucedido empezó a reconocerle las habilidades que tenía para manejar ante los dos animales que había aplastado, podía seguir el resto del camino durmiendo, el taquero empezó a prestar atención a la conversación de los amigos, después de haber terminado de comer y pagar lo consumido el taquero le dijo a Arturo que no perdiera la concentración, él sabía lo que les había pasado pues conocía perfectamente la leyenda de la dama de la carretera, le comentó al conductor que el peligro no había terminado, que eran pocos los que realmente lograban llegar a su destino, le advirtió que vería cosas extrañas y poco usuales en la carretera, tenía que prestar atención al camino y que por ilógicas que parecieran las cosas por ningún motivo perdiera la concentración, por otro lado que no dejará conducir a su amigo ya que él desconocía la aparición de la dama y que podría ser vulnerable a un accidente, si le contaba de aquella aparición creería que está loco, lo más prudente es que él siguiera al volante y manejara con precaución extrema, pero lo más importante era que por ningún motivo viera alguno de los espejos, esa era la clave para permanecer con vida pues al ver alguno de ellos era inevitable que murieran los dos pues lo que vería reflejado sería aquella dama, Arturo simplemente agradeció aquel consejo pero fue inevitable ponerse más nervioso de lo que ya estaba.
Los amigos retomaron el rumbo, en un principio iban platicando, escuchando música, haciendo remembranzas de la época de estudiantes, el copiloto le preguntó qué era lo que le pasaba, lo notaba algo raro, Arturo simplemente reía y contestaba que nada, siguieron conversando por una hora aproximadamente hasta que el sueño volvió a vencer a Walid, Arturo no podía dejar de pensar en las palabras del taquero, iba concentrado y aferrado al volante.
Instantes más tarde Arturo no podía dar crédito a lo que estaba viendo, otra vez en la orilla de la carretera la dama de blanco, esta vez no hacía ningún tipo de señas, el conductor cambió las luces del auto, aquella dama brilló aún más, Arturo estaba sudando frío, sin pensarlo aumentó la velocidad, su acompañante dormía como un bebé, ya a unos cuantos metros de aquella mujer, ésta lo único que hizo fue avanzar, Arturo no podía creer lo que acababa de ver, no se le veían los pies a aquella dama, pareciera que estaba flotando, ella se paró justo en medio del camino viendo directamente al carro, Arturo tenía el volante firme, aumentó la velocidad y de la nada atravesó a la mujer que el conductor vio claramente como su espíritu paso por el interior del auto, pero no desconocía si había salido de él; instantes más tarde supo que la mujer venía en el asiento trasero porque la temperatura bajó estrepitosamente al grado que sacaba vapor por la boca y todos los vidrios comenzaron a empañarse, la visión se perdía, como reacción inconsciente su amigo prendió la calefacción del carro y volvió a dormir, por instantes el parabrisas se desempañaba y se volvía a empañar, Arturo escuchó un murmullo al oído con una voz tierna y dulce que le preguntaba porque no veía por el espejo, Arturo no sabía qué hacer, sentía una respiración en sus hombros, seguía escuchando aquella voz que le murmuraba que no tuviera miedo, que confiara en ella, nada le iba a pasar, el conductor sudaba frío, sentía que ni esa voz dulce y melodiosa podría romper su concentración, subió el volumen al radio, intentó cantar la melodía que sonaba, el interior del auto comenzó a aclimatarse, apagó la calefacción, a lo lejos se empezaba a ver el amanecer, su amigo despertó, se talló los ojos, acomodó su asiento y comenzó a platicar con él.
Instantes más tarde estaban llegando al hotel, Arturo después de haber manejado por doce horas continuas y después de haber vivido aquel estrés decidió dormir un rato antes de llegar a la cita de negocios a la que iban.
Horas más tarde los dos amigos iban saliendo del restaurante contentos por haber cerrado el negocio favorablemente y emprendieron el camino de vuelta a casa.
Ya en la carretera y pensando Arturo que llegaron bien a su destino decidió platicarle a su amigo lo sucedido la noche anterior, Walid simplemente se reía de él, le decía que de dónde sacaba tanta imaginación, todo se lo estaba tomando a broma y no paraba de reír.
Pararon en una gasolinera para llenar el tanque y en la tienda del lugar compraron refrescos y botanas para el camino, Walid no perdía oportunidad de burlarse de su amigo, obviamente no podía creer la historia que le había relatado instantes antes, entre broma y broma habían pactado que Arturo descansaría y Walid se pondría al volante.
Ya en la carretera, conversando de todo un poco Walid no perdía oportunidad de mofarse de Arturo, dentro de la historia que le había contado a su amigo le platicó también de la advertencia que le había hecho el taquero, a lo que Walid incrédulo y burlándose le recalcó que el taquero mencionó que tenía que manejar hasta llegar a su destino, el destino era en sus respectivas casas, Arturo se quedó pensativo y le dijo en voz alta que tenía razón, que en la primera oportunidad se orillara para cambiar y retomar el volante, instantes más tarde Walid al mirar por el retrovisor exclamó ¿que es eso que viene atrás? volteando al mismo tiempo, Arturo gritó que tuviera cuidado con el camión, era un tráiler en sentido contrario que había perdido el control y se impactó de frente contra los amigos que perdieron la vida instantáneamente.
Por eso hay que viajar de día, de noche no sabemos con cuantas leyendas nos podamos encontrar…
FIN