Suena Beethoven en México
La soprano María Katzarava se presentó con la Filarmónica de la CDMX en una gala
Cientos de personas compraron su bote de palomitas, un refresco y hasta nachos con queso para escuchar la Sinfonía No. 9 en re menor opus 125, del compositor alemán Ludwig van Beethoven (1770-1827), como parte del 250 aniversario de su nacimiento, con un concierto gratuito e histórico que se realizó ayer en la Arena Ciudad de México.
El concierto fue interpretado por la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM), con estrellas del canto como la soprano María Katzarava, la mezzo Carla López-Speziale, el tenor Dante Alcalá y el bajo Carsten Wittmoser, cantantes acostumbrados a los grandes escenarios internacionales, quienes ayer pisaron un foro poco común.
La asistencia se arremolinó en el foro desde las 15:00 horas. Según cifras de la OFCM, asistieron 12 mil 500 personas; la Secretaría de Cultura local aseguró que fueron 10 mil asistentes, y, según fuentes en el lugar, no rebasó los 7 mil, tres cifras distintas que coinciden en un punto: todos querían conocer un poco de música clásica, como lo comentó Martin Mejía, un vendedor de libros que da clases particulares en una universidad privada.
También hubo estudiantes de la FES Iztacala, músicos del norte de la ciudad, estudiantes de preparatoria, del Colegio de Ciencias y Humanidades Naucalpan y de casas de cultura de la zona.
Pero antes del histórico concierto, el sonido ambiental hizo dos anuncios importantes para escuchar la gala, mientras el lugar sostenía un ambiente parecido al de las salas de cine o al Palacio de los Deportes cuando espera algún partido de la NBA.
Informó que el concierto constaba de cuatro movimientos para orquesta, voces solistas y coro, y que “es muy común aplaudir sólo al finalizar la totalidad de la obra, por lo que no aplaudamos entre los movimientos, para dejar así una gran ovación al final del concierto”.
Y el segundo: “mantener los teléfonos celulares en modo silencio o apagados para permitir el disfrute pleno de la música y sus silencios”.
Sin embargo, ambos consejos fueron tirados por la borda y si estas instrucciones hubieran sido para sobrevivir en una isla desierta, seguramente la mayoría de los asistentes habría muerto.
El concierto transcurrió con la intensidad que ameritaba la Novena, con una orquesta que se esforzó al límite, aunque el sonido ambiental no le hiciera justicia. Lo mismo sucedió con los solistas y el Coro Filarmónico Universitario que, pese a calidad de sus voces, lucieron un sonido opaco y demasiado ecualizado.
Así lo consideraron algunos de los asistentes. “A mí sí me pareció muy malo el sonido. No tuvo la calidad de las funciones streaming que he visto en el Auditorio Nacional”, comentó Jaime Aguilar.
Según datos de la Novena de Beethoven, orquestada por Scott Yoo, esta obra nunca fue escuchada por el compositor, debido a que fue creada entre 1822 y 1824, durante la última década de vida del autor y bajo su irreversible sordera.
Y tal como lo comentó hace unos días el propio Yoo, “esta obra dejó una escuela en la que una sinfonía debía significar algo más por el bien de la música” y habría que entender que “sin Beethoven, la música clásica no sería hoy reconocida. Digamos que hay un antes y un después de esta obra”.
Pese a todo, el concierto fue aplaudido y la ovación final fue cerrada y entregada a músicos y cantantes. Sin embargo, la asistencia pidió algún encore para completar la velada, lo cual no les fue concedido, pese a que muchos sólo acudieron a conocer a María Katzarava, la impresionante soprano que ha triunfado en Europa y permanecerá en México por unos meses más.
Al finalizar el concierto, Yaira Guillén, quien estudió piano y hoy trabaja como formadora en un call center, definió el concierto como “emotivo e increíble”, aunque pidió que se informe bien a las personas para que no aplaudan entre movimientos.
«Creo que hacer este tipo de eventos –y más si son gratuitos– sensibiliza a la gente a no escuchar música ordinaria como el reggaetón. Y sería un insulto que después de presenciar la Novena, saliéramos a escuchar ‘Si a ti te gusta el reggaetón, dale…’”,dijo la mujer.
Por su parte, Julio Toledo, director del grupo de música cubana La nueva nostalgia, aseguró que la esencia del concierto fue maravillosa, “aunque me hubiera gustado que hubiera más gente porque quedaron muchos lugares vacíos”, concluyó.
*Tomado de Excelsior