Alerta en Cajeros Automáticos
Por Teresa Carbajal*
“No confié en cualquiera, no acepte, ni pida ayuda a desconocidos, no proporcione su ‘nip’ (número de identificación personal de 4 dígitos), antes de salir revise su tarjeta, dinero, comprobante y guárdelos inmediatamente”, son las recomendaciones mínimas de seguridad a las que hay que apegarse para evitar un robo en cajeros automáticos.
Agregaré una más, si en su familia tiene adultos mayores que deban acudir periódicamente al cajero automático para cobrar su pensión no los deje solos y acompáñelos, para que no se encuentren en situación de doble vulnerabilidad, pues por una parte el uso de estas computadoras en algunos casos no les resulta fácil, y por otra (desafortunadamente) pueden encontrar ahí personas mal intencionadas dedicadas a robar, quienes aprovechándose de esa situación y con excusa de ayudarlos, los despojarán con engaños de su plástico y dinero.
El tema viene al caso, porque en esta semana recibí en la oficina del Barzón a una persona adulta mayor a quien para resguardo de su identidad la llamaré “Rosita” quien acude a nosotros en busca de ayuda. Rosita hace dos meses acudió como de costumbre a cobrar su pensión al cajero automático, su hija –quien siempre la acompaña- en esta ocasión la esperó en el auto, pues ambas consideraron que el trámite tomaría solo un momento y no era necesario buscar un estacionamiento para ir juntas.
Así que acordaron que la hija se estacionara brevemente sobre céntrica avenida de esta ciudad de Xalapa, y Rosita iría al cajero para hacer el retiro; en efecto, la operación le llevó minutos, pero cuando se retiraba del lugar una persona del sexo masculino de apariencia amable la alcanzo para decirle que había dejado abierta la pantalla y que debía cerrarla correctamente para evitar un robo, motivo por el cual Rosita regresó, pero al no ver nada extraño el desconocido aprovechándose de la confusión le ofreció ayuda indicándole que insertara nuevamente su plástico y tecleara su nip, lo cual Rosita hizo al pie de la letra…
Enseguida, -refiere- el cajero automático devolvió una tarjeta que el desconocido tomó rápidamente para entregársela, diciéndole que ya todo estaba bien y que podía irse. Así, ella no volvió al cajero hasta pasados 8 días pues no tenía necesidad de más efectivo, cuando insertó su tarjeta el cajero denegó la operación porque la tarjeta estaba bloqueada.
Por lo que entró a la sucursal para hacer la aclaración y ahí le informaron que esa tarjeta que ella llevaba consigo no era suya, sino de otra persona, y que tenía reporte de robo. Ese mismo día le informaron que ella, había solicitado un préstamo de nómina por $200 mil pesos y que había hecho 24 disposiciones del mismo, entre dinero en efectivo, compras en centro comerciales y diversos en el estado de puebla.
¡Desde luego que no fue ella quien solicitó tal préstamo!, mucho menos hizo las disposiciones que aparecían en la consulta de movimientos, y aunque pudo cancelar el plástico hasta ese momento, el daño a su patrimonio ya estaba hecho.
Continuará…
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*Colaboración