Con vocación para desempeñarnos con pasión
Por Irasel Negrete Ronzón
“Una sociedad en la que la vocación y el trabajo se separan de la mayoría de le gente, crea gradualmente una economía que es a menudo carente de espíritu, que llena con frecuencia nuestros bolsillos a costa de vaciar nuestras almas”.- Sam Keen
No sólo es importante que nosotros como docentes nos dediquemos a esta profesión por vocación para desempeñarla de manera óptima poniendo en práctica cada día las estrategias necesarias que permitan a nuestros estudiantes lograr los aprendizajes esperados; hay algo más en lo que los profesores tenemos que influir, que es proporcionar el andamiaje necesario para que los educandos encuentren su propia vocación, la cual de acuerdo con el investigador Gerardo González (2006), es un proceso de la personalidad que se va conformando a partir de las motivaciones e intereses que genera la constante práctica social, y que de manera cultural y afectiva, nos impulsa a desarrollar una especialización productiva.
En mi caso, no sólo el hecho de que provengo de una familia relacionada con la docencia fue lo que hizo esta profesión algo conocido y agradable para mí, conforme fue pasando el tiempo, descubrí que tengo vocación para la misma ya que me apasiona ser promotora, coordinadora y facilitadora del aprendizaje, rara vez siento los días pesados con los alumnos, pasar tiempo con ellos es algo que disfruto y ver sus logros es algo que me entusiasma y me motiva, además de ello, cotidianamente me descubro pensando en nuevas estrategias o proyectos para llevar a cabo con ellos, y dentro de todo ese interés que tengo por el bienestar de los escolares que tengo a mi cargo, también existe el deseo por apoyarles para que descubran su vocación y sean exitosos.
Cabe mencionar que aunque no forzosamente siempre se debe tener vocación para ejecutar bien un trabajo, considero que un individuo que se dedica a lo que le apasiona tiene más oportunidades de sentirse pleno porque se realiza a través de lo que desempeña ya que está en su ambiente y en este puede ser creativo, propositivo, libre, auténtico.
Todos los sujetos tenemos la oportunidad de encontrar nuestra vocación, investigadores del tema identifican 3 etapas en la vida de las personas para el descubrimiento de su profesión, la primera ocurre entre los 6 y 11 años cuando los niños juegan a lo que van a ser de grandes, después de esa etapa está la que ocurre entre los 12 y 17 años en donde los adolescentes identifican sus habilidades y por último, la tercera etapa comprende de los 18 en adelante, momento en el cual, los jóvenes toman decisiones orientadas a lograr sus propios objetivos con base en las experiencias vividas y seleccionar una carrera.
Algo relevante que debemos saber es que no sólo tenemos vocación para una actividad, podemos tener vocación para varias profesiones debido a que esto está muy relacionado con el tipo de inteligencia preferente así como con las habilidades personales, empero, hay algo sustancial en el descubrimiento de la vocación que es el contexto, es decir que por lógica si una persona desconoce un tema o actividad no puede saber si tiene afinidad con ello, y es ahí en donde entramos los docentes, a través de las distintas asignaturas, la manera de impartirlas (misión, visión, propuestas didácticas, ambiente escolar, entre otros factores) puede servir de apoyo a los educandos para proponerles diversos espacios de oportunidad enfocados en el crecimiento personal para que ellos focalicen sus afinidades, además, recordemos que en el caso de la educación secundaria, los estudiantes estén identificando habilidades, por lo que si no les proporcionamos el andamiaje necesario para reconocer su potencial y gustos, con mayor dificultad encontrarán su vocación y puede ocurrir que en la edad adulta sean sujetos que se frustren fácilmente por no sentirse valoradas.
Además de lo que podemos implementar en clase a través de las asignaturas, podemos apoyarnos en test vocacionales que permitan a los jóvenes hacerse conscientes de lo que les gusta y por ende seleccionar su actividad profesional con base en sus rasgos personales; el Psicólogo John Holland en su teoría clasifica a las personas en 6 categorías: emprendedor, social, práctico, investigador, artista o convencional y para conocer el perfil vocacional de los individuos diseñó un test de orientación vocacional el cual podemos encontrar en línea si queremos conocer más de nuestros escolares.
Para finalizar, dedicarnos a la profesión por la que tenemos preferencia nos genera felicidad y la felicidad hace que cada día sea una oportunidad de innovar y ser exitoso, así que, tengamos en mente que una persona que se dedica a lo que le llena de satisfacción independientemente de la remuneración económica que reciba será un sujeto positivo y necesario para la sociedad.