Honorabilidad
Mtra. Irasel Negrete Ronzón
«El éxito sin honor es el mayor de los fracasos”.-
Vicente del Bosque
Ser honorable en cualquier área de nuestra vida resulta importante pues habla de nuestra integridad, de nuestros valores y nuestra responsabilidad, en el caso especial de los docentes, la honorabilidad es básica, se manifiesta en nuestro actuar, en el ejemplo que damos a los alumnos y también en el trato que les damos.
Actuar con honorabilidad significa comportarse de manera ética, moral y justa en todas las situaciones, al hacerlo, nuestra autoestima se fortalece porque nuestros principios y valores se mantienen intactos, comportarnos así nos hace sentirnos poderosos para desenvolvernos con mayor confianza en cualquier situación además, de la autoconfianza que ganamos, las personas que nos rodean nos verán con mayor respeto puesto que generaremos en ellos una imagen de confiabilidad y responsabilidad, lo que a su vez hará que nuestras relaciones personales y profesionales se vean mayormente favorecidas.
Aunado a todo lo anterior, como la honorabilidad abona y contribuye al bien común, cuando nosotros actuamos en esa línea, inspiramos a otros a hacer lo mismo, creando un ambiente más ético y justo en la sociedad al ser docentes, con nuestro ejemplo, muy seguramente nuestros estudiantes irán replicando esta forma de comportarse en su entorno inmediato lo que podría repetirse como una reacción en cadena.
Al ser líderes en muchas ocasiones nos corresponde tomar decisiones éticas sentiéndonos en aprietos o con dudas sobre cómo actuar de forma que sea la idónea, es ahí donde la honorabilidad nos permitirá decidir sin titubeos debido a que dichas decisiones serán las justas y moralmente correctas lo que a su vez nos hará sentir con menor estrés y culpa pues al actuar con justicia, no deberán haber sentimientos negativos.
Trabajar nuestra honorabilidad requiere decisión, esfuerzo, compromiso y práctica constante, algunas estrategias para cultivarla son: asumir nuestra responsabiliad, tanto de nuestras acciones como de nuestras decisiones, trabajar en nuestra capacidad de reconocer y gestionar nuestras emociones cuando permitimos que las emociones antecedan y dominen nuestro racioncinio, es muy probable que actuemos de manera deshonesta o injusta,por otro lado, como somos seres en constante aprendizaje, podemos aprender de lo demás y buscar la retroalimentación de personas a quien nosotros veamos como modelos, es decir, siempre tener una actitud de crecimiento y mejora nos ayudará a construir la honorabilidad que deseamos.
Por último y no menos importante, quiero agregar que el ser maestros honorables no sólo impacta al convertirse en un arquetipo de valores y conductas sino que a partir de esta cualidad creamos ambientes favorables para el aprendizaje, (se vuelven lugares seguros en donde los estudiantes encuentran el acompañamiento efectivo, la evaluación justa, el trato digno, entre otros), es ahí donde los alumnos aprenden a resolver conflictos de manera pacífica, a trabajar en equipo y sobre todo a aceptar, reconocer y valorar las diferencias. Un maestro honorable y apasionado con su labor inspira a que cada quien sea su mejor versión y disfrute del proceso de enseñanza – aprendizaje.
Para concluir, ser honorables no es una cualidad privativa de los docentes, sino de cualquier profesional que desea tener un impacto positivo en la sociedad para provocar en los demás el deseo de actuar con integridad, justicia y responsabilidad.