Instituciones de Tecnología Financiera
Por Teresa Carbajal*
El futuro ha llegado y podemos constatarlo a través de las Instituciones de Tecnología Financiera que conoceremos como empresas Fintech, éstas instituciones de “financiamiento colectivo” y de “fondos de pago electrónico” han sido creadas por emprendedores que supieron aprovechar y capitalizar las fallas y ausencias de la banca tradicional como: lo complejo de los trámites, largas filas, papeleo, deficiente atención, falta de claridad al momento de la contratación de productos bancarios pero sobre todo el alto costo de los mismos.
Las instituciones de tecnología financiera (ITF) basan su éxito en la promesa de acercar a la gente a servicios financieros de un modo diferente a la banca tradicional, con menores costos tiempo-dinero, y con servicios más eficientes; promoviéndose a sí mismas como una novedosa salida al hartazgo social de pagar caro un mal servicio bancario.
Pero ¿Qué hace una institución de financiamiento colectivo? realiza actividades destinadas a poner en contacto a personas del público en general, con el fin de que entre ellas se otorguen financiamientos a través de aplicaciones informáticas, interfaces, páginas de internet o cualquier otro medio de comunicación electrónica o digital, los clientes que intervienen en este tipo de operaciones se denominan; inversionistas y solicitantes; considerándose inversionistas a las personas físicas o morales que aporten recursos a los solicitantes, y solicitantes a las personas que requieran tales recursos a través de la institución de financiamiento colectivo.
¿Y cuál es la ganancia?, los inversionistas reciben rendimientos directamente de los solicitantes y éstos pagan una tasa de crédito más justa y acorde a su riesgo real, mientras que la empresa cobra una comisión sobre los saldos recuperados por el inversionista.
Si bien esta innovadora economía digital fomenta la inclusión financiera, no escapa a riesgos como ciberataques, fraudes, publicidad engañosa y cartera vencida. Por lo que a partir de su surgimiento que en principio tomó por sorpresa a las autoridades hacendarias y financieras se emprendió un largo camino para dar certeza jurídica al sector y a los consumidores para evitar que estas plataformas fueran usadas con fines delictivos, robo de identidad o lavado de dinero.
Así, entre celebraciones y cuestionamientos fue expedida y publicada en el Diario Oficial de la Federación el pasado 9 de marzo de 2018 la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera cuyo objetivo será precisamente regular los servicios financieros que prestan, así como su organización, operación y funcionamiento siendo esta la primera Ley de su tipo en el mundo, uno de los aciertos de la ley es que impone a las empresas tomar medidas para que no se difunda información falsa o engañosa a través de ellas, y adicionalmente las instituciones de tecnología financiera deberán difundir la información que permita a sus clientes identificar los riesgos de las operaciones que celebren con o a través de ellas.
Y aunque el tema parece novedoso, el primer antecedente de financiamiento colectivo del que se tiene registro en México data del año 2011, y actualmente según la Asociación de Plataformas de Fondeo Colectivo (AFICO) existen en operación empresas como: Yo te presto, Prestadero, Kubo Financiero, La Tasa, entre otras, cuya publicidad ya “plaga” las redes sociales y la internet, con las cuales le damos la bienvenida a la nueva era Fintech.
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*Colaboración