El artista, su obra y su historia

Renatta Vega Arias

En uno de esos videos que se comparten mediante las redes sociales, vi un reportaje de “el caso” de un niño pintor de unos doce años. A la reportera que realizó la nota, le importaba hacer énfasis en que el niño pintaba a pesar de no tener manos. Superando la adversidad de su estado, había conseguido seguir el sueño de pintar, compensando su falta de extremidades, con el sorprendente uso de su boca. En un momento en el que el niño fue enfocado y se le permitió hablar sobre su pintura, éste expresó que cursaba por un momento de su proceso, que lo llevaba del hiperrealismo al arte conceptual. Quiero señalar que, de las obras del pequeño, no se alcanzó a ver un solo cuadro completo por más de un instante y sí mucho de la forma en que el niño ejecutaba sus cuadros y su historia de superación.

No sé si usted en este momento está pensando en la dolorosa y extraordinaria vida del niño y el don de nacimiento con el que ha logrado hacerse pintor, pero yo quiero pedirle que, por un momento, pueda valorar que aquí hay dos situaciones distintas y es conveniente poderlas separar: una, es el real ejemplo de vida y la motivación que proyecta. Otra, que se trata de un artista y su obra es la que lo justifica como tal.

Este video – aunque, desde luego que este es un caso extremo – me ha movido a reflexión, porque los motivos por los que admiramos a una persona pueden ser muchos, pero independiente de ello es el resultado de su actividad. En este video era más impactante y de indudable valor humano el enfoque que se le dio, no cabe duda, pero, al margen de esto, de esa experiencia yo recojo lo siguiente: Considero que el juicio de una obra de arte debería hacerse sin saber nada del autor. En todo caso, vale un contexto de la obra, siempre que aporte algo en la comprensión de la misma. Aun así, la propia obra "habla por sí misma”. Conocer la vida del artista es secundario, aunque pueda ser interesante, tal vez como ejemplo de vida.

Pero, insisto, en este reportaje no vimos una obra completa más de dos segundos ¿Por qué? Porque hay una costumbre de ver al artista como un ser un genio.

Algo muy importante para señalar es que se tiende a convertir el proceso de creación en un; y, ya sea que el artista trabaje con dos manos, con tres o con la boca, la obra es con la que el público tiene que enfrentarse. Él pequeño pintor habló de su momento de transición del hiperrealismo al arte conceptual, proceso muy importante en un artista, pues es el mensaje de la obra el que está fortaleciéndose, es su evolución y cómo ha llegado hasta donde está, pero eso no fue resaltado, ni mereció siquiera un comentario el hecho de que para el artista fuera tan importante ese progreso, cosa que toma una importancia capital y afecta enormemente al resultado de su trabajo.

El proceso que se sigue para alcanzar el grado que el artista juzgue necesario hasta dar por terminada la obra, es suyo, es personal y sagrado. ¿Acaso al bailarín lo vemos en su momento de ensayar, equivocarse, caerse, enfurecer? No ¿Vemos al escritor ante su mesa, corrigiendo, borrando, leyendo y volviendo a borrar? No ¿Pagamos un boleto para ver cómo un compositor escribe, corrige, quita y pone elementos a su canción? No ¿Por qué?

Porque en el momento de la creación el artista está conectándose consigo mismo y requiere de sus propios elementos para hacerlo: Su espacio, su música, su café o lo que sea, pero no es público. Desde luego que puede haber algún creador a quien el público lo estimule, como un talismán, no obstante, esos son fetiches personales que entran en el anecdotario del artista o de la obra, pero no son parte de ella.

En este punto, como muchos otros, Hollywood y los medios han hecho estragos en el concepto que se tiene del artista, alimentando "flores malditas". Artistas muriéndose de hambre, desarrapados y atormentados seres que pintan inyectados de una pasión febril. Y beso busca el público. Mientras más tormentosa es su vida personal (que aquí deja de ser privada) mejor lo cree el público.

¿Importa la vida de un maestro de la técnica pictórica que estudia con cuidado sus trazos, tiene una ordenada vida con horario establecido y bien peinado, por ejemplo? ¿Aburre? Yo creo que la sociedad debe hacerse consciente de esto. Una vez, escuché a una joven expresar su fascinación por Frida Kahlo, le pregunté cuál de sus obras era su favorita y dijo que no las conocía. Yo ya mejor no dije nada.

Lo más importante al conocer a un artista, debe ser su obra, no la truculenta o hermosa historia del artista que la creó, sino las cosas que nos transmite, de qué manera se nos mete al alma y qué nos deja, luego de habernos comunicado con ella.

La obra es una interlocutora y tiene algo que decir. ¿Es usted capaz de interactuar con ella y no con la historia que está detrás de ella?

 

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