Luis Estrada: «¡Que viva México!»: «Es mi película más ambiciosa»
El cineasta aseguró que ha habido continuidad entre el PRI, el PAN y Morena, por lo que el país vive en una simulación.
La película ¡Que viva México! está a punto de llegar a los cines, para hablar sobre ella, el director Luis Estrada dio una entrevista a Paulina Greenham y Alejandro Cacho para hablar de los pormenores de la quinta cinta con la que el cineasta busca mostrar un reflejo de la política nacional.
El cineasta aseguró que siempre ha buscado poner el dedo en la llaga sobre las problemáticas que hay en el país por medio del arte. Indicó que su película ha levantado muchas expectativas, debido a que el público conoce sus trabajos previos, los cuales generaron polémica y llegaron a la nación en momentos críticos de la historia de México.
Otro asunto que ha dado publicidad a esta producción, apuntó, es el hecho de que compró los derechos de este trabajo a Netflix para impedir que se diera a conocer solamente en pocas salas a nivel nacional. Esta decisión, comentó, se dio después del anuncio de que Bardo, película de Alejandro González Iñárritu, cambiara su modelo de difusión para ser mostrada únicamente en streaming.
«Yo también, un poco por la envidia, dije «yo también quiero que salga en todos lados» y me dijeron que no iba a ocurrir», dijo.
Dijo que tras la negociación pudo contactar a Sony Pictures y logrará llegar a tres mil 200 pantallas y además se estrenará una semana después en Estados Unidos y Centroamérica.
Todas las lecturas de ¡Que viva México! son válidas
El director dijo que cada una de as interpretaciones que se hacen a su trabajo son válidas, por lo que aceptará lo que diga el público de la cinta que llegará a cines el próximo 23 de marzo. Estrada calificó esta nueva labor detrás de la cámara como la más épica que ha realizado, debido a que no critica al gobierno en turno como las películas previas, sino que busca retratar la mexicanidad.
«Yo creo que esta es mi película más ambiciosa», dijo.
En esta ocasión, dijo, no apunta directamente a retratar el tema político, sino que también ahonda en la religión, la sociedad, la relación de los habitantes del país con la polarización y la intolerancia.
Aseguró que su mayor intención con esta cinta es hacer que la gente vaya al cine; además de esto busca generar un experimento para determinar si todavía es viable que las producciones mexicanas lleguen al gran público en las salas y no por medio del streaming.
«Lo que va a representar ¡Que viva México! en el cine mexicano es importante», dijo.
Añadió que esta será otra de sus piezas que generarán un debate en la sociedad para buscar el análisis de la situación del país y se enfrenten los puntos de vista.
La Segob era la policía del pensamiento
Reconoció que durante décadas México vivió en un entorno de control sobre lo que los artistas y los periodistas podían decir de las cosas que ocurrían en el país. Dijo que durante años la Secretaría de Gobernación actuaba como una policía que controlaba las expresiones que se hacían de forma pública y lo que se podía filmar.
«Desde que hice La Ley de Herodes decidí que lo único peor que había en este país que la censura era la autocensura», dijo.
Su papel como director, indicó, evolucionó con la resolución de no permitir que se le obligara a maquillar sus mensajes o usar eufemismos. Esto lo llevó a inclusive a hacer una crítica formal en contra del PRI, al cual tildó de ladrón, asesino y corrupto a través de La Ley de Herodes.
«Claro, no les gustó ese retrato que se ofrecía», dijo.
¿La película critica la Cuarta Transformación?
El realizador dijo que desde inicio de este proyecto él y su equipo de trabajo ya tenía posturas a favor y en contra sobre lo que significaba para ellos la Cuarta Transformación dirigida por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Añadió que aunque Damián Alcázar y Joaquín Cosío, actores que participan en esta producción, han mostrado sus opiniones sobre las decisiones de la Presidencia, se logró un clima de camaradería.
«No evitamos el tema, porque es muy fácil decir como las familias de antes: «aquí no se habla de política, de religión, ni de futbol»», dijo.
Esta conclusión se logró gracias a que los involucrados se sentaron a platicar sobre lo que significaba esta obra. Prometió además que la gente se sorprenderá, debido a que los dos intérpretes darán vida a tres personajes diferentes, de los cuales los de Alcázar son los que menos coinciden con su pensamiento político.
Añadió que la crítica que hizo en contra de la 4T puede verse más mesurada, debido a que hay una tendencia a repetir las acciones del pasado. El mayor señalamiento que se puede hacer en contra del gobierno de López Obrador, dijo, es que se vive en una simulación.
«El país ha tenido una continuidad perfecta, una continuidad en el sistema político mexicano y que no se rompió con la famosa transición foxista, que no se rompió con la llegada del PAN, o del «calderonato» porque a final de cuentas, y lo declaré en una entrevista de El País, creo que tenemos un ADN priista«, dijo.
Calificó como déjà vu a muchas de las políticas sociales que se llevan a cabo en el país en la actualidad y cuestionó que se hable de una ruptura con el pasado cuando gran parte de los funcionarios en el poder tienen un pasado de afiliación con el Revolucionario Institucional.
No es el primer trabajo del director en este tenor. Antes de esta hay otras cuatro películas que tienen una postura de sátira sobre la forma en la que se ha conducido la nación. A continuación todas ellas:
La Ley de Herodes: una crítica al PRI
La cinta que comienza con la tetralogía del director se centra en mostrar lo ocurrido durante la etapa más consolidada del Partido Revolucionaria institucional. En ella se sigue la historia de Juan Vargas, un político que es llamado a convertirse en alcalde interino de San Pedro de los Saguaros, una comunidad rural que terminó linchando a su antiguo presidente municipal.
Desde un primer momento, el nuevo líder local busca hacer las cosas de manera correcta y ayudar al pueblo; sin embargo, se encuentra con la sorpresa de que no hay un solo peso que se pueda ejercer para llevar el progreso y la justicia social a la ciudadanía. El gobernante ve en los impuestos una forma de obtener ingresos para llevar agua e infraestructura, pero al final se encuentra con que hay una línea de corrupción amplia que evita que cumpla su deber.
Al final termina sucumbiendo a los sobornos y a las prácticas deshonestas para poder obtener los recursos que necesita y que le niega la administración federal. Sin embargo, en lugar de beneficiar a la gente, el Vargas termina por dejarse llevar por los vicios y comienza a actuar incluso en contra de la sociedad que juró proteger.
Debido a la fecha de estreno (1999) a esta cinta se le atribuye el tratar los sexenios de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, aunque puede ser un reflejo de cualquier etapa del partido antes del presente siglo, debido a que se centra en reflejar la corriente positivista y neoliberalista que generó pobreza, corrupción y la degradación de una sociedad que duró décadas.
Un mundo maravilloso: una transición que no existió
Juan Pérez es un hombre que vive en situación de calle. Su situación cambia de forma radical el día que entra a un edificio para tratar de evitar mojarse por la lluvia. Al ser descubierto, el hombre intenta escapar, pero termina por quedar justo frente a una ventana que da al vacío. La prensa exagera este hecho y miente al decir que el protagonista trataba de suicidarse como una protesta en contra de la pobreza.
Es entonces que los reflectores vuelcan hacia él y llama la atención del gobierno, el cual está dispuesto a hacer lo que sea para no quedar como el malo de la historia. De esta forma acerca al personaje a los lujos que la vida le negó, aunque esto le ocasiona más problemas. La producción es una sátira a la forma en la que la sociedad mexicana ve a los menos favorecidos económicamente, al punto de que antes de que el personaje tenga acceso a la riqueza, es rechazado por la gente, la política y la religión.
Esta producción se centra en reflejar la política que se ejecutó durante el sexenio de Vicente Fox, el primero en lograr con el PAN la alternancia en la Presidencia desde que el Partido Revolucionario Institucional tomó el poder. La crítica que hace a este periodo del país es a la falta de oportunidades, la difusión de mensajes por parte de las autoridades para tratar de hacer ver que el país no podría estar en mejores condiciones, la corrupción, entre otros.
El Infierno: el narco en la vida pública
Es quizá la cinta más cruda del cineasta, ya que retrata las desventuras de «El Benny», un migrante que regresa a su tierra natal después de juntar unos dólares en Estados Unidos. Al regresar a su casa, se percata de que las cosas han cambiado de manera gradual debido a que el crimen organizado ha tomado el control del lugar.
La tentación del dinero fácil, de la vida ostentosa y las malas compañías hacen que el protagonista, encarnado por Damián Alcázar, se introduzca en el mundo del narcotráfico. Es así como una persona común y corriente es testigo y partícipe de homicidios, sobornos, complicidad con las autoridades, de la traición y de todos los males ligados a esta práctica.
La moraleja de esta historia deja un sabor agrio al paladar, ya que entre líneas muestra la idea de que sin importar que exista el arrepentimiento de los sicarios, la cadena de violencia que se ha desatado desde hace décadas es un mal que no se puede parar.
En esta pieza, Estrada refleja lo ocurrido en México durante la guerra con el narcotráfico que se inició durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, el mandatario que dio continuidad al Partido Acción Nacional tras Vicente Fox.
La dictadura perfecta: el gobierno a través de los medios
La más reciente de las películas de Luis Estrada es una mofa poco con muy pocos filtros sobre las presidencias de Enrique Peña Nieto y Vicente Fox. En ella se hace notar la forma en la que las televisoras se han prestado a formar la opinión pública y la agenda política de la nación para actuar a favor o en contra de intereses privados.
La historia sigue la vida del gobernador Carmelo Vargas, quien busca en convertirse en una estrella política por medio de la manipulación de la información. Al final, la empresa decide realizar una serie de reportajes sobre los avances en la entidad que servirán para limpiar su nombre.
Como la campaña sale mal, la televisora decide optar por crear una campaña mediática para seguir la historia del secuestro de un par de niñas a fin de desviar la atención. El fenómeno crece a nivel nacional, por lo que incluso la compañía termina incidiendo en la investigación criminal, obstaculiza la justicia y evita publicar información verídica sobre Vargas, quien es evidenciado por haber cometido asesinatos, actos corruptos y fraudes en contra del pueblo.
Esta producción recupera una etapa reciente de la vida pública; critica los excesos del poder y la intervención de los medios de comunicación en la vía pública, así como la tendencia de la clase política de usar dinero público para mantener su carrera.
-ELHERALDODEMEXICO