El cardenalato de Don Sergio Obeso, una bendición para nuestra comunidad diocesana
Este nombramiento trasciende fronteras familiares, geográficas, regionales y culturales.
Por Irineo Pérez Melo*
El cardenalato de Don Sergio Obeso Rivera “es una bendición para nuestra comunidad diocesana, es una caricia del amor de Dios que nos impulsa en la evangelización y nos inspira el amor de Cristo en clave de servicio”.
Lo anterior se desprende del comunicado dominical emitido por la Oficina de Comunicación Social del Arzobispado de Xalapa, signado por el presbítero José Manuel Suazo Reyes, quien pidió que “demos gracias a Dios por este nombramiento cardenalicio que trasciende fronteras familiares, geográficas, regionales y culturales.
Recordó que el pasado 28 de junio, en la Basílica de San Pedro en Roma, ante la presencia de miles de feligreses que asistieron a esta ceremonia o que lo siguieron a través de los diferentes medios de comunicación, se llevó a cabo un Consistorio Ordinario Público donde el Papa Francisco creó 14 nuevos cardenales procedentes de 11 países, expresando con ello la universalidad de la Iglesia. Entre estos 14 se encuentra S.E.R. Sergio Obeso Rivera, el nuevo cardenal mexicano, veracruzano y xalapeño.
El acontecimiento de la designación de Don Sergio Obeso como Cardenal de la Iglesia Católica, confirma lo que ya existía en el corazón del pueblo de Dios, se trata de un justo reconocimiento hecho por el obispo de Roma. Su cardenalato llena de una gran alegría y gozo a toda su grey que lo conoce como padre, pastor, maestro, amigo y un gran interlocutor.
Don Sergio Obeso es un hombre de Dios, pastor cercano, misionero incansable, obispo sabio, humilde y sencillo, hombre recto e íntegro, con una gran capacidad de interlocución, de exquisita conversación y privilegiado sentido del humor. Nos llena de un sano orgullo que ahora forme parte de este círculo cercano del Santo Padre. Cómo él mismo lo dijo en la Eucaristía en San Pablo Extramuros, este cardenalato, le permitirá agregar una intención más: orar más insistentemente por el vicario de Cristo.
Ciertamente, como su mismo lema episcopal lo expresa, Virtus In Infirmitate, “fuerza en la debilidad”, la Gracia de Dios es la que ha guiado toda la vida de Don Sergio y la que ha producido abundantes frutos en su persona. La gracia de Dios no ha sido estéril en él. Don Sergio es un hombre de fe y de un gran servicio a la Iglesia, lo expresa ahora a su edad, al aceptar este reconocimiento como voluntad de Dios, en franca disponibilidad y obediencia al Santo Padre.
En su discurso a los nuevos miembros del Colegio Cardenalicio, el Santo Padre centró su mensaje en el tema del servicio al prójimo. La máxima aspiración del cristiano, como nos lo enseña Jesús en el evangelio, debe ser siempre la de servir a los otros, siendo capaces de entregar la propia vida por los demás.
“La única autoridad creíble es la que nace de ponerse a los pies de los otros para servir a Cristo”. Es esa la mayor condecoración que podemos obtener, servir a Cristo en el pueblo fiel de Dios”. El servicio a los demás cobra vida “en el hambriento, en el olvidado, en el encarcelado, en el enfermo, en el tóxico dependiente, en el abandonado, en personas concretas con sus historias y esperanzas, con sus ilusiones y desilusiones, sus dolores y sus heridas”. Actuando de esta manera, la autoridad del pastor tiene sabor a Evangelio. Esto ha sido una constante en el ministerio de Don Sergio Obeso, se indicó por último.