¿Qué es ser neoliberal? El caso Ebrard

Héctor M. Magaña

Bajo la política de las sonrisas, las propuestas de Marcelo Ebrard abren como mínimo una amplia gama de interrogantes que, se espera, se aclaren en un futuro. No obstante, como lo señala el escritor mexicano Fabrizio Mejía Madrid, bajo la política de las sonrisas y la inmovilidad ciudadana hay muchos temas controvertidos que están formándose.

El primero de ellos es la inacción, la inercia que se espera de la ciudadanía ante los temas políticos. ¿Por qué? Pues, a diferencia de Andrés Manuel López Obrador, donde los casos de participación ciudadana en referéndums, en el “huachicol”, en votaciones o consultas estaban bien documentados y eran una clara muestra de apoyo del público hacia el cambio (simbolizado en la 4T); para Marcelo Ebrard lo mejor es estar en espera sonriente. ¿A la espera de qué? A la espera de que ante cualquier problema económico, político o social, este ahí el “experto” para dar solución. En otras palabras, lo neoliberal, en este caso, se manifiesta como un política de tecnócratas.

Entonces, primer paso: la política de la tecnocracia. Segundo: la meritocracia. Es decir, realizar un programa político heredero de figuras como Ronald Regan o Margaret Thatcher. Empezando por el tema de las becas que, en el caso de Ebrard, repite el mismo discurso meritocrático que hemos escuchado muchas veces: las becas deben ser para niños de “diez”. ¿Por qué suena terrible? Después de todo, todos hemos escuchado y pensado que el esfuerzo debe ser recompensado y que aquellos que no se esfuerzan no merecen apoyo ni facilidades.

Fabrizio Mejía Madrid resalta que en el caso de México, donde las brechas sociales y económicas son importantes, la meritocracia no solo repercute y prolonga dicha brecha, sino que hace algo mucho más dañino: socaba la integridad de las personas. El neoliberalismo de Ebrard es, en esencia, una política maniquea: de perdedores y ganadores, de responsables y holgazanes, de inteligentes y torpes, de sonrisas triunfantes y sonrisas de letargo.

Se sugiere entonces que las propuestas de conservadores, como Lilly Téllez, no le son ajenas al excanciller. Por ende, tenemos ante nosotros una política donde los ricos son merecedores de lo que tienen (como el buen cristiano lo es del Cielo) y que aquellos que se han quedado atrás son holgazanes u flojos (el pecador se queda en el Purgatorio indefinidamente). Los programas de la agenda de López Obrador quedarán entonces relegados, ya que entonces, programas de ayuda social a adultos mayores, becas estudiantiles y apoyos a microempresarios quedaran, si al menos no borrados, si seriamente mutilados. El neoliberalismo de Ebrard entonces está muy lejos de la simpatía y el compromiso social, y, más cercano a la carrera desquiciada, de la competencia entre pobres y ricos, entre favorecidos y desgraciados.

Finalmente, se plantea la posibilidad de transformar la 4T en una institución burocrática. Para salvaguardar el patrimonio de López Obrador, Ebrard propone una secretaría para la 4T. ¿Qué conlleva dicha propuesta? Trae como consecuencia hacer una reducción gigantesca a todo el proyecto de Andrés Manuel López corriendo el riesgo de terminar como otra secretaria anti-corrupción más. La idea no es nueva, Miguel Alemán hizo lo mismo con respecto a la Reforma Agraria lo que concluyó en la destrucción de la herencia cardenista.

Para concluir, el neoliberalismo para Ebrard es un regreso a la meritocracia y a un gobierno liderado por una tecnocracia privilegiada en la que se establece la competencia para poder tener tiempo libre, salud y credenciales académicas (remarcando esto último). Fabrizio M. Madrid entonces nos muestra un perfil del posible candidato de Morena, un perfil ciertamente difuso, ya que parece ser una ruptura total con los principios que guiaron a su (posible) predecesor y a su partido.