Innovar en la escuela
INNOVAR EN LA ESCUELA
Por Mtra. Irasel Negrete Ronzón*
“El pensamiento creativo no es un talento mítico.
Es un habilidad que puede ser practicada y nutrida”
Edward de Bono.
La educación, de acuerdo a Jacques Delors debe estructurarse en torno a 4 aprendizajes fundamentales que son: conocer, hacer, convivir y ser, lo cual, sin duda alguna es necesario si buscamos formar individuos integrales que se desarrollan en la sociedad, sin embargo, existe un ingrediente especial que debe ser transversal a dichos aprendizajes y es la creatividad.
La creatividad, es una capacidad, es buscar la libertad dentro de las limitaciones, significa generar ideas diferentes que nos ayuden a tener una mejor calidad de vida tanto a nosotros como a quienes nos rodean y, si estamos hablando de que el perfil de egreso tiene como finalidad que los estudiantes sean competentes, que aprendan por sí solos, compartan, y se autoevalúen, entonces, la creatividad debe ser parte de nuestras clases y aunque no es algo nuevo, pocas veces le prestamos atención.
Para que exista la creatividad, los primeros en cambiar nuestra forma de pensar somos los docentes, porque estamos preparando a nuestros estudiantes para desenvolverse en una realidad compleja, “la acción educativa de hoy requiere el diseño de un modelo de trabajo que favorezca la apertura, el estado de alerta, la capacidad permanente del sorprenderse y el espíritu de juego “ (Montes de Oca 2008), es decir, las clases que ofertamos deben permitirles construirles una personalidad basada en la libertad, el pensamiento crítico y creativo y la innovación.
¿Cuáles son las características de una persona creativa? Tener un pensamiento reflexivo, flexible, divergente, resolver problemas de manera independiente y autónoma, tener la habilidad de indagar y problematizar, ser soñador, tener disciplina, pasión y perseverancia entre otras; y todo esto lo podemos trabajar como docentes, primero en nuestra personalidad y después en la de los estudiantes, motivándoles a esforzarse, a pensar, a imaginar y proponer nuevas formas de compartir y aprender. Pienso que nuestra labor como docentes va más allá de enseñar a pensar a los alumnos y aprender los contenidos del programa, considero que nuestra tarea es muy rica y demandante puesto que nos corresponde hacer a los alumnos conscientes de los valores con los que actúan, como el respeto, justicia, equidad, de hacerlos resilientes y responsables del manejo de sus emociones, amigables con el medio ambiente, así como ciudadanos que toleran las diferencias y participan activamente en el desarrollo de la sociedad, por todo esto, la creatividad y su implementación en el aula es urgente, a partir de una metodología específica que la tenga como objetivo principal y no como un asunto al azar.
Para desarrollar la creatividad en los educandos, es necesario partir de la premisa de que todos tienen esa capacidad y que cada alumno o alumna es único y valioso y que tiene buenas ideas que proponer que lo llevarán a mejorar su aprendizaje y su vida y en un momento siguiente, su entorno.
La innovación se desarrolla a través de la creatividad, que después será un hábito o una característica inherente a nuestra persona, es necesario seguir una ruta de exploración de ideas, análisis de las mismas para desechar las que no sean viables y enriquecer las que sí lo son, para por último llevarlas a cabo; si hacemos esto de manera constante, muy pronto nos estaremos acercando a la innovación porque nuestro cerebro estará pensando distinto a gran velocidad.
Para Saturnino de la Torre (2003), la creatividad es un ingrediente indispensable tanto en la vida personal como en la social puesto que ayuda a que cada individuo aporte algo positivo que se refleje en la sociedad como un bien común, es por ello que se debe trabajar en el aula con las herramientas y estrategias necesarias para promover la creatividad que después evolucionará a la capacidad de innovar. El autor afirma que «en el tercer milenio, la mayor riqueza de los pueblos no residirá ya en los bienes procedentes del campo ni de la transformación tecnológica de los mismos, sino en las personas, en la capacidad creativa de los trabajadores» (Saturnino de la Torre, 2003).
En resumen, la creatividad depende de una decisión personal de ser diferente, de buscar alternativas a la solución de un problema o de la apropiación de nuevos conocimientos, requiere también de una adecuada orientación, ya que ser creativo e innovador significa hacer uso consciente de habilidades metacognitivas que se deben entrenar.
Por último, les comparto lo que en el aula me ha sido muy productivo: trabajar con los alumnos: realizar retroalimentación grupal, integrar el arte en sus clases, potencializar sus talentos y cualidades, promover el aprendizaje diversificado acorde a los estilos de aprendizaje y las inteligencias múltiples, motivar la curiosidad en ellos, desarrollar actividades multidisciplinarias, entre otras estrategias y algo muy importante es el hecho de construir junto con ellos, un ambiente propicio para la creatividad y la innovación en donde ellos se sientan seguros, cómodos y libres para expresar sus ideas.