Escuela Experimental: 60 aniversario

Por René Sánchez García*

Recuerdo que fue por la mañana del jueves 23 de enero del año de 1974, cuando por primera vez ingresé a las instalaciones de la Escuela Secundaria y de Bachilleres “Experimental”, que se encontraba en la casona marcada con el número 9 de la calle de Nicolás Bravo en el centro de la ciudad de Xalapa. En esos momentos la profesora Carmen Vargas Delgadillo, directora del plantel, me daría posesión como subdirector de dicha institución educativa.

Mi primer acto fue acompañar a la citada profesora a entregar boletas de calificaciones parciales a los alumnos del ciclo de secundaria. En mi recorrido por cada uno de los salones, me pude percatar que se trataba de un viejo inmueble carente de todo equipo necesario para transmitir los conocimientos fundamentales de la cultura a los niños y jóvenes de ese momento, pero también pude percibir que se trataba de un plantel distinto a los que conocía.

Los niños y niñas de secundaria trabajaban por la mañana y las tardes, incluyendo los sábados. En las primeras horas se impartían los conocimientos de las ciencias y después de la comida, regresaban a trabajar en las distintas actividades artísticas y talleres tecnológicos que se ofrecían. En cambio, los jóvenes del bachillerato laboraban sólo por las mañanas, cursando un plan de estudios que resultaba toda una novedad para ese momento.

Uno de mis primeros retos fue conocer a fondo ese plan de estudios de bachillerato. Se trataba de algo muy parecido a lo que ofrecía el Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM en la ciudad de México. Fue un trabajo bastante laborioso y de adaptación que los profesores asumieron cumplir, pues más que improvisar, tuvieron que investigar y construir sus propios programas. Para los alumnos resultó todo un éxito haberlo trabajado y de provecho para cursar los cursos de iniciación universitaria de la Universidad Veracruzana.

Varios asuntos llamaron mi atención de este plantel que me tocó dirigir hasta el año de 1997. En primer lugar la Técnica Freinet que se ofrecía, misma que apoyaba a las demás asignaturas de dicho ciclo. La imprenta y su revista bimestral señalaban, de manera impresa, los intereses y sueños de los estudiantes. Otro aspecto fue el de las exposiciones de trabajo de todas y cada una de las asignaturas y en donde participaban los alumnos del bachillerato. Estas exposiciones semestrales eran evaluadas principalmente por los padres de familia.

Considero que desde su fundación, la escuela y sus profesores ofrecían una educación de calidad. Me tocó vivir hasta 1980, la preferencia de los padres hacia el plantel, pues el número de fichas para nuevo ingreso resultaba siempre insuficiente y el número de recomendaciones para que los niños ingresaran aumentaba considerablemente. La escuela no estaba en condiciones físicas para tanta solicitud, por lo que se ingresaba mediante un examen muy riguroso, de conocimientos generales y habilidades cognitivas.

De igual manera llamó mi atención el cómo los padres de familia de ambos ciclos eran pieza fundamental para el buen funcionamiento del plantel. Ese contacto con ellos, que igual utilizaban los profesores para lograr éxito en sus asignaturas, fue sin duda la clave que hizo posible la construcción de su nuevo y actual edificio, situado en la colonia 21 de Marzo de esta misma ciudad y utilizado desde el mes de septiembre de 1980.

Fue precisamente el profesor y licenciado Carlos Manuel Vargas Sánchez, quien en el año de 1980, primero en el acto de inauguración de la biblioteca que lleva su nombre y después en una ceremonia de fin de cursos, quien señaló que el plantel fue fundado en el mes de febrero del año de 1959, deseando dar continuidad al jardín de niños y la escuela primaria, anexos a la Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rebsamen”, pero ahora en los ciclos de secundaria y bachillerato. Hemos de recordar que nuestro fundador era profesor en aquellos años de dicha escuela formadora de docentes y de la facultad de Pedagogía de la Universidad Veracruzana.

El licenciado Vargas Sánchez deseaba una enseñanza fundamentada en la lectura y comprensión de las ciencias y artes clásicas de la antigüedad, contenidos que en las aulas se pudieran relacionar en todas las asignaturas para lograr conceptualizar. Pero también introducir en el proceso de la enseñanza todas aquellas técnicas de la nueva escuela activa que estaban en boga en Europa y en los EU por los años sesenta. Relaciones que se introdujeran en las actividades artísticas y tecnológicas que el plantel ofrecía en ese momento.

Más tarde, en 1990 se puso en marcha a nivel nacional la reforma a la educación secundaria. La escuela “Experimental” fue seleccionada como plantel piloto en Veracruz para observar y registrar los aciertos y errores de este nuevo plan. La escuela optó por el trabajo por áreas en un primer intento que no pudo dársele continuidad y cambió a asignaturas. Cada mes se enviaba a la SEP todo cuanto sucedía en todos los aspectos técnico-pedagógicos. El ensayo resultó exitoso, sobretodo en la manera en que los alumnos manejaban los contenidos y los relacionaban con otras asignaturas, pero principalmente con los sucesos de la vida diaria.

Igual por aquellos mismos años noventa en Veracruz se modificó el bachillerato. No sólo en dividirlo en 6 semestres, sino para modificar sustancialmente sus programas de estudio y así  adecuarlos a la modernidad. La escuela “Experimental” fue seleccionada como piloto para antes de su puesta en marcha oficial en 1993. Recuerdo el trabajo excelente de las academias escolares para diseñar los programas. Tres años después  salieron oficialmente los elaborados por especialistas, acompañados por sus libros de texto. Lo cierto es que todo ello resultó una experiencia inolvidable para los profesores, alumnos, padres de familia y principalmente para las autoridades educativas estatales, quienes tomaron en cuenta nuestras observaciones.

Terminé mi labor como subdirector en el año de 1997 y mi estancia como docente en 2004. Guardo en mi memoria gratos recuerdos de mi quehacer directivo y docente, así como el cariño y la amistad de miles de alumnos y muchísimos compañeros docentes que pasaron por esos 30 años de mi vida laboral. Si pudiera de nuevo ser docente, sin duda alguna escogería de nuevo a mi Escuela Secundaria y de Bachilleres “Experimental”.

La escuela ha respondido siempre a las necesidades de la sociedad jalapeña y principalmente a la demanda de los habitantes de las colonias de su alrededor. Hoy cuenta con turno vespertino y también con cursos sabatinos o también llamados abiertos. Y con el mismo entusiasmo que lo hizo su fundador en el año de 1959, todos los directivos y profesores lo han seguido  mantenido hasta este momento. Todo ello con la finalidad de aportar lo mejor de sí a la educación de las nuevas generaciones de jóvenes y adolescentes. Nada ha sido en vano en estos 60 años de labor continua, los alumnos egresados dan muestra en todos los ámbitos laborales de su profesionalismo y entrega, de su laboriosidad y eficacia, de sus valores y compromiso, no sólo en sus labores cotidianas que desarrollan, sino principalmente en su buena conducción como seres humanos.

Que la Escuela Secundaria y de Bachilleres “Experimental”, siga adelante siempre y que cumpla muchos más años en su labor de educar niños y jóvenes útiles para la sociedad.

sagare32@outlook.com