Predicen futuro de la barrera de hielo de Ross en la Antártida

Una antigua estructura geológica que restringe el flujo de agua del océano puede jugar un papel crítico en el futuro retroceso de la plataforma de hielo Ross, la mayor de la Antártida.

Las plataformas de hielo son enormes extensiones de hielo flotante que frenan el flujo de hielo antártico hacia el océano.

El proyecto ROSETTA-Ice, un estudio de recolección de datos multiinstitucional de tres años sobre hielo antártico recopiló datos de la enorme plataforma de hielo de Ross, que ayuda a disminuir el flujo de aproximadamente el 20 por ciento del hielo en tierra de la Antártida hacia el océano, equivalente a 11,58 metros del aumento global del nivel del mar.

El hielo de la Antártida ya se está derritiendo a un ritmo acelerado.

Predecir cómo cambiará la plataforma de hielo a medida que el planeta continúe calentándose requiere entender las complejas formas en que el hielo, el océano, la atmósfera y la geología interactúan entre sí.

Para obtener una mejor comprensión de estos procesos, el equipo multidisciplinario de ROSETTA-Ice se acercó a la plataforma de hielo de Ross de manera muy similar a los exploradores que visitan un nuevo planeta por primera vez. El equipo se enfrentó al desafío clave de cómo recopilar datos de una región del tamaño de España, y donde el hielo, que con frecuencia tiene más de 300 metros de espesor, impide que se realicen inspecciones más tradicionales de los fondos marinos.

La solución fue IcePod, un sistema único en su clase diseñado para recopilar datos de alta resolución en las regiones polares. IcePod se desarrolló en el Observatorio de la Tierra Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, y se instaló en un avión de carga. Sus instrumentos miden la altura, el espesor y la estructura interna de la plataforma de hielo, y la señal magnética y de gravedad de la roca subyacente.

Cada vez que el equipo volaba a través de la plataforma de hielo, el magnetómetro del IcePod (que mide el campo magnético de la Tierra) mostraba una señal plana y casi invariable. Es decir, hasta la mitad de la plataforma de hielo, cuando el instrumento cobró vida, mostrando grandes variaciones, como el latido del corazón en un cardiograma. Cuando el equipo hizo un mapa de sus resultados, quedó claro que este «latido» siempre aparecía en el centro de la plataforma de hielo, identificando un segmento previamente no mapeado del límite geológico entre la Antártida Este y Oeste.

*Tomado de La Jornada