Descuidar la ciencia y tecnología es suicida: José Sarukhán
‘La ciencia debería tener y jugar un papel, lo que no podemos hacer es cortarnos las líneas de información con los datos científicos y el trabajo de la comunidad académica del país’, afirma.
Dejar de invertir en investigación y ciencia, así como en las universidades, es “suicida”, asevera José Sarukhán Kérmez, miembro de El Colegio Nacional.
En entrevista con El Financiero, el exrector de la UNAM refiere que en el contexto de la pandemia del COVID-19 que ve “terriblemente mal”, la ciencia “está muy maltratada” en nuestro país.
Dejar de invertir en investigación y ciencia, así como en las universidades, es “suicida”, asevera José Sarukhán Kérmez, miembro de El Colegio Nacional.
En entrevista con El Financiero, el exrector de la UNAM refiere que en el contexto de la pandemia del COVID-19 que ve “terriblemente mal”, la ciencia “está muy maltratada” en nuestro país.
“La ciencia debería tener y jugar un papel, lo que no podemos hacer es cortarnos las líneas de información con los datos científicos y el trabajo de la comunidad académica del país”, afirma.
-Si antes de la pandemia era urgente invertir en ciencia, ¿ahora es más urgente?
-Sin duda, porque sino es cortarse la comunicación, cómo salir de un embrollo, de una situación en la que no tenemos claridad y dejar de tener información de cómo proceder. Yo creo que eso es bastante suicida.
Para el también miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y de la Royal Society de Londres, las universidades son donde se hace la mayor parte de la investigación del país.
“No necesariamente en las áreas de salud, porque eso ocurría –y no sé ahora– en los institutos nacionales de salud, pero digamos que en muchas otras áreas, que no sean de las cuestiones clínicas de salud, pero es en los institutos de investigación donde ocurre ese trabajo.”
Para el actual coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), el recorte del 75 por ciento en gastos operativos de la administración pública federal simplemente impide que haya gestión de gobierno.
“Por lo menos en muchas de las áreas que yo conozco, no entiendo cómo con una reducción de ese tipo se puede pretender que se pueden seguir cumpliendo las funciones que cada una de las áreas tienen encomendadas a hacer”, sentencia.
De acuerdo con Sarukhán Kérmez, es necesario, además, apoyar el trabajo que conduce hacia un buen manejo racional y sustentable de los recursos naturales, lo cual tiene que “ver con la forma y los criterios con los que estamos utilizando energía”.
“Lo que estamos viviendo es consecuencia del maltrato, de la mala relación, de los grupos humanos en todo el planeta hacia la naturaleza. Si eso no lo cambiamos –yo no lo creo que vamos a cambiar– la ruta es creciente y habrá más severos conflictos ambientales y, en consecuencia, sociales, políticos y económicos”, añade.
– ¿Cuál es su principal preocupación en el contexto de la pandemia del COVID-19?
- Primero, la vida de las personas. El costo humano de todo esto es verdaderamente muy triste, muy fuerte, y después por las condiciones en las cuales la gente va a tender a regresar a las condiciones usuales. Pero después también (saber) si vamos a ser capaces de dedicar y actuar sobre las cosas que tenemos que cambiar de la organización de la vida, de las finanzas, del comercio, de la forma de operar en este país y en todo el mundo, de esto que yo creo que es inescapable, lo veo muy difícil porque no veo mucha decisión concreta.
Para el biólogo, el otro tema de mayor preocupación ante la pandemia del COVID-19 es el desempleo de la población más vulnerable. “Es un problema importantísimo, por lo que no se puede improvisar de golpe y porrazo algo que no estaba sólido y desarrollado previamente. Lo que se necesita es dar oportunidades (a la población que vive) del comercio informal, porque de eso vive la gente todos los días, cómo ayudarles para que empiecen a tener realmente empleos más formales y sólidos, menos vulnerables”.
José Sarukhán, quien fue rector de la UNAM entre 1989 y 1997, fue fundador del Instituto de Ecología y la Conabio, de la que es coordinador nacional, y autor diez libros, entre ellos Las musas de Darwin (1988), Capital natural de México (2008), Defensa legal contra delitos ambientales (2014) y El cambio climático. Causas, efectos y soluciones (2016).
*Tomado de El Financiero