El Inifed y las escuelas instantáneas
La nueva reforma educativa 2019 elimina el Inifed, Instituto Nacional de la Infraestrucura Física Educativa, y abroga su ley general.
Los encargados de la construcción, rehabilitación y reforzamiento de las escuelas serán las autoridades educativas locales y padres de familia y maestros a través de comités escolares de administración participativa. ¿Es nuevo este procedimiento, rechazado por los críticos de la nueva reforma educativa? No, no es nuevo, y un camino como el que el gobierno federal intentará tuvo éxito en otros momentos.
Desde el nacimiento de la república y las escuelas lancasterianas nuestros antecesores en el servicio educativo han buscado crear escuelas y optimizar recursos. En los años 60 del siglo pasado hubo una solución para resolver su fabricación de manera ágil. Una revista transnacional, en su edición de diciembre de 1962, fechada en Argentina, publicó un procedimiento mejicano (sic) exitoso bajo el título Escuelas instantáneas de Méjico. ¿Qué procedimiento seguía la creación de esas escuelas ‘instantáneas’? La nota firmada por Robert Strother narra lo siguiente:
“Hace tres años, en los alrededores de la Ciudad de Méjico, media docena de obreros levantaron una magnífica escuela para 60 alumnos en las pocas horas que median entre el desayuno y la cena. Dos días después, ya seca la pintura, repicaba la campana llamando a las primeras clases”. Añade Strother: “La escuela ‘instantánea’ que visitábamos era el prototipo de un nuevo sistema revolucionario de construcciones prefabricadas que ha permitido emprender una gran campaña de erección de escuelas en todo el territorio del país. En el curso del año pasado, cerca de 3 mil de éstas escuelas –la mitad de ellas con vivienda para el maestro- fueron levantadas por los habitantes de cada localidad, casi todos voluntarios. Según este programa, comenzado por el presidente Adolfo López Mateos en 1959, se habrán construido 39 mil aulas nuevas para 1970”. En ocho años, casi 5 mil anuales; la nota es de 1962.
¿Quién paga y quién trabaja? La respuesta la da Strother. “Las instituciones de servicio social, los sindicatos de trabajadores y las asociaciones de padres de familia, contribuyen con dinero, al par que sus miembros se brindan a trabajar como voluntarios, ya conduciendo camiones, mezclando hormigón o instalando cañerías y cables de energía. Este programa mejicano es objeto de atención mundial, y con sobra de razón. La Unesco considera que la solución que Méjico está dando al problema de proveer de escuelas a la creciente población, debe ser adoptada por otros países en desarrollo”. Y nos enteramos quién fue en esos años el diseñador del programa: fue obra del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez quien a los 42 años de edad tenía ya 20 de experiencia en la planificación de escuelas. El proyecto que presentó el arquitecto ganó el gran premio de la duodécima exposición arquitectónica de Milán en 1960.
“El modelo básico, que cuesta solamente la mitad de lo que costaría la construcción tradicional, incluye viguetas de acero, pernos, puertas, ventanas, tubería, instalación eléctrica, bancos, sillas, pizarras, una colección de 50 libros, un proyector de diapositivas, un radiorreceptor y tocadiscos y un motor de gasolina para generar fuerza eléctrica si no la hay en la localidad. Ninguna pieza más de 50 kilos.” Dice Strother: “Cerca de Puebla observamos a una cuadrilla de ocho hombres levantar la armazón entera de una escuela modelo de seis por nueve metros, en dos horas (…) En Huauchinango (…) las mismas unidades básicas sirvieron para hacer una escuela de dos pisos con un total de 10 aulas (…) El gobierno envía los materiales no en una remesa sino conforme se van necesitando”.
“La pared central que separa las aulas (respecto) de la vivienda, es una de las razones principales del bajísimo costo de la escuela. Se llama un “muro húmedo” porque es en realidad un depósito de agua prefabricado de material plástico. A él se conectan directamente lavamanos, bebederos e inodoro por el lado de las aulas, y el cuarto de baño y el fregadero de la cocina por el (lado) de la vivienda (…) Jóvenes oficiales del ejército, con conocimientos sobre arquitectura o ingeniería, contribuyen a la cruzada con sus habilidades para la construcción y su talent para la construcción.”
Un sitio en la red (bit.ly/2Ay8Sp8) informa que “esta solución se exportó a 17 países de América Latina, India, Italia, Indonesia y Yugoslavia: fueron unas 150 mil unidades las construidas con este mismo proyecto de Aula-casa rural”. Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013) tuvo entre sus multiples obras el Estadio Azteca, el Museo de Antropología, la Basílica de Guadalupe y el Palacio Legislativo de San Lázaro.
¿Es muy grave que desaparezca el Inifed? La experiencia de nuestros abuelos indica que no necesariamente. Yendo sesenta años atrás encontramos una experiencia mexicana exitosa como la que pretende el gobierno federal hoy. Yendo más atrás, en el Eclesiastés, encontramos preguntas y respuestas como las siguientes y que pueden memorizar los críticos del proyecto. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo bajo el sol.
Twitter @WenceslaoXalapa