Veinte millones de jóvenes latinos ni estudian ni trabajan

Se les conoce como “ninis”, quieren progresar pero la deserción escolar y el empleo precario los sentencian

Por MARÍA VICTORIA OJEA e ISABELLE SCHAEFER.

Miriam tiene 24 años y vive en Argentina. La rodean sus tres hijos y el cuarto viene en camino. A simple vista, la vida parece haberle enseñado mucho más de lo que cualquier joven de su edad ha vivido. Tiene la ilusión de terminar la escuela y de trabajar. Sin embargo, pone todo su deseo en que sus hijos sean los que tengan oportunidades de progresar, las que ella no tuvo.
“No quiero que sean como yo”, dice.
Ella tiene algo en común con otros 20 millones de jóvenes en América Latina: son “ninis”, es decir que “NI estudian NI trabajan”, un fenómeno que afecta una de cada cinco personas de entre 15 y 24 años en la región.
En un estudio lanzado hoy, el Banco Mundial indaga sobre el fenómeno de los ninis, los riesgos y las posibles soluciones.
Identikit: mujer, joven y con familia
Según el estudio, las características fundamentales de los ninis son:
Casi el 60% proviene de hogares pobres o vulnerables.
Las mujeres representan 2/3 de la población nini de América Latina. Los factores de riesgo más importantes son el matrimonio precoz y el embarazo adolescente.
Las mujeres son mayoría pero los hombres son los que han contribuido al incremento del número de ninis en la región. A medida que ellas se incorporaron al mercado laboral, en un contexto en el que la creación de empleos es limitada, a ellos les resulta más complicado obtener un trabajo.
El camino más común para convertirse en un nini es la deserción escolar para empezar a trabajar – muchas veces en el sistema informal –seguido del desempleo y la falta de posibilidad de encontrar un algo formal por falta de formación.

¿Por qué debería importarnos?
Si bien la tasa de ninis de la región está por debajo del promedio mundial de 22%, existen varios riesgos en esta población. El primero tiene que ver con la productividad. El estudio revela que a medida que hay más ninis, los ingresos se reducen. Es decir, alguien que es nini hoy, dentro de 20 años, cuando esté en sus mayores años de productividad, es mucho más propenso a tener menos ingresos que quien no lo fue.
“El efecto adverso de los ninis en los ingresos no sólo reduce el producto total de la economía debido a una menor productividad laboral (el motor del crecimiento). También obstaculiza la igualdad. Una incidencia de ninis más alta en los hogares pobres y vulnerables exacerba las desigualdades existentes”, afirman los expertos en estudio.
Asimismo, el fenómeno de los ninis contribuye a la delincuencia, las adicciones y la desintegración social, especialmente en algunos países. Por ejemplo, el estudio revela que en México, entre 2008  y 2013, cuando se triplicaron las tasas de homicidios, también aumentó significativamente la cantidad de ninis.

Evitar el abandono y mejorar la empleabilidad
Las principales soluciones tienen que ver primero con evitar que la población de ninis crezca. En pocas palabras, impedir el abandono escolar.
“Algunos países sudamericanos y México, que tienen tasas bastante altas de deserción escolar en el bachillerato, pueden combinar sistemas de detección temprana para identificar a los jóvenes en riesgo de abandonar la escuela, con intervenciones socioemocionales y tutorías”, explican los autores.
Por otra parte, la reinserción en el mercado laboral y mejorar la obtención de empleo de los ninis son clave para mejorar la situación de la población de jóvenes actual. Para este caso, el estudio recomienda implementar programas de capacitación y de emprendimiento con diseños innovadores y basados en evidencia, junto con servicios públicos de empleo pueden mejorar la empleabilidad de los jóvenes.
Con colaboración de Mary Stokes, Mariana Kaipper y Julio César Casma.