Escribir por gusto y para compartir
Por Lisardo Enríquez L*
Cuando se escribe para publicar en algún medio de difusión, siempre se reflexiona en lo que se dice, es obligado; en ocasiones de lo que se trata es de invitar precisamente a la reflexión a los lectores; pero no siempre se expresa por qué se escribe. La presente colaboración tiene como propósito dar una razón de este por qué, desde el punto de vista personal, después de comentar con algunos amigos una ausencia temporal en estas páginas de Diario de Xalapa.
Una primera explicación es aquella que tiene relación con el ejercicio de actividades a las que se dedicaron familiares mayores, principalmente los padres. Es común que el oficio o profesión de los padres la ejerzan los hijos, aunque no siempre es así. En el caso de este columnista si es esa la situación: hijo de un obrero textil con inclinaciones al periodismo, es decir, un periodista por gusto solamente (y después por necesidad), no por profesión de academia, que ejerció esta noble tarea por propia iniciativa en la región de Orizaba.
Es de reconocer la influencia que hay del padre por escribir notas, artículos u otros textos, que en el pasar de los años nos acerca a nuevas personas con quienes se coincide en ese mismo interés. No se trata de algo que nos enseñaron, que nos inculcaron con el deliberado propósito de que lo hiciéramos, sino de haberlo vivido y de alguna manera ser contagiado sólo con darnos cuenta de lo que se hacía y de las amistades, en este caso, de mi progenitor. Dos amigos de mi padre compartieron la misma afición colaborando en el periódico Pro-paria, órgano de difusión de los obreros, quienes frecuentaban nuestro hogar para dialogar sobre sus actividades periodísticas.
Lo cierto es que el gusto por escribir se va desarrollando. Cuando se lee, generalmente se siente esa necesidad; luego se intenta, y después se vuelve una práctica más o menos cotidiana. Seguramente se dan casos de quienes escriben de todo, a veces determinadas situaciones hacen necesario hacerlo. Sin embargo, considero que hay temas muy específicos del interés de cada persona. En cuanto a quien aquí lo expresa, dominan los intereses por temas históricos, literarios y educativos, aunque en ocasiones surgen otros como son los políticos o aquellos relacionados con un compromiso que se deriva de las convicciones propias.
Quienes expresamos públicamente nuestras ideas y opiniones, pienso que tenemos diversas razones o motivaciones para hacerlo. De ahí que declaro hacerlo por gusto, porque es una actividad que encuentro como necesidad interior, y más allá, porque me parece necesario externar lo que alcanzo a comprender de cierto tema para compartirlo con personas que conozco y con otras que no conozco ni me conocen, con el deliberado propósito de contribuir a la divulgación de asuntos, temas, ideas y hechos con un punto de vista propio.
Por todas estas explicaciones, manifiesto un agradecimiento a este vocero de la provincia y a quienes se dieron cuenta de la ausencia a la que me referí en líneas anteriores. Aunque no sean muchas las personas que leen lo que uno escribe, si hay algunas y si se interesan por los análisis, opiniones o información que se aporta. Como decía mi maestro Víctor Raúl Domínguez en su clase: Con uno de mis alumnos de cada grupo que capte en mi curso lo que deseo trasmitir y lo aplique en su profesión y en su vida, con eso me doy por bien servido. Y con el hecho de compartir inquietudes con quienes leen estas sencillas notas también uno de da por bien servido.