Amenaza del empoderamiento productivo
Por Hugo R. Fernández Campos
El miedo generador de grandes transformaciones personales, como el miedo a la pobreza propicia creatividad y arrojo para tratar de salir de ella o nunca permitir que llegue. La naturaleza humana ambivalente como es, da evidencia de reacciones derivadas del miedo generadoras de riqueza y felicidad, sin embargo en muchas de las ocasiones las respuestas envueltas en pánico inmovilizan a las personas o toman decisiones que tomen derroteros poco asertivos. Existen una variedad de cabras llamadas cabras “desvanecidas de Tennessee o miotónicas”, que el miedo las paralizan y caen desmayadas, el resultado sus depredadores hacen un festín. En el mundo de las finanzas el miedo se traduce en una aversión al riesgo por lo que los inversionistas optan por invertir en instrumentos financieros de renta fija, esto es el capital invertido que no está en posibilidad de estar perdido, aunque los rendimientos o utilidades son bajos y constantes en el tiempo. Quien opta por invertir en renta variable, da muestra de miedos calculados en el mejor de los casos, o es presa de una profunda ignorancia del comportamiento de los mercados valores, en donde las posibilidades de ganar más dinero existe pero la pérdida puede ser total. En la política el miedo ha hecho preservar regímenes totalitarios y autoritarios como los de China, Korea del Norte, Cuba y ahora Venezuela, o a permitido conservar dictaduras disfrazadas con democracias simulas como en México y muchos países occidentales, hasta que el exterminio parece inminente entonces los cobardes deciden tomar las riendas de su historia en la mano y provocar transformaciones extraordinarias. El miedo ha permitido al humano transitar desde la época de las cavernas hasta nuestros días a condiciones de confort y bienestar para una pequeña minoría, la otra parte sigue esperando que el Estado asistencialista le haga llegar la infinidad de recursos financieros que ha destinado durante toda la historia reciente a mitigar la pobreza extrema y la miseria. La condición bilógica del miedo le ha dado a la humanidad la posibilidad de adaptarse y han sobrevivido los más aptos. Entonces quien haya podido rebasar la muerte de cuna sin haber muerto se puede decir que es apto para mantenerse vivo en este mundo, luego entonces tendríamos que destacar o redescubrir y recapitular la fuerza de voluntad para aprender a caminar, hablar, leer, escribir en uno o varios idiomas, por hablar de lo obvio y evidente y traerlo al presente como un instrumento metodológico que ha dado resultado, para aplicarlo en la recomposición de nuestro presente y no dejar de aspirar a un mejor futuro, que con actitud positiva, proactiva y enfocada a la determinación de un propósito previo venza o mitigue el miedo a estar mediamente bien, ahí pasándola o jodido pero contento. El miedo convertido en una PRE-OCUPACION, depresivo, que paraliza, que alimenta el stress, ansiedad origen de la gastritis, colitis, hipertensión arterial, invitador a las adicciones y al sobrepeso puede ser el origen de una apresurada enfermedad como el cáncer o la diabetes y la antesala de una pronta muerte. El miedo a la soledad puede hacer que decidamos una vida vejada por una compañía que simplemente hace de nuestro amanecer el peor de los infiernos. Si se inicia un camino en donde se parta de la idea de que lo peor que puede suceder es estar como se está y que el camino por recorrer nunca nos dejara en el mismo lugar, entonces podemos convertir el miedo en el impulsor de nuestro carácter guerrero cuya batalla la tendremos que librar en primera instancia consigo mismo y en lugar de atacarnos, regañarnos y reprocharnos lo dejado de hacer, se deberá entrar a un proceso de reconciliación y perdón con nosotros mismos, que un acto de amor propio recuperemos las fuerzas, la ilusión y llevar a cabo un plan estratégico en donde se establezcan objetivos y metas que nos propongamos cumplir una a una la vez, seguro estoy que en el “OTRO CAMINO” nos encontraremos a nosotros mismos y alcanzaremos nuestros propósitos.