Diversidad UV
Por Jorge Manzo Denes*
Diversidad; el concepto parece simple pero en esa sencillez está precisamente su valor, un valor que me propongo utilizar para que la estrategia de cambios garantice mejoras. Cuando hablamos de estudiantes hablamos de muchos tipos, por tanto hay cosas con respecto a ellos que debemos observar con cuidado.
En la UV hay muchos muy destacados, los que se esfuerzan y progresan, pero hay otros que tienen diversos problemas, por lo que su avance muestra serias dificultades. Esto se detecta en el examen de ingreso, en la encuesta socioeconómica y en el sistema de información institucional. Es por ello por lo que resulta urgente impulsar un programa para desarrollar la excelencia estudiantil, un programa para estudiantes de alto rendimiento, y un programa de apoyo a los estudiantes en riesgo que evidencien dificultades producto del ambiente en el que se desarrollan, más que de la persona.
Los académicos tampoco somos ajenos a ella. Hay muchos excelentes, con reconocimientos y acreditaciones, altamente productivos, reconocidos en el país y en el extranjero; pero también tenemos aquellos que luchan cada día para mejorar, que no han logrado la excelencia que requiere el perfil deseable para un académico de la UV.
Ante esta circunstancia, retomo la propuesta que se ha hecho repetidamente desde hace varios años, la UV necesita un programa de desarrollo de la carrera académica, urgente, a pesar de los estímulos y apoyos que ya existen. Sabemos que los académicos son fundamentales, por lo que no podemos escatimar en su desarrollo, también hay que reconocer que lo que se haga debe mantener un alto compromiso con las funciones de docencia, generación y difusión del conocimiento, y con la vinculación y la extensión universitaria; las mejoras futuras deben construir las fortalezas que requerimos para que la UV sea una institución que cumpla de mejor forma con su misión de formar profesionales de calidad, con sólidos valores y principios y socialmente funcionales.
En el nuevo paradigma universitario contaremos con programas institucionales de apoyo a estudiantes y académicos a partir de la diversidad; es nuestro deber dirigir acciones concretas y efectivas partiendo de un análisis cuidadoso y detallado de la situación actual. El mismo razonamiento también es apto para el desarrollo de Facultades, Centros o Institutos.
Hay diferentes niveles, diferentes configuraciones, diferentes necesidades, diferente potencial, todo eso lo sabemos porque se cuenta con información de la situación real de cada entidad. La gestión institucional deberá revisarse sobre esta base, romper con la visión burocrática de seguir haciendo lo mismo de siempre, de que una directora o director se siente en su escritorio a firmar papeles y que su función principal sea solamente participar en reuniones convocadas o en eventos institucionales.
Se necesita que el equipo de gestión y la muy valiosa comunidad administrativa, técnica y manual de la Universidad, sea proactivo ante la diversidad e impulse el desarrollo de sus funciones para beneficio de la institución. El nuevo paradigma universitario, en este frente, deberá regirse por los princpios de legalidad, calidad, eficiencia, competencias y equidad de género. Esta valiosa comunidad conoce la realidad y problemáticas de la gestión universitaria y debe ser tomada en cuenta por la administración para atender puntualmente los procesos antes de que se presenten los problemas y, sobre todo, buscar soluciones inmediatas a las complicaciones existentes.
Destaco otra diversidad, las regiones universitarias, que son tan heterogéneas que parecen diferentes universidades. Por un lado está Xalapa, que concentra múltiples características y cuenta con mayores beneficios; sigue Veracruz, con su propia historia casi equivalente; no obstante, cuando pasamos a las regiones de Córdoba-Orizaba-Ixtaczoquitlán, Poza Rica-Tuxpan y Coatzacoalcos-Minatitlán-Acayucan, vemos una enorme diversidad de tamaño y de desarrollo.
or tanto, en el nuevo paradigma para la UV propongo desarrollar a cada región con su propio potencial. Se deben diseñar y desarrollar planes y programas específicos para cada una, reconocer sus fortalezas, pero también sus retos; estos últimos determinados por el entorno, por las comunidades a las que atienden, por sus perspectivas y visiones desde lo local.
Es obvio que se deben realizar cambios institucionales para garantizar la autonomía de gestión de las regiones universitarias, y esto debe ser desde la planeación misma, pasando por la administración de los recursos y llegando hasta la rendición de cuentas. No podemos continuar con una institución tan centralizada y desigual para con las regiones, se debe atenuar el centralismo que, sin lugar a duda, ha inhibido su crecimiento y desarrollo; atender la diversidad será uno de los retos mayores del nuevo paradigma universitario que juntos estamos construyendo.
* Es científico de la Universidad Veracruzana en el campo de las neurociencias, con especialidad en el autismo; docente del Doctorado en Investigaciones Cerebrales; profesor con perfil PRODEP; miembro del Sistema Nacional de Investigadores y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias. Fue Coordinador de la Maestría y Doctorado en Neuroetología, así como fundador y director del ahora Instituto de Investigaciones Cerebrales, y ha sido organizador de múltiples actividades docentes, así como conferencista en diversas instituciones. Es evaluador de proyectos Conacyt y revisor de manuscritos científicos en diversas revistas especializadas. Autor de numerosos artículos científicos nacionales e internacionales.
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