Saint-John Perse, un sufista diplomático

 

Héctor M. Magaña

Saint-John Perse es un latinoamericano por error, que nació el 31 de marzo de 1887 en la isla de Saint-Leger-les-Feuilles, cerca de Guadalupe, Antillas francesas. Al momento de abrir sus ojos al mundo fue atacado por las visiones del paisaje y nunca logró recuperarse. Las Antillas nunca las visitará nuevamente, pero su presencia será un constante.

Con estilo exquisito, Perse evoca imágenes como un conjurador evoca sortilegios. Para bien o para mal, sus conjuros alcanzaron a pocos, pero siempre a los mejores: fue leído y traducido por T. S. Elliot al inglés y al español por Jorge Zalmeda, pero su “hermetismo” no le dio un gran público lector. Vivió una doble vida: Alexis Leger, el diplomático y Saint-John Perse, el poeta. Como diplomático, Alexis Leger conoció el mundo y presenció sus convulsiones políticas; como poeta, Saint-John Perse fue “el hechicero negro que sentenciaba en la despensa: ‘El mundo es como una piragua que, volteando y volteando, no sabe ya si el viento quiere reír o llorar.’”

En Anábasis (1924) cruza lo clásico con lo moderno para crear una obra evocadora de imágenes de un viaje que, inspirado en el desierto de Gobi, permite al poeta sumirnos en los espacios del espíritu (“¡Tierra arable del sueño! ¿Quién habla de edificar? –He visto la tierra distribuida en vastos espacios y mi pensamiento no se distrae del navegante.”)

Para Perse el final del viaje es el exilio (Exilio, 1945) en Long Beach Island en Estados Unidos. “Extranjero, sobre todas las playas de este mundo, sin audiencia ni testigo, lleva a la oreja del Poniente una concha sin memoria:/ Huésped precario en la raya de nuestras ciudades, no franquearás el umbral de los Llyods, en donde tu palabras no tiene curso y carece de título tu oro…/ ‘Habitaré mi nombre’, fue tu respuesta a los cuestionarios del puerto. Y sobre la mesas del cambista, nada tienes que mostrar que no sea turbio,/ Como esas grandes monedas de hierro exhumadas por el rayo.”

Saint-John Perse comparte con el sufismo la idea de viaje interior. Sus versos oscuros, parecen evocar a los viajes del alma que van desde la infancia hasta la madurez. Su inicio accidentado en las Antillas hasta Long Island Beach puede ser para diplomático un gran viaje, pero para el poeta es solo “semá”, un girar sobre sí mismo.