Epifanía
Por: Mario Evaristo
Apreciado lector(a), con este texto concluyo las reseñas históricas sobre algunos aspectos del tiempo de Navidad. Las celebraciones católicas están marcadas en el año litúrgico y, de acuerdo con esto, con la Fiesta de la Epifanía culmina el tiempo de Navidad.
La palabra epifanía proviene del griego epi-faneia: manifestación. Siguiendo el relato del capítulo dos en el Evangelio de Mateo: uno magos de oriente vieron en el firmamento una estrella que anunciaba un acontecimiento singular, el nacimiento de un rey, que reconocieron en el niño Jesús, a quien mostraron su respeto y ofrecieron algunos regalos. Con esta fiesta, la Iglesia celebra la manifestación del Dios encarnado a los gentiles, es decir, a aquellos que no pertenecían al pueblo judío; por tanto, la salvación que ofrece Cristo es para todos, cada hombre y mujer es destinatario del proyecto amoroso de Dios.
El relato evangélico no precisa nombres, numero ni procedencia de estas personas. Narbona (2017), refiere que fue León Magno en el siglo V quien determinó el número tres, a fin de representar “las tres razas humanas: la semítica, representada por el rey joven; la camítica, representada por el rey negro; y la jafética, representada por el rey más anciano”.
Los nombres que se han dado a los tres Magos de Oriente han variado según la región, el idioma y el significado que se les atribuye. En el siglo VII, en un manuscrito parisino se les nombran Bithisarea, Melichior y Guthaspa, Sin embargo, en un pergamino italiano de autor desconocido, que data del siglo IX, se les llama Melchor, Gaspar, Baltasar. La procedencia de estos magos es una incógnita, la opinión de historiadores y arqueólogos los sitúa en Persia, Babilonia o Arabia.
Las figuras de los tres Reyes son parte del nacimiento o pesebre que se coloca en las casas con motivo de la Navidad. Este signo recuerda que “Observando la estrella, aquellos sabios y ricos señores de Oriente se habían puesto en camino hacia Belén para conocer a Jesús y ofrecerle dones: oro, incienso y mirra. También estos regalos tienen un significado alegórico: el oro honra la realeza de Jesús; el incienso su divinidad; la mirra su santa humanidad que conocerá la muerte y la sepultura” (A.S., 9).
El Papa Francisco recuerda a los fieles católicos: “Los Magos enseñan que se puede comenzar desde muy lejos para llegar a Cristo” (A.S., 9). Así, la Fiesta de la Epifanía, nos anima a recuperar el camino que más nos acerca al bien que deseamos. Es una celebración que nos invita a acercarnos a los demás, pues ahí encarna Cristo manifestándose en la creación y en la historia; es un reconocimiento amoroso del don de la Vida que nos mueve al amor generoso y sencillo.
Por último, cabe recordar que “el crimen contra el amor es la aceptación de sustitutos: así es como dejamos el mundo del valor y entramos en el mundo del precio” (Scruton). Ningún regalo sustituye tu presencia, tu compañía, tu abrazo. Deseo que estas fiestas navideñas hayan traído bellos encuentros y que tus buenos propósitos proyecten buenas acciones. Nunca es tarde para comenzar, lo será si agotas tus días sentado a la orilla del camino por miedo o por necedad. Avanza y déjate sorprender por la vida que se te ha dado y el compañero que siempre es fiel.
Fuentes
Primeros cristianos (5 de enero de 2019). “Los orígenes de la fiesta de la epifanía”, en Primeros cristianos. Recuperado de https://www.primeroscristianos.com/los-origenes-de-la-fiesta-de-la-epifania/
Narbona, M. (31 de diciembre de 2017). “Los reyes magos”, en Opus Dei. Recuperado de
https://opusdei.org/es-es/article/origen-tradiciones-navidad/#historiareyesmagos
Francisco (1 de diciembre de 2019). Carta Apostólica Admirable Signum. Sobre el significado y el valor del Belén. Recuperado de http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_letters/documents/papa-francesco-lettera-ap_20191201_admirabile-signum.html