Distancia; perspectiva exacta
Por Hugo R. Fernández Campos*
En la cotidianidad de la vida en ocasiones se es capaz de verlo todo sin observar nada. Estar embebido en los problemas, dificultades o enojos, trasladar las preocupaciones de ayer al hoy obnubila la vista y perturba el entendimiento. Distinguir la naturaleza de los enojos es fundamental, entender que las cosas no siempre suceden como se quiere, es comprender que la idea de que todo se puede solo porque se quiere no es suficiente. El éxito económico o político, algunas veces, coloca algunas personas en un pedestal que en lugar de afinar su visión son presas de una gran sombra que emana de la soberbia volviéndolos ciegos y enemigos de sí mismos, de ahí la caída de las grandes fortunas y el derrumbe de carreras políticas que prometían ser exitosas. Asumir que en el día a día en todas las actividades que se emprenden todo se reduce a costos y beneficios, ganar y perder es caer en la trampa del premio o castigo, en esa tesitura se encamina a la existencia a la infelicidad perpetua. Vivir y disfrutar la vida, observar sin autoflagelación dará siempre la oportunidad de experimentar victorias u oportunidades de realizar nuestros sueños, sin la necesidad de perseguirlas de una manera neurótica y desesperada. Desembarazarse de la calamidad de medir el éxito o fracaso personal observando y criticando la vida de los demás, compararse permanentemente con los más ricos, más fuertes, más bonitos o los más jóvenes será una absurda pérdida de tiempo, la idea es identificar áreas de oportunidad de mejora, ser cada día la mejor expresión de nosotros mismos. Auto observación en una perspectiva de distancia es posible si nos permitimos ver nuestra vida como si fuera una teleserie, en donde el protagonista de cada historia somos nosotros mismos. Será un ejercicio útil para identificar si le estamos otorgando el papel protagónico a otro personaje, que pueden ser los hijos, esposos, padres o alguna situación o problema que tenga un componente azaroso que nos quita el sueño y la tranquilidad o si efectivamente somos nosotros mismos. Recuperar la visión en la distancia de la historia y vida cotidiana ayudara a ordenar las ideas y colocar al resto de los papeles secundarios en donde les corresponde, suplantar al personaje principal será ingrato y nadie lo agradecerá porque nadie lo está pidiendo. La perspectiva cósmica nos invita a reflexionar sobre la grandeza de la naturaleza humana de los cientos de miles o quizás millones de células que conforman el extraño y complejo funcionamiento del cuerpo, pero al mismo tiempo convoca recordar que vivimos en un planeta que pertenece a un sistema solar, a una vía láctea y que está a su vez cohabita con cientos de miles o millones en la inmensidad del Universo, que en lo limitado de la visión humana ni siquiera podemos distinguir si existen o solo es una luz que viaja en el tiempo de algo que ya se extinguió. Así de grandes y minúsculos somos. Tomar distancia no es lo mismo que fuga geográfica, en la fuga geográfica se emigra y se carga con todas las preocupaciones y codependencias, en la distancia como perspectiva exacta es entrar en un proceso de reflexión y abstracción en la que a través de observación se rebase la ceguera de taller, esto es ver y observar lo que siempre ha estado ahí con unos ojos críticos y analíticos distinguir lo sustantivo de lo adjetivo, es separarse del tronco del árbol para permitirse ver el bosque, es ponderar escenarios de solución, es entender que no somos Dios, es recuperar el espíritu creativo a final de cuentas solo somos humanos con la misión de ser felices. Colaboración*