Simbiosis para el sistema educativo veracruzano

Por Jorge Manzo Denes

La generación, transmisión y uso del conocimiento –la educación– es una de las actividades humanas de mayor impacto social. En ningún momento la educación deja de evolucionar y, en consecuencia, continuamente tiene aciertos y errores, todos perfectibles o remediables, como lo muestra la historia. En todos sus niveles, la educación es un servicio público que involucra a toda la sociedad en un intrincado “sistema educativo” en el que participan, entre otros factores, estudiantes, profesores, padres de familia, autoridades; estrategias, planes, programas, métodos, materiales; instituciones estatales, autónomas y particulares.

Si revisamos cómo se vinculan entre ellos los diferentes niveles educativos, veremos que uno de nuestros desaciertos, de nuestros yerros, es la baja interacción que existe entre ellos; y una aparente ausencia de normas y procedimientos. A pesar de algunos esfuerzos institucionales que sus autoridades realizan, el sistema educativo parece desarticulado.

Más allá de las cifras de analfabetismo, deserción escolar y eficiencia terminal, que merecen un análisis separado, quiero orientar esta reflexión hacia la necesidad de impulsar, desde la Universidad Veracruzana, una planeación educativa auténtica, con el propósito de estructurar una red de vinculación de todo el sistema educativo estatal que esté bien aterrizada y sea funcional: en suma, una verdadera simbiosis.

En principio, me preocupa la desarticulación que existe entre la educación media superior y la educación superior, así como los muchos contratiempos que enfrenta el estudiante en su paso de un nivel a otro.

Entre el bachillerato y la Universidad existen pocos vínculos curriculares. Generalmente, el estudiante no cuenta con el acompañamiento y la orientación vocacional necesarios para definir, según sus aptitudes y capacidades, la profesión en la que podría obtener un mejor desempeño. Además, en ese camino encuentra que es recibido por un examen de admisión que, en pocas horas, definirá si sus años de educación media superior lo hicieron apto para continuar con su proceso formativo o no.

Así, quienes egresan del bachillerato y aspiran a ingresar a la Universidad Veracruzana se enfrentan a dos realidades: los espacios disponibles son muy limitados con relación a la demanda y, de manera histórica, siguen la tendencia de optar por carreras como Medicina, Derecho o Administración, por mencionar algunas. La razón de esta tendencia debe analizarse con detalle; al parecer, los aspirantes desconocen la amplitud del abanico de opciones que tienen para continuar con su formación universitaria.

Una posible causa podría ser la limitada prospección y planeación entre los diferentes niveles educativos. Desde el Gobierno se han realizado esfuerzos loables, como los del Consejo Interinstitucional Veracruzano de Educación (CIVE), diseñado para trabajar en la planeación y programación de la educación en la entidad. Este tipo de esfuerzo debe consolidarse y tener de mayor impacto para el tránsito de los estudiantes en los diferentes niveles educativos.

En la Universidad Veracruzana tenemos el reto de incrementar el número de estudiantes que podemos aceptar en cada convocatoria. Para ello, debemos difundir, oportunamente, la oferta diversificada en todas sus regiones; analizar el examen de admisión, más otros elementos de juicio para aceptar o no a un aspirante: sus competencias, valores, actitudes, entorno, rendimiento académico y promedio del bachillerato, situación social y financiera; y, sobre todo, ir adaptando este proceso a las nuevas disposiciones federales para una reorganización de los mecanismos de aceptación de aspirantes, a fin de que puedan asegurar un lugar en alguna de las cinco sedes de la UV.

En el detalle de esta idea tenemos un gran reto, cada región universitaria deberá atender a una cantidad importante de aspirantes y ofrecer carreras que respondan a la vocación regional, con la actualización y creación de nuevas licenciaturas, posgrados y demás modalidades de enseñanza. Sólo así vamos a lograr un desarrollo equitativo de todas las regiones, disminuir la brecha que hay entre ellas e incrementar la posibilidad de aceptación de estudiantes, a fin de que la gran mayoría, o todos, encuentren un espacio para realizar sus estudios universitarios.

Mi proyecto para contender por la Rectoría de la Universidad Veracruzana está fundado en la construcción de un nuevo paradigma, según detallo en textos previos. Esto se refiere, fundamentalmente, a impulsar y consolidar diferentes modalidades de enseñanza que, a la par del vínculo que se establezca con la educación media, permitirán una mejora en la formación de nuestros estudiantes y futuros profesionales.

Sólo con una perspectiva de crecimiento y de conjunción de voluntades, de simbiosis en el sistema educativo estatal, será posible consolidar un proyecto en que todos los actores pasemos de la preocupación a la ocupación, con el compromiso de solucionar el grave problema que implica atender a la población estudiantil que tiene deseos y posibilidades de superación profesional. Más información en jorgemanzo.org

*Aspirante a la Rectoría de la Universidad Veracruzana; científico de esta casa de estudios en el campo de las neurociencias, con especialidad en el autismo; docente del Doctorado en Investigaciones Cerebrales; profesor con perfil PRODEP; miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel 3) y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Fue Coordinador de la Maestría y Doctorado en Neuroetología, así como fundador y director del ahora Instituto de Investigaciones Cerebrales, y ha sido organizador de múltiples actividades docentes, así como conferencista en diversas instituciones. Es evaluador de proyectos Conacyt y revisor de manuscritos científicos en diversas revistas especializadas internacionales. Autor de numerosos artículos científicos nacionales e internacionales. Comentarios y sugerencias: contacto@jorgemanzo.org y jmanzo@uv.mx