Cien años en la eternidad y el recuerdo inspirador de JFK

Por Alejando Hernández Romero*

 

«Agradezco a mi intérprete que traduzca mis palabras..»  Palabras pronunciadas por un tal Kennedy, agradeciéndome después de lo que a continuación podrán apreciar dedicando unos minutos al leer los siguientes párrafos.

Lo anterior cobra sentido en lo utópico, guajiro e incluso soñado momento que en mi imaginación se encuentra al cambiar el momento en el que Kennedy pronunció las dichas palabras y en realidad lo dijera durante una visita de Estado a Berlín durante los años sesentas.

 

A través de los años se ha rumorado en el Estado de Massachusetts situado en los Estados Unidos de Norte América, que meterse con un chico de Brookline es lanzar una moneda al aire, ya que si lo haces enemigo cometerás un grave error, al contrario de hacerlo de amigo generando así una lazo de inspiración y hermandad humana, tal y como lo demostraría el pequeño Jack, que naciera durante la primavera del 29 de Mayo de 1917.

Hijo de Joseph P. Kennedy un reconocido Político de la época y Rose Kennedy una respetada dama, y el segundo hermano de nueve hijos, sería bautizado con el nombre de John Fitzgerald Kennedy.

 

Durante la juventud de Jack, conocido así por sus amigos, gozaría de un carisma lleno humildad y felicidad, lo que le ayudaría en su afán natural (diría yo), de conquistar chicas e incluso en su futura e inesperada carrera pública.

Deportista por diversión, romántico empedernido y amiguero de profesión es como lo marcaría su adolescencia… Quien aún con severos problemas de salud supo sobreponerse, levantarse y tener una mirada con una sonrisa sincera, gozando de cada momento de vida y sin preocupación del porvenir.

Llegada la desafortunada Segunda Guerra Mundial, y con la intervención de Estados Unidos en ella, John F. Kennedy, no podía permitirse estar en una posición ajena al conflicto, por lo cual y siguiendo el ejemplo de su hermano mayor Joseph Jr. Kennedy, buscaría la forma de ingresar a la Marina Norteamericana.

El cambio no le sería fácil, debido a que no solo sus problemas físicos se lo impedirían, sino al igual la falta de apoyo de su padre, sin embargo John no permitiría que nada se lo impidiera; una vez logrado que se padre Joseph cambiara de opinión, le pidió que moviera algunas influencias para lograr su ingreso a la Marina norteamericana, iniciando así una nueva travesía.

 

Durante la Segunda Guerra Mundial participó como oficial de la Marina norteamericana, combatió y naufragó durante días debido a que soldados japonés hundieran su barco y lo hirieran en batalla,  guiando así a sus hombres y demostrando consigo liderazgo y honor al no dejarlos morir, originando que a su regreso fuera condecorado como héroe de guerra.

Tras el lamentable y doloroso fallecimiento de su hermano Joseph Jr. (Derribado por fuerzas japonesas) y por indicaciones de su padre iniciara su inesperada carrera política.

Con tan solo veintinueve años y con una campaña en donde demostró que hablar con el corazón, y con el ideal de un soñador, lo conduciría a un escaño como diputado por el Partido Demócrata. Siendo posteriormente en 1952 Senador por el Estado de Massachusetts, cargo que desempeñaría con honor, gallardía y con el afán de contribuir en la construcción de un mejor planeta.

Un año después, uniría su vida en santo matrimonio con Jacqueline Bouvier, una joven periodista que conocería durante una cena, seleccionando a México para su luna de miel. Y con quien formaría una familia al procrear dos hijos, de los cuales, hoy en día aún le sobrevive su hija.

 

Tras las elecciones de 1960 a la Presidencia de los Estados Unidos, John F. Kennedy, obtendría el triunfo ante  Richard Nixon, por un notable margen de votos a su favor, convirtiéndose así en el trigésimo quinto Presidente de los Estados Unidos, pronunciando unas palabras inolvidables durante su toma de posesión;  «No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país.»

 

A su paso por la Casa Blanca, J.F.K., generaría revuelo, debido a su implacable lucha por generar un cambio social; igualdad para su pueblo y paz para el mundo.

Amigo de Martin Luther King Jr., ambos trabajadores de la hermandad norteamericana;

Hermano de Robert F. Kennedy, fiscal inquebrantable en contra de la mafia de aquel entonces;

Hijo de un ideal libertador y democrático; loco e idealista, pensante y mesurado, apasionado y honorable…

Recordado por sus actos progresistas que chocaban con los ideas conservadores e incluso convencieros de su «equipo» de trabajo… y por los cuales le costaría la vida.

Enemigo de la injusticia y amigo de la libertad justa.

 

Siempre reconociéndole que gracias a su colaboración en los años sesentas y durante la crisis de los misiles, su temple y ya mencionado liderazgo, pero sobre todo lado humano, lograría alcanzar la paz entre naciones al evitar lo que hubiera sido la tercera guerra mundial (trayendo consigo la extinción de la humanidad).

 

El rey moribundo vivirá siempre en el recuerdo de todos… En mi memoria, mi ideal e incluso mi corazón… Inspirándome cada día a contribuir en la construcción de un mejor México… En la construcción de un puente de hermandad entre naciones, buscando siempre algo más que lo esperado… Como un viaje a la Luna cuando no se imaginaba lograrlo, o un mensaje esperanzador, directo y honesto ante la boca del lobo en un muro mediático como lo hizo en Berlín… Como su sueño libertador, recordándonos que «Cualquiera que sea nuestra esperanza para enfrentar el futuro, para reducir una amenaza o vivir con ella, no hay escapatoria, tanto de la gravedad como la totalidad de su desafío para nuestra supervivencia y nuestra seguridad. Un desafío que nos enfrenta con maneras en las que no estamos acostumbrados en cada esfera de actividad humana. Este desafío mortal impone sobre nuestra sociedad dos requisitos de directa preocupación tanto para la prensa como para el Presidente, dos requisitos que pueden parecer casi contradictorios en el matiz, pero que se deben reconciliar y realizar y debemos de arreglar este peligro nacional. me refiero en primer lugar a la necesidad de una mayor información pública…

La mera palabra «secreto» es repugnante en una sociedad libre y abierta; y nosotros somos como personas, intrínsecamente e históricamente opuestos a las sociedades secretas, a los juramentos secretos y a los procedimientos secretos…

Tenemos la oposición alrededor del mundo de una conspiración monolítica y despiadada que confía sobre todo en los medios secretos para extender su influencia a través de su infiltración, en lugar de la invasión, a través de subversión, en lugar de elecciones, con intimidación, en vez de opción libre, con guerrillas por la noche, en lugar de ejércitos por el día… Sus preparativos son encubiertos, no publicados. Sus errores se entierran, no se anuncian con titulares. Sus disidentes son silenciados, no elogiados. Ningún gasto se cuestiona, ningún rumor se imprime, ningún secreto es revelado… No estoy pidiendo a sus periódicos (medios de comunicación) el apoyo a la Administración, sino que estoy pidiendo su ayuda en la enorme tarea de informar y alertar, pues tengo la confianza de que en la respuesta y el esmero de los ciudadanos siempre que ellos estén plenamente informados. No sólo no podría sofocar la controversia entre sus lectores, además le doy la bienvenida.

Sin debate, sin crítica ninguna administración, ni país pueden tener éxito y ninguna república puede sobrevivir… Esto significa un análisis y mayor cobertura de las noticias internacionales y nacionales, pues no van a ser más, lejanas y foráneas, pero si cercanas y locales. Significa una mayor atención por una comprensión mejorada de las noticias así como una transmisión mejorada. Y significa que el gobierno en todos los niveles debe resolver su obligación de proveerles a ustedes (ciudadanos) con la mayor información posible, fuera de los límites más estrechos de la seguridad nacional. Y por lo tanto es a la prensa, la registradora de los hechos del hombre, al guardián de su conciencia, la mensajera de sus noticias, en la que buscamos fuerza y ayuda seguro de que con su ayuda el hombre será lo que nació para ser: Libre e Independiente.»

 

Hoy a cien años de su nacimiento, John F. Kennedy, es recordado con aprecio y admiración… Recordaré siempre al Kennedy que me inspiró a participar en Política… Cien años pasaran y aún así las balas seguirán demostrando que al hombre se le puede eliminar, pero al ideal no.