Autonomía UV, una forma de vida: integrantes de la Junta de Gobierno

Por Claudia Peralta Vázquez*

La Universidad Veracruzana (UV) celebró en noviembre 2016 sus primeras dos décadas de autonomía, facultad que le ha permitido autogobernarse mirando de cara a la ciudadanía, a la que rinde cuentas y entrega a los profesionales que habrán de construir una mejor sociedad.

Al respecto Ricardo Corzo Ramírez, integrante de la Junta de Gobierno (JG) de la UV, destacó la participación de los miembros de este organismo y de la comunidad universitaria en los procesos que tiene competencia.

“A 20 años se puede decir que la JG está consolidada y sus procesos para elección respetan el valor y aquilatan el liderazgo de quien va a ser elegido, porque corresponde a este órgano designar al Rector, a los secretarios de Administración y Finanzas y Académico, así como al Contralor General de esta casa de estudio”.

Corzo Ramírez explicó que la autonomía debe considerarse una forma de vida y un proceso institucional, ya que cada integrante de la comunidad académica es responsable de enseñar con plena libertad de cátedra y cada autoridad debe manejarse de acuerdo al interés de su comunidad. “En conjunto, ambos deben tener la capacidad de autogobernarse”.

Recordó que antes de que la Universidad fuera autónoma, la decisión de elegir al Rector dependía directamente del gobierno o del gobernador en turno.

Actualmente, existe respeto a una instancia de poder como lo es el Ejecutivo del estado, pero no puede tener injerencia en las decisiones de la Universidad.

“La JG tiene la responsabilidad de elegir al Rector o Rectora; que el poder político no intervenga en las cuestiones académicas, científicas, humanísticas y artísticas, es una tendencia que en América Latina nos distingue.”

Corzo Ramírez aseveró que dichas áreas necesitan tener independencia para ser creativas y logren formar profesionistas libres; en consecuencia, debe ser una institución que no esté apegada a ningún interés mercantil o religioso.

La presidenta en turno de la JG, Elena Rustrián Portilla, puntualizó que es claro que la autonomía es un “parteaguas” en la historia universitaria, que le ha permitido actualizarse a los tiempos, evolucionar y recuperar su papel social, subrayó.

Afortunadamente se cuenta con autonomía académica; sin embargo, la presupuestal y administrativa no se da y limita un poco el actuar universitario, pues de algún modo las estructuras que crea el Estado representan un mayor control de los recursos.

Afirmó que la autonomía es un proceso institucional: “es el ideal de cualquier universidad que genera ideas, que permea en el pensar y en el actuar y en la toma de decisiones; no sólo es un ente formador de profesionistas, sino que tiene una visión más humanista y cercana a la realidad”.

El profesor-investigador Ragueb Chaín, quien fue integrante de la primera Junta de Gobierno, reconoció que con la autonomía se abrió la posibilidad de que frente a las agresiones a las instituciones de educación superior se pueda actuar con independencia, porque la designación depende de sus propios pares y del reconocimiento de la comunidad universitaria.

Opinó que la labor actual de la Universidad debe orientarse a consolidar la autonomía de los Cuerpos Académicos (CA) y de los organismos institucionales que rigen la vida universitaria.

Para fortalecerla, expresó, no podemos depender de los recursos estatales, por el contrario, incrementarlos a partir del conocimiento y proyectos que sirvan a la sociedad.