Para qué aprender
Mtra. Irasel Negrete Ronzón
«El aprendizaje es un tesoro
que sigue a su propietario durante toda la vida»
Herbet Spencer.
Estamos disfrutando de unas merecidas vacaciones que nos sirven no sólo para descansar y relajarnos sino también para pensar en maneras de reinventarnos, por lo que en esta ocasión reflexiono sobre la importancia de aprender ya que a cualquier edad estar en constante aprendizaje es muy importante pues no sólo acrecentamos nuestro conocimiento y mejoramos nuestras habilidades sino que también adquirimos experiencias que nos enriquecen como seres humanos.
Aprender es un proceso transformador y liberador, no ayuda a comprender mejor lo que vivimos, además de que nos dota de mayor seguridad, nos permite tomar mejores decisiones y nos incita a ser más curiosos y creativos, afortunadamente en la actualidad hay diversas maneras de acceder al conocimiento, si bien los maestros (físicos) son importantes, ahora contamos con recursos virtuales como libros electrónicos, páginas web, podcast, tutoriales entre otros medios, cuando decidimos aprender de manera autónoma debemos ser organizados, disciplinados y sobre todo capaces de autorregularnos para poder elegir el estudio y la práctica sobre algunas otras actividades que sean recreativas y más “divertidas”.
Además de la disposición y deseo que se requiere para aprender, considero que algo clave para lograrlo y mantener este apetito por el conocimiento es rodearnos de personas que se apasionen por el estudio, la actualización y el descubrimiento porque eso nos va a contagiar y animar a ser curiosos, exploradores y críticos con lo que observamos y vivimos, un ingrediente indispensable que nos estará impulsando a saber más y disfrutar el proceso será la motivación.
Otro dato relevante sobre el aprendizaje es que cuando nosotros aprendemos, estamos ejercitando nuestro cerebro lo que da como resultado mayores conexiones entre ideas, de pronto vemos coherencia entre temas o situaciones que parecían aisladas y generamos nuevas ideas y saberes.
Aprender nos da la oportunidad de participar en experiencias que nos acercan a nuevas oportunidades ya que también incide positivamente en nuestras emociones y sentimientos debido a que podremos gestionarlos con mayor facilidad y por ende nuestro comportamiento irá cambiando, ya que nos volveremos más adaptables a los cambios a los que estamos sometidos día a día bajando así los niveles de estrés, es decir, al aprender adquirimos habilidades que nos permiten ahorrar tiempo y energía, cuestión que incidirá en nuestra salud física y mental.
Aprender es un proceso continuo que al volverse un hábito mejora nuestra productividad y efectividad, por lo tanto, mejora nuestra calidad de vida en general, ahora bien, no sólo se trata de aprender sino de aprender a aprender, es decir, estar consciente de la complejidad de lo que es aprender, ser capaz de analizar lo que aprende, y de en qué medida se hace y cuáles son los procesos con los qué logra ir aprendiendo. Para lograr ese “aprender a aprender” lo primero es tener claros nuestros objetivos, elegir contenidos que nos gusten y motiven, utilizar técnicas de aprendizaje, poner en práctica lo que aprendemos y por último evaluar lo aprendido.
No importa si eres estudiante o profesionista, tener la capacidad de aprender te ayudará a ser organizado, productivo, crítico, congruente, creativo, adaptable, independiente, reflexivo, entre otros., en resumidas palabras puedo decir que el aprendizaje es vital tanto para nuestra mente como para nuestro espíritu.